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Política

'Es más fácil mantenerse en el poder organizando elecciones que prohibiéndolas', opina un experto

Nic Cheeseman, de la Universidad de Birmingham, cree que vivimos una 'seria recesión democrática'.

Londres

Después de recorrer durante 15 años el planeta analizando procesos electorales, las conclusiones a las que ha llegado Nic Cheeseman, profesor de la Universidad de Birmingham, no son especialmente optimistas.

"En la última década, ha habido un declive gradual en la calidad de la democracia", explicó a El Confidencial. "En la actualidad, casi dos de cada tres ciudadanos de todo el mundo viven bajo un sistema de gobierno que no es completamente democrático. En otras palabras, estamos en medio de una seria recesión democrática", indica. 

Cheeseman considera que, si bien hoy hay más elecciones que nunca, paradójicamente, el mundo es cada vez más antidemocrático. Es más, desde su perspectiva, los regímenes autoritarios que celebran elecciones y las manipulan resultan ser más estables que los que no permiten sacar las urnas.

"Mediante el uso de estas estrategias, los autócratas han aprendido una verdad simple pero triste: es más fácil mantenerse en el poder organizando elecciones que prohibiéndolas", señala.

El académico ha coescrito, junto a su colega Brian Klaas —de la London School of Economics—, el libro Cómo amañar unas elecciones.

Sin embargo, al mismo tiempo, el académico recalca que los votantes "desinformados suelen quedarse en casa" y los "mal informados" son lo que, a menudo, quieren cambiar el sistema o ver a un rival político permanentemente excluido del poder y esto "puede llevar a políticas antisistema, como en el Reino Unido y los EEUU, y en otras partes del mundo menos estables políticamente, a la violencia y al descrédito de la democracia en sí misma".

"Muy a menudo escuchamos decir que el número de democracias en el mundo está aumentando, e imaginamos que debe significar que el gobierno mundial está mejorando. Tal vez queremos creerlo. La reticencia a hacer demasiadas preguntas es parte del problema. Muchos de los que manipulan las elecciones están engañando tanto a su propia gente como a los observadores occidentales", añade Cheeseman.

Muchos estados convierten el derecho al voto en una carrera de obstáculos. Negros, latinos y otros colectivos son las principales víctimas de unas leyes que desprenden un sesgo discriminatorio.

Las circunscripciones se unen o dividen según convenga y, aunque resulte difícil de creer, hay minorías étnicas y sin recursos económicos a las que, a día de hoy, se les ponen muchos obstáculos para poder registrarse de manera intencionada. "A los observadores internacionales es fácil venderles el mensaje de que el sistema de registro tiene que ser complejo para evitar manipulaciones, como que la gente vote dos veces. Pero en muchas ocasiones, el proceso se dificulta por otros motivos partidistas", aclara el académico.

Cheeseman no muestra una visión optimista, al menos a corto plazo. Asegura que "las cosas empeorarán aún más antes de que mejoren".

"A medida que Europa lidia con los desafíos internos del Brexit y el aumento del populismo autoritario en Hungría y Polonia, es menos capaz de apoyar la democracia fuera de sus fronteras en lugares como Madagascar y Myanmar. Y los supuestos beneficios del giro 'America First' de Trump son evidentes para los falsos demócratas repartidos por todo el mundo", señala.

En cualquier caso, asegura que la gente está tomando conciencia de lo que ocurre, por lo que confía que en el plazo de "unos 25 o 30 años las cosas cambien".

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