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Televisión

«El mundo empieza en el muro del malecón»

Una entrevista con Susana Pérez.

Miami

En Cuba, Susana Pérez era la dama de las telenovelas, pero en Miami, los cubanos que llegaron en la década del 60, colombianos, venezolanos, argentinos, mexicanos y angloparlantes poco la conocen. A Susana le daban en la Isla el Premio Nacional de Actuación, cuando confesó en Miami que se quedaba. ¡Fue una pedrada! El Ministerio de Cultura la silenció.

No entiendo, ¿por qué te fuiste de Cuba?

Me asqueé. Es difícil explicar. Nunca me persiguieron. Ni me obligaron a interpretar personajes que no me gustaban. Pero cada vez que salía de la Isla, el regreso era peor. Me ahogaba. Me irritaba estar ahí. Y llevaba mucho tiempo separada de mis hijos. Llegué a Miami de visita y decidí quedarme a disfrutar de mi hija, de mi nieto.

Tus protagónicos en las telenovelas 'El Rojo y el Negro', 'Rosas a crédito', 'Sol de Batey', cautivaron a los cubanos, ¿no extrañas la fama que tenías en la Isla?

Por primera vez en 40 años no tengo al público encima, mirándome, juzgándome, y eso me alivia. Pero no te puedo negar que extraño el amor del público de la Isla, me acostumbré a su cariño. ¡Duele, duele mucho!

¿Cuántos hijos tienes?

Dos. Una hija abogado que vive en Miami desde hace 4 años y un hijo actor, Roberto San Martín, el Tito de la película Havana Blues que vive en Madrid y, en estos momentos, hace en la televisión española la serie Amar en tiempos revueltos.

¿Ayudaste a tu hijo en su formación como actor?

No creo que pueda enseñar teóricamente lo que he aprendido en la práctica. No soy graduada del Instituto Superior de Arte. Cuando comencé en la TV no existía el ISA. Luego no me dejaron entrar, porque no tenía el certificado de preuniversitario. ¡Qué ironía! Muchos años después me llamaron para ser profesora de ese Instituto.

¿Cómo te hiciste actriz?

Por una convocatoria en busca de actores jóvenes que en 1969 hizo la televisión. Ahí comenzaron Jorge Villazón, Evelio Taillacq, Yolandita Ruiz. Mi primera telenovela fue Primavera en Budapest que dirigió Silvano Suárez.

¿Por qué, si protagonizaste más de veinte telenovelas, no brillaste en el cine?

No estaba casada con ningún director cinematográfico. Ya sabes los matrimonios ICAIC: Mirtha Ibarra con Gutiérrez Alea, Daysi Granados con Pastor Vega; Eslinda Núñez con Manolo Herrera; Idalia Anreus con Manuel Octavio Gómez; Ana Viñas con Luis Felipe Bernaza…

Pero estás muy bien en 'Aunque estés lejos' de Juan Carlos Tabío.

Ya en la decadencia del ICAIC, cuando no había dinero para hacer películas, es que me ofrecen algunos personajes interesantes. Hice un solo protagónico, en Perfecto Amor Equivocado, con Gerardo Chijona. En el filme de Tabío hay dos historias, la realidad y la ficción, yo encarno la ficción. En el cine cubano he interpretado personajes cortos, pequeñitos, a los que le he tenido que sacar el máximo, para que se den cuenta que trabajé ahí…

Hay quien dice que a los cubanos se nos da la televisión pero no el cine.

Hay películas cubanas que pasan los años, las vuelves a ver y te gustan, otras que a los tres años te hacen gritar ¡qué película tan mala! Yo salvaría  Las doce sillas, Memorias del Subdesarrollo, La muerte de un burócrata, todas de Titón, y basadas en novelas. Los buenos guiones originales no abundan en el cine cubano.

¿Crees que tantas malas películas sean parte del desastre?

¡El todo es decir todo! En Cuba en revolución, lo comercial era diversionista. Fíjate en el nombre del ICAIC, Instituto de Arte e Industria cinematográfica, el arte por delante de la industria. Se pretendía hacer cine de arte y lo que salía era un cine divorciado del público… Hoy día es peor, porque la Isla está en ruinas, y los únicos largometrajes  que pueden realizar son coproducciones. Aparece un productor extranjero con una historia absurda que no tiene nada que ver con Cuba, ¡y qué remedio!

¿Como te recibieron en Miami?

Llegué un noviembre y en febrero estrenaba en teatro Tengamos el sexo en paz, de Darío Fo. Después hice Regreso a Casa y Cartas de Amor. He hecho radio; en la telenovela Pecadora (Venevisión), encarné la madre del protagonista, una mala malísima; y en el canal America TeVé, actué en el humorístico La Flor de Hialeah… A veces me encuentro con una cubana que se fue en los 60 que no me conoce, pero viene con una joven, que vino en los 80, y me saluda.

¿Es Miami lo que esperabas?

No me la imaginaba así. La Habana, Madrid, Barcelona, tienen un centro. Miami es un interminable reparto. Quizá el centro sea el downtown, con sus rascacielos de oficinas, o Miami Beach, con su arquitectura art deco y sus restaurantes frente al mar. Pero South Beach está tomada por los jóvenes y el downtown a las 7.00 de la noche es un desierto. A mí me gusta mucho caminar, pero no en el desierto. En Miami se usa el carro para ir a la esquina, al mercado. Nadie camina las calles. Y eso me produce una enorme soledad.

¿Extrañas La Habana caminadora?

Extraño la Habana en mi memoria, donde la gente paseaba y se saludaba a su paso. Esa Habana que ya no existe, donde uno se sentaba en Coppelia a charlar con amigos.

¿Qué opinas de la televisión hispana que se hace en Miami?

Hay dos televisiones hispanas. Están las cadenas nacionales y los canales locales. Telemundo está produciendo bastante, Univision tiene la voluntad de producir más. Además compran telenovelas de Perú, y Colombia. Y la televisión local… bueno… pues es la televisión local, están haciendo un esfuerzo.  ¡Qué te voy a decir!

¿Y qué me dices de las telenovelas que se ven en Hialeah?

La telenovela es un subgénero, los buenos y los malos. En Europa y en la televisión anglo lo que se ve son series de tres o cuatro capítulos. Las telenovelas tienen 30 o 40 capítulos, se estiran, se reiteran, caen en la tontería. A las telenovelas las ves o no las ves. A mí me pagan por actuarlas no por verlas. ¡Veo los noticieros!

¿No te preocupa que en la Isla se olviden de ti?

Ese olvido lo sufrieron miles de artistas cubanos antes que yo. A los que nos quedamos en el exterior, nos borran. Nuestro nombre no se volverá a mencionar en la prensa. Nuestra imagen no volverá a la televisión. No importa el éxito que tengamos fuera, una vez quedado, el artista deja de existir… Yo vine a conocer a Celia Cruz cuando salí de Cuba. ¡Te imaginas!

¿Qué me dices del exilio de terciopelo? ¿No son privilegiados?

La cultura cubana está regada por el mundo. Muchos artistas hemos roto con el régimen, otros, el llamado exilio de terciopelo, residen con permiso en Madrid, en México, conservan sus casas en la Isla, pero tanto unos como otros, no tenemos un país detrás que nos respalde, estamos en desventaja con los mexicanos, con los colombianos, nos presentamos en cualquier ciudad, y ¿quién nos va a ver?, ¿quién nos apoya?

Artistas cubanos de Miami protestan que no tienen oportunidades, que la poca televisión en español está controlada por México, Colombia, Venezuela.

Vargas Llosa en La Tía Julia y el escribidor cuenta cómo en los años 50, traían a la televisión peruana los libretos de la CMQ, pero con la revolución, Cuba construyó una muralla ideológica. Hoy, los artistas cubanos de Miami no tenemos un país detrás y el que tenemos no le interesa a nadie. Las cadenas de televisión hispana transmiten para 30 millones de mexicanos. A los cubanos sólo nos quedan los canales locales de Miami que, con poco dinero, hacen lo que pueden.

¿Qué opinas de las protestas en contra de los artistas de la Isla que contratan en Miami?

Si protestamos por que el artista que llega de Cuba le quita el trabajo al artista de Miami, seguimos en la misma intolerancia que se vive en Cuba. La democracia, el mercado libre obedece a las leyes de la oferta y la demanda. Si eres bueno tienes trabajo. Lo que no me parece justo, es que los actores, cantantes, músicos, pintores cubanos de Miami no puedan presentarse en la Isla. La tolerancia tiene que ser de ambos lados.

¿Tienes fe en los cambios que se están haciendo en Cuba?

¡De qué cambios hablas! Son remedios caseros para un enfermo de cáncer, parches, remiendos que no van a ninguna parte.

¿Saliste de Cuba hace tres años, crees que todavía hay cubanos que apoyen el régimen?

Hay tres generaciones de cubanos que nacieron con la revolución, aquello es lo único que conocen. A mí que era actriz y tenía acceso a alguna información me costó trabajo darme cuenta de dónde vivía. Una tiene que salir de su país para entender que el mundo no se acaba en el muro del malecón, sino que el mundo empieza en el muro del malecón.

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