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Béisbol

El último jonrón de Yulieski

Una crónica: reacciones y comentarios en las calles de La Habana a la fuga de los hermanos Gourriel.

La Habana

Lo peor de la locura es perder el sentido de la realidad. La fuga de película de los hermanos Gourriel, pasada las dos de la madrugada en Santo Domingo, corriendo hacia un van y perseguidos por un sicario de la Seguridad del Estado, tiene varias lecturas, decepcionantes todas.

Nos vuelve a recordar de la excepcionalidad del sistema cubano. Alejo Carpentier retrató magistralmente la decadencia de la efervescencia revolucionaria en El siglo de las luces. Y Antonio José Ponte lo describió con una idea exacta: Cuba es un nuevo arte de hacer ruinas. Pero me quedo con una cita del intelectual Gabriel Calaforra: "Vivimos en un caos controlado". Porque de eso se trata.

Pero demos una vuelta por La Habana para conocer opiniones sobre la huida de Yulieski y Lourdes Jr. Gourriel.

Sentado al pie de un busto de Martí, a la entrada del antiguo Instituto de la Víbora, Raciel y Junior, estudiantes de preuniversitario, debaten sobre la actuación de Cristiano Ronaldo en el último partido del Real Madrid contra el Levante.

Cuando se le pregunta sobre la marcha de los Gourriel abren los ojos asombrados. "Na, ¿que el Yuli y su hermano se fueron tumbando? Ño asere, de verdad que Cuba está en candela", dice Junior. Y un reguero de especulaciones se desata.

Giordanis, negro delgado con un peinado estrafalario, asegura: "Puro, a cualquiera que le ofrezcan cien millones de dólares es una buena razón para dejársela en la mano a esta gente. Si hubiera una posibilidad, casi todos los cubanos nos fuéramos pa'l carajo".

En la zona WiFi ubicada en el parque del Mónaco, bajo una marquesina de un cine venido a menos, también se habla de la noticia del día.

"Se van y se seguirán yendo peloteros. La vida de un deportista es corta. Y la política de contrataciones del Gobierno es muy lenta. Nadie está por la labor que una Comisión sea la que consiga sus contratos. Yulieski es la última estrella de la pelota cubana que puede jugar sin pasar por ligas menores. De cabeza pa'las Grandes Ligas. Les deseo lo mejor, aunque dicen que su padre es chivatón y hay rumores de que el Yuli estaba ajuntao con una nieta del bárbaro [Raúl Castro]", señala Odelvis.

A Leodanis, con una gorra de los Marlins, no le sorprende. "Ya Yulieski venía marcando la pira. Cuando se fue de Japón todo el mundo sabía que más tarde o más temprano se iba echando. Aquí lo trataban a cuerpo de rey por las conexiones suyas con la familia real [por los Castro]. Pero todo el mundo sabe que estaba embarajando el tiro. Con 31 años sabe que no le queda mucho tiempo para jugar pelota al máximo nivel".

En la céntrica peña beisbolera del Parque Central, la noticia detonó como si hubiese caído una bomba de racimo. Un tipo que se frota las manos para amortiguar el aire invernal que asola a La Habana dice: "Candela, van a tener que cerrar la Serie Nacional por falta de peloteros".

Todos quieren hablar a la vez y se forma una algarabía incomprensible. "Ahora sí que no le ganamos ni Angola si hace un equipo de pelota. Pero caballeros, cuándo esta gente de la Comisión [Nacional de Béisbol] se van dar cuenta que si no le resuelven contratos a los peloteros van a tener que jugar con los veteranos retirados", apunta un señor mientras se ajusta sus gafas de tosca armadura.

En los viejos taxis colectivos y paradas de ómnibus se comenta la huida de los hermanos Gourriel. Fanáticos de Industriales, como Rogelio, lo lamentan: "Nos va a faltar el tercer y el quinto palo. Pero la verdad que los Gourriel tenían un arrastre de madre. Ellos nunca ganaron nada en la Serie Nacional. Ojalá triunfen en la Yuma".

Yulieski Gourriel, de calle, era el mejor pelotero cubano de la actualidad. Cuando jugaban en Cuba, José Dariel Abreu, Yoenis Céspedes, Rusney Castillo y Héctor Olivera, por sus números, Gourriel era el número uno.

Yulieski tiene todas las herramientas para triunfar. Buen brazo, excelente a la defensa, puede robar más de 25 bases por temporada en la MLB y pegar 20 jonrones. Su asignatura pendiente son los juegos decisivos. El bate se le congela.

Más allá del ámbito deportivo, el caso Gourriel es otra evidencia, una más, del fracaso político y social del delirante "modelo" cubano.

En un país normal un deportista de alto rendimiento no tiene que saltar la cerca. El control social, la doble moral e inexistencia de libertades políticas han transformado a Cuba en una sociedad de zombis.

Baste echar una ojeada a la prensa oficial online. La misma nota publicada en Granma, fue reproducida —si acaso con una foto distinta— en las ediciones digitales de Cubadebate, Prensa Latina, Agencia Cubana de Noticias, Juventud Rebelde, Trabajadores y Radio Reloj, entre otras. De los medios que se salieron del guión oficial, en internet localizamos dos: los periódicos Escambray, de Sancti Spiritus (provincia natal de los Gourriel) y Vanguardia, de Villa Clara.

La reportera Elsa Ramos, de Escambray, telefoneó a la familia de Yulieski y Lourdes Jr. en La Habana. Yunieski, el hermano mayor, declaró: "Perdimos el contacto con ellos después del último juego, no estaban en Facebook y el celular daba apagado. Todas las noches se habían comunicado con nosotros. Nos enteramos por la misma vía de todo el mundo y no sabemos nada de ellos".

Al margen, Yunieski confirmó su incorporación a Industriales el próximo sábado, cuando se reanuda la Serie Nacional. "Yo voy a seguir jugando en los azules", aseveró.

Por su parte, Mayli Estévez, periodista de Vanguardia, escribió: "La noticia levantó temprano a la fanaticada nacional y pasó de boca en boca y de barrio en barrio: 'Los Gourriel se quedaron'. Lo dijo primero El Nuevo Herald y para hacerlo oficial se esperó la aclaración de La Habana".

De todos los sitios oficiales, el que más comentarios de lectores tenía era Cubadebate: más de 160. Algunos bastante críticos, como éste: "El cinismo se paga con cinismo. Espero que esa galleta sin manos le sirva al INDER y la Comisión Nacional de Béisbol para acabar con la mafia y el nepotismo".

Es que la gente ya no se calla. Pero no hay canales institucionales para revertir el estado de cosas. Hacer dinero es sospechoso. La autocracia fiscaliza cada uno de los sectores sociales. Es el que premia o castiga.

Esa falta de independencia y libertad es la clave de por qué la gente huye. Cuba es un manicomio gobernado por un clan de ancianos que viven en otra dimensión. Las sociedades totalitarias son culpables de crear tipos mentirosos, oportunistas y conductas impropias.

Es lo que trajo el barco verde olivo. Los hermanos Gourriel son un buen ejemplo. Su fuga despertó la ira oficial.

Julio Cesar Bayard, comentarista deportivo, pasada la 1:30pm leía con voz engolada una nota de prensa gubernamental en Radio Rebelde, condenando "la deserción ante los mercaderes del deporte".

Existe un conflicto de intereses. El régimen quiere profesionalizar el deporte, pero siendo el intermediario. Muchos peloteros quieren administrar sus finanzas y jugar en las ligas que más les convengan.

Ni Cantinflas puede entender el sofisma de la propaganda oficial.

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