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Colombia

Iván Duque asume la Presidencia de una Colombia dividida

El acuerdo de paz con las FARC, el narcotráfico, la violencia y una economía débil estarán entre sus desafíos.

Bogotá

El abogado Iván Duque asumió el martes la Presidencia de Colombia con la promesa de unir a un país dividido por el acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC, informa Reuters.

El político de derecha, que reemplazó al ganador del Premio Nobel Juan Manuel Santos, se enfrenta al desafío de ajustar el acuerdo, combatir el narcotráfico, la violencia, la corrupción y reducir las brechas sociales mejorando la cobertura de educación y salud.

"Quiero gobernar a Colombia con valores y principios inquebrantables, superando las divisiones de izquierda y derecha (...) quiero gobernar a Colombia con el espíritu de construir, nunca de destruir", dijo Duque después de jurar y recibir la banda presidencial.

Colombia se enfrenta a los retos de una economía que continúa débil, a una nueva ola de bandas criminales que se dedica al narcotráfico y a la minería ilegal ocupando territorios desalojados por las FARC, y a cobijar a más de 870.000 inmigrantes venezolanos que han llegado en busca de comida y trabajo.

Duque, exsenador del partido Centro Democrático, quiere hacer ajustes al acuerdo de paz con las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para impedir que el narcotráfico sea un delito amnistiable y obligar a que los antiguos comandantes rebeldes respondan ante la Justicia antes de ocupar cargos políticos.

"Desplegaremos correctivos para asegurar a las víctimas verdad, justicia proporcional, reparación y no repetición. También corregiremos fallos estructurales que se han hecho evidentes en la implementación", dijo Duque ante 10 presidentes latinoamericanos invitados a un acto en la Plaza de Bolívar de Bogotá, en medio de fuertes medidas de seguridad.

Duque, de 42 años, tiene el apoyo del expresidente Álvaro Uribe, un duro crítico del acuerdo de paz cuyo padre fue asesinado por los rebeldes en un fallido intento de secuestro.

Uribe, el más férreo opositor de Santos, se enfrenta a acusaciones de haber manipulado a testigos en un proceso ante la Corte Suprema de Justicia por supuestos vínculos con escuadrones paramilitares de ultraderecha. Es visto por algunos analistas como el poder detrás de Duque, a quien consideran un político inexperto.

Pero Duque, quien trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington antes de que Uribe le pidiera regresar a Colombia en 2014 para convertirse en senador, ha mostrado independencia en la conformación de su equipo de ministros y moderó sus discurso frente al acuerdo de paz.

El presidente reiteró que buscará "soluciones y no agresiones".

El pacto de paz firmado en 2016 puso fin a la participación de las FARC en más de cinco décadas de un violento conflicto que dejó más de 260.000 muertos, mientras que más de 12.000 integrantes de la exguerrilla, incluidos unos 6.000 combatientes, entregaron sus armas a la ONU y formaron un partido político.

La sociedad colombiana está dividida entre quienes respaldan que los antiguos líderes de las FARC participen en política, con los diez escaños en el Congreso que les entregó el acuerdo de paz, y los que se oponen y exigen que paguen primero con privación de la libertad por sus crímenes.

Casado y padre de tres hijos, el presidente prematuramente canoso ha prometido impulsar, a través de reducciones de impuestos a las empresas y un apoyo a las industrias extractivas del petróleo y el carbón, los principales productos generadores de recursos por exportaciones.

La economía con un Producto Interior Bruto de 315.000 millones de dólares crecerá un 2,7 por ciento este año, según el Gobierno.

Algunos han expresado su preocupación por que los recortes de impuestos propuestos puedan empeorar la situación fiscal. Duque tendrá que impulsar cambios impopulares, incluyendo una revisión de las pensiones que le permita al país preservar el grado de inversión.

Además de recuperar la seguridad en las ciudades, el presidente prometió mano dura contra las bandas criminales dedicadas al narcotráfico, las disidencias de las FARC y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), responsable de frecuentes ataques contra los oleoductos del país.

Duque, el presidente más joven en la historia reciente del país, anunció que durante los primeros 30 días de su Gobierno evaluará la continuidad de una negociación de paz que mantenía el anterior Gobierno con el ELN en Cuba.

"Quiero dejar claro que un proceso creíble debe cimentarse en el cese total de acciones criminales, con estricta supervisión internacional, y tiempos definidos. Queremos avanzar, pero el pueblo colombiano no tolerará que la violencia sea legitimada como medio de presión al Estado", advirtió.

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