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Música

La rapera de Auschwitz canta en Santa Clara

Esther Bejarano, probablemente la rapera más vieja del mundo, realiza una primera gira por Cuba.

Santa Clara

Esther Bejarano, probablemente la rapera más vieja del mundo, se presentó esta semana en Santa Clara durante su primera gira por Cuba, en el empeño confeso de desalentar los fascismos emergentes y difundir un mensaje antirracista con los recursos del arte.

La artista judía nació hace 92 años en territorio disputado por Alemania y Francia, y sufrió trabajos forzados en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, cuya orquesta femenina integró como acordeonista.

El espectáculo presentado en Santa Clara es resultado de la colaboración entre Bejarano y los raperos de Microphone Mafia, descendientes de migrantes que defienden la misión ideológica del arte y, no obstante, hacen buena música.

Con textos en yiddish, alemán e italiano, Microphone Mafia fusionó ritmos folclóricos y populares con obras de propaganda política en un singular concierto de rap que acogió la sala Margarita Casallas de El Mejunje, el más conocido centro cultural de Villa Clara.

"No estoy en buena forma", se excusó Esther Bejarano ante el público, en alusión a la gripe que acompañó su presentación en el centro de Cuba. De cualquier modo, la artista rindió una extensa velada que incluyó sus palabras a otras mujeres en Auschwitz: "Nosotros vamos a vivir y vamos a sobrevivir tiempos malos. Viviremos a pesar de todo".

Fuentes de la comitiva de la artista refirieron que esta breve gira por Camagüey, Santa Clara y La Habana, fue ideada por la propia Bejarano en su deseo de visitar la Isla, aunque contó con la colaboración de organismos culturales cubanos, particularmente la Agencia Cubana de Rap.

Su militancia política, consagrada por la solidaridad de las reclusas comunistas de Auschwitz, motiva este viaje a Cuba, donde aspira a explorar la relación entre el sistema político y el racismo, declararon acompañantes de la artista.

Explorar la situación de la comunidad judía asentada en la Isla, otro interés de Esther Bejarano, condujo a los artistas por sinagogas y cementerios habaneros. La población hebrea del país, muy numerosa hasta la mitad del siglo XX, disminuyó tras las migraciones motivadas por la revolución de 1959.

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