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Literatura

Nonardo Perea: 'Soy un poco como Almodóvar'

El ganador del Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka 2017 se sincera: Ha sufrido abuso físico y verbal por ser homosexual, ha sido travesti y se considera feminista.

La Habana

El escritor y artista visual Nonardo (Michel) Perea Enríquez acaba de ganar el Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka 2017 con la obra Los amores ejemplares. A diferencia de quienes ven en este galardón un premio político, él considera importante participar en los concursos para publicar. "Me interesa dar a conocer mi obra, mi novela no es política. Es una historia de amor, donde incluyo temas sociales. Para mí, el Kafka es un concurso más, no me interesa que lo cataloguen como político".

En Cuba, ha ganado premios como el Ada Elba Pérez y el Camello Rojo, ambos de cuento, y el Félix Pita Rodríguez de novela, además de varias menciones. Hace tiempo no participa en concursos nacionales.

"No sé si es paranoia, pero noto que en los concursos nacionales no me tienen en cuenta. Después veo las cosas que se publican y no son buenas. Envié a este concurso porque sé que es de las bibliotecas independientes y me sentí con más posibilidades".

Nonardo Perea ha publicado los libros Vivir sin Dios (2009), colección de cuentos que esperó ocho años en la Editorial Extramuros antes de ser publicada, y la novela Donde el diablo puso la mano, Premio Félix Pita Rodríguez, 2012. Lo que muchos ignoran es que solo estudió hasta el octavo grado y fue diagnosticado con "retardo en el aprendizaje".

"Antes era horrible para los homosexuales. Los alumnos y los profesores te abrían un fuego terrible. Me convertí en un niño problemático, no iba a la escuela. Mi mamá me becó y fue peor. Estaba en séptimo y me pusieron en un albergue de noveno grado. Sufrí abuso físico y verbal. Me gritaban 'loca, maricón'. Recibí golpes hasta de profesores", relata.

"Como no iba a clases y no sabía nada, cuando llegaban las pruebas finales los profesores me llevaban para la cátedra y me daban un examen para que lo copiara y aprobara. No era solo conmigo, había otros muchachos que eran unos cafres. Los alumnos no podían suspender", recuerda.

"Cuando terminé octavo me sacaron de la beca para una escuela. Pero ya yo le tenía fobia. Un médico me hizo un papel que decía que yo tenía problemas en el aprendizaje y entré en una escuela de conducta a aprender carpintería. No me sentía mal, pero también me fugaba. Finalmente, comencé a trabajar en la cerámica a los 19 años".

'Escribía cosas de terror'

Comenzó a escribir a los 15 años, aún estaba en la beca y a sus amiguitos le gustaba lo que hacía.

"Escribía cosas de terror malísimas. Después empecé en el taller literario de la Casa de Cultura de Marianao y ese mismo año gané un premio en el encuentro de talleres literarios. Después estuve en el taller literario de Alamar, donde aprendí muchísimo. Luego supe del Centro Onelio Jorge Cardoso y apliqué durante cinco años. Me aceptaron al sexto".

Pese a sus premios, menciones y publicaciones no es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

"Hice la solicitud, pero cuando fui a buscar el resultado me dijeron que no me aceptaban. Sin embargo, a personas que no han ganado ningún premio y solo han publicado un libro las aceptaron".

Ha hecho dos exposiciones de fotografía. Es el modelo de las fotos que luego manipula con Photoshop. En 2008 ganó el Primer Premio en el Concurso de Cuento Heraldos Negros, convocado por Voces de Cambio, y pudo comprar una computadora de uso para dejar de escribir a mano. También empezó a "cacharrear" Photoshop; así nació su primera exposición personal, Miss Pop, en 2011.

'Soy un poco como Almodóvar'

En sus fotos, aparece vestido de mujer. Durante un período de su vida fue transformista y luego decidió travestirse a tiempo completo. Pero su etapa como travesti fue corta.

"Siento que luzco mejor vestido de mujer y me siento más cómodo. Estoy bien con mi sexo, no siento que me sobra, pero me gusta que la imagen sea femenina. En la literatura, mis personajes son casi todos femeninos; soy un poco como Almodóvar".

"Empecé en el transformismo a principios de los noventa, en una casa del Reparto Capri. Ahí trabajaba incluso Imperio, que ahora es muy famosa. Yo hacía de Madonna, pero estuve allí poco tiempo, no me gusta el mundo del transformismo porque hay mucho veneno, mucha rivalidad", dice.

"Tuve suerte, llegó un muchacho que tenía un grupo de modelos y quería un transformista que hiciera la variedad. Hizo un casting. Todas las transformistas se emperifollaron, se pusieron lo mejor. Yo estaba vestida como una cenicienta. Hice mi show y al muchacho le interesó. Estuve en ese grupo de modas hasta que se acabó y después empecé a vestirme de mujer para la calle. Fue mi etapa de travesti. Llegué incluso a hormonarme, pero dejé de tomar las pastillas porque me inhibían el deseo sexual. No tenía erección".

"No me siento una mujer. Mi novio actual me ve como un hombre. Cuando fui travesti tuve parejas masculinas que eran lo que llamamos vulgarmente bugarrones, no les gustaba tocarme el pene o besarme. Todo era sexo anal".

Nonardo se define como feminista. Actualmente, tiene un proyecto audiovisual que consiste en entrevistar a mujeres artistas e intelectuales, sin visibilidad en los medios.

En el mundo audiovisual se inició como actor en los cortometrajes de jóvenes realizadores amigos suyos. Luego empezó a realizar sus propios trabajos. Él mismo escribe el guión, actúa y edita.

Además de sus libros publicados, ha escrito la novela Las muertes que nos tocó vivir, de la cual DIARIO DE CUBA ha publicado fragmentos, y Alguien tiene que quererme, Mención en el Concurso Paco Mir. Ha diseñado las cubiertas de sus dos libros usando sus propias fotos. Imágenes suyas han sido usadas para las cubiertas de los libros de otros autores.

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