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Sociedad

Crece la lucha por el reparto del mar

En Jaimanitas, al oeste de La Habana, la crisis y el precio del pulpo tensan la vida de los pescadores.

La Habana

No se trata de un conflicto entre naciones, son los pescadores y buzos de Jaimanitas que se debaten por defender sus "zonas de pesca".

Uno de los pescadores insignias del pueblo, Joaquinito, cuenta que la zona costera de este pueblo habanero se dividió desde hace varios años por áreas.

"Fraccionamos el mar y lo repartimos entre los pescadores que participamos en aquella reunión en 2012. Se tomó un acuerdo inviolable: no trasgredir el área ajena. Esto se estuvo cumpliendo durante mucho tiempo, pero la intensificación de la crisis ha provocado que muchos pescadores se arriesguen y lo incumplan".

Cuenta Joaquinito que los problemas comenzaron en 2014, cuando algunos pescadores consiguieron linternas let y "doblaban turnos", trabajando día y noche. "La oscuridad imposibilitaba saber con exactitud el lugar donde estaba el buzo. Por eso tomamos la medida de hacer guardia nocturna. Aunque eso va en detrimento de la salud, nos garantiza nuestra seguridad económica".

En Jaimanitas existe casi un centenar de personas dedicadas al buceo y la pesca. Casi todos son padres de familias que se meten en el mar en busca del sustento para los suyos.

Cucoes miembro de una de las familias fundadoras del pueblo: los picúas, y dice que nadie se imagina todas las cosas que se pueden hallar en el mar.

"Mi zona va desde la desembocadura del río hasta el frente de mi casa. Allí abundan mojarras, salmonetes, rabirrubias, y en junio y septiembre los pargos de las corridas. No hay mucha calandraca allí, pero por mi zona pasa el correntin de la ensenada, que viene arrastrando todo lo que encuentra en el golfo y hace una recurva en la entrada del río. Antes entregábamos lo "caliente" a la policía, pero desistimos de esta práctica desde que Raulito entregó aquella paca llena de dólares y se lo llevaron preso, lo interrogaron y lo hostigaron para que confesara si había encontrado más pacas".

Ñico es pescador y buzo. Dice que ha encontrado en su zona muchas joyas perdidas por los bañistas. La más valiosa fue un brillante de un quilate que lo sacó de apuros. "Mi zona va desde la playa La conchita hasta el muro del círculo social Los Marinos. Es muy rica en calandraca y en cobos. Por ser la más cercana al canto del veril también abundan las palometas y los coronados. Es la zona más codiciada, por eso apenas tengo tiempo para dormir, con esta arremetida nocturna de los intrusos".

Otro buzo entrevistado es el viejo Chichi, uno de los pocos integrantes aún vivos del Mural de la Fama de pescadores de Jaimanitas. "Antes había respeto y solidaridad, pero eso quedó en el olvido. Ya no hay valores morales. La pesca y el buceo eran oficios de familia, hoy cualquiera que llega de otro lugar a vivir aquí viola la ética, y pesca donde quiere. Ya ha existido más de un altercado por ese motivo."

"Dividir el mar fue la única solución que encontramos para lidiar con el conflicto, pero es un surrealismo que solo se encuentra en Cuba, por más decir en Jaimanitas. Nadie se imagina los peligros que entraña la noche, donde la oscuridad del mar es una boca de lobo. Un pescador puede confundir a otro con un pez y meterle un varillazo con la escopeta, o terminar destripado por la propela de una lancha."

Joaquinito, una especie de portavoz del gremio, dice que ha estudiado el problema a fondo. Está de acuerdo que el recrudecimiento de la crisis está en la raíz del problema.

"Pero lo que en verdad ha disparado esta guerra, es el precio actual del pulpo. ¡La libra vale tres CUC, que son 75 pesos! ¿Tú te imaginas coger diez libras por el día y diez libras más por la noche? 60 CUC, 1.200 pesos. Con una semana a ese ritmo cualquiera deja de dormir, se mete donde quiera y se arriesga a lo que sea. De una cosa sí estamos claros: Hay que poner punto final antes que la batalla por el mar acabe con la vida de alguno."

"Hace unos años el Yoyo, que pescaba quelonios en un área que no era la suya, apareció ahogado en el fondo, trabado con una piedra. Imagínate tú, en el agua no hay huellas digitales. La policía dictaminó que sufrió un blackout. Pero todos los pescadores dudamos que el Yoyo haya muerto por eso".

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