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Entrevista

La mujer más feliz del mundo

La transexual Wendy Iriepa habla de su vida, de Mariela y Fidel Castro, del VIH, de su matrimonio…

La Habana

Supe de Wendy Iriepa por primera vez a través del libro En primera persona, que entrevistaba a 49 mujeres. Luego coincidí varias veces con ella en Estado de Sats, pero me tomó casi un año solicitarle una entrevista.

Wendy es mujer oficialmente desde 2007, cuando se le practicó la cirugía de reasignación sexual, definición de la que discrepa pues se siente mujer desde que tiene uso de razón. Su año de nacimiento, 1974, hace imaginar una infancia llena de incomprensión, discriminación y maltrato. Sus palabras lo confirman.

 

1. 'Me prostituí'

"Desde los cuatro o cinco años usaba los trajes de baile español de mis hermanas. La maestra de preescolar dijo a mis padres que yo no era normal. Lloraba mucho, no jugaba con varones, sino con hembras. Me enviaron al Centro de Orientación y Diagnóstico; allí, la psicóloga le dijo a mi padre que yo era amanerado y la solución era llevarme con él al trabajo y ponerme a hacer cosas duras. Mi papá me daba mucho golpe, quería que hiciera cosas de varón: 'Habla fuerte, los hombres no lloran'".

No hay tristeza ni rencor en la voz de Wendy, sino una sonrisa que la acompaña durante casi toda la entrevista.

"Los muchachos me hacían maldades, me decían 'mariquita'; no quería hacer educación física sin camiseta. Dejé la escuela en quinto grado. Di tumbos hasta llegar a una escuela especial, porque decían que mi conducta era impropia.

"Empecé a frecuentar la casa de mis primas, donde me vestía de mujer. Iba a la playa y escondía mis genitales hacia atrás. Tuve enamorados a los once años, nunca pasó de unos besos. A los doce, empecé a tomar una hormona que según mis hermanas, desarrollaba sus senos. Gracias a eso tengo este busto formidable, que la gente piensa que es implante.

"En 1988 supe de la primera operación de adecuación genital en Cuba, a Mabis, protagonista del documental En el cuerpo equivocado. En 1989 fui al Hospital Fajardo para comunicarme con Ofelia Bravo, psicóloga del CENESEX, y con Mayra Rodríguez. Recibí mi diagnóstico de persona transexual en 1993. El 7 de julio de 1997 logré cambiar mi nombre de Alexis a Wendy, aunque sin cambiar mi número de carné de identidad. Los cuatro últimos dígitos aún me identificaban como varón.

"Me fui de casa entre los 17 y los 18 años, y viví en la de Kirian, una travesti. Su madre me quería mucho y me abrió las puertas. En esa época me prostituí. No salía todas las noches. Me bastaba hacer dinero una vez en la semana. Apenas lo tenía, regresaba a casa."

¿Podemos hablar de eso? ¿Cuánto cobrabas? ¿Qué tipo de sexo practicabas?

No me molesta decirlo. Entonces los turistas pagaban hasta 150 dólares la noche, por un transexual o un travesti. Nunca estuve con cubanos. Usaba preservativo. Practicaba sexo anal y oral. No usaba mis genitales, ni soportaba que me los miraran. Una vez alguien lo hizo y lo abofeteé. Al bañarme me enjabonaba sin mirarme ahí.

Hace un rato, mientras te esperaba, tu hermana vino y preguntó por ti. Tu padre le trajo una papa a tu esposo, que está cocinando. Sentí un ambiente de cordialidad. ¿Cuándo cambiaron las relaciones con tu familia?

Cuando asumieron que soy una mujer transexual. Cuando me iban a operar, se citó a mi padre como cuestión de rutina, porque yo era mayor de edad. El dijo que no estaba de acuerdo, a pesar de que ya entonces me llamaba Wendy. Mis vínculos con mi hermana se consolidaron cuando me operé y me cuidó en el hospital.

Fuiste operada el 23 de octubre de 2007, antes de que el Ministerio de Justicia y el Gobierno legalizaran estas operaciones, en 2008.

Estuve en el Congreso Sexología-2008, en el Palacio de las Convenciones, por el CENESEX, sin poder decirles a los medios de prensa que ya tenía la cirugía practicada, y loca por gritarlo. Se decía que si cometíamos esa imprudencia, quizás las otras muchachas no podrían llegar a operarse.

 

2. En el CENESEX

Wendy recuerda que empezó a trabajar en el CENESEX alrededor de 2004.

"En otro lugar me habría sido difícil encontrar trabajo porque el carné me identificaba como hombre, aunque tenía apariencia femenina. Trabajé como pantrista. Guardo buenos recuerdos. Conocí a Mariela Castro, que al principio parecía la persona más maravillosa del mundo. Tuvo cosas maravillosas, pero en otras fue muy desacertada.

"Una vez prometió una máquina de electrolisis para hacer depilación láser a las trans que lo necesitaban, y nunca cumplió la promesa".

Quizás no contó con los recursos.

Entonces no debió prometer nada. Cuando la psicóloga María Emilse Rúa desertó en México, vi a Mariela Castro llamarla "perra, desconsiderada". Antes se había quedado en Canadá Daniela Pulido Álamo, una muchacha transexual, y Mariela también la llamó perra e ingrata. Mandó a sacar su expediente del CENESEX para que nadie pudiera sacar una copia y enviársela.

Recibiste sanciones laborales en el CENESEX por tu conducta rebelde. No te interesaban las cuestiones de los 'cinco héroes' ni las reuniones del sindicato. Según me has contado, pagabas tu cuota porque no tenías alternativa. A pesar de eso, llevabas control de todos los expedientes de las transexuales en el país. Eras la mano derecha de la especialista del tema en el momento. ¿Cómo es tu relación con el CENESEX ahora?

La relación del CENESEX conmigo ahora es fatal.Cuando conocí a Ignacio [Estrada, su actual esposo], fuera del CENESEX, me dijeron que era un opositor. No me importó. Empezamos a vernos diariamente. Una vez había una conmemoración por los hechos de Stonewall en Estados Unidos, en la casa de la bloguera Yoani Sánchez, a quien yo no conocía entonces. Él no quería llevarme para no perjudicarme, pero insistí. Allá, le explicó a Yoani que yo trabajaba en el CENESEX para que no me fotografiaran. Esto lo supe después.

Dormimos juntos sin tener sexo. Me confesó que vivía con VIH, y le regalé una manilla verde que decía "Yo te apoyo". Por esa época, también me chequeaba, había tenido un episodio en el que podía haberme infestado. Los resultados llegaron cuando ya estaba con Ignacio. Actualmente vivo con VIH, pero no lo contraje por él. A partir de ahí, decidimos continuar juntos. Nuestras relaciones siguieron siendo protegidas, pero menos tensas.

El 28 de junio se realizó la marcha del orgullo gay…

Aunque aquí no se celebra oficialmente…

Cuba no reconoce la fecha, aunque hace dos años Mariela Castro empezó a celebrarlo en el CENESEX, a puertas cerradas. Ese año, enviaron una cámara a filmar el desfile en Prado, que organizó Ignacio. Algunas personas del Centro me habían visto almorzando con él y lo reconocieron en el video. Mariela quiso reunirse conmigo, pero me citó para después de mi horario de trabajo y no esperé. Al día siguiente me mandó a buscar. Me preguntó si sabía qué era la oposición y la disidencia; dijo que ellos recibían millones [de dólares] desde Estados Unidos para hacer sus actividades, y que ella había hecho mucho por nosotras.

Le pregunté qué había hecho, si se arrepentía de las operaciones, de los cambios de identidad. Cuando alguien te dice "todo lo que he hecho por ustedes" da a entender que no lo hizo por voluntad, sino porque era un plan de trabajo.

 

3. 'El Parlamento cubano y Fidel Castro no querían las operaciones'

¿No sientes que debes agradecer a Mariela Castro y al Gobierno por una operación que te habría costado miles de dólares afuera?

Cierto. ¿Pero cuánto tuve que sufrir antes en esta sociedad? Marginación, discriminación, homofobia.

¿Eso es culpa del Gobierno?

Tiene mucha culpa. Fidel Castro creó los campos de concentración UMAP [Unidades Militares de Ayuda a la Producción]. De alguna forma se debe compensar a la comunidad LGBT cubana. No tengo nada que agradecerle a Mariela, sufrí mucho en el CENESEX.

¿Qué sufriste aparte de las sanciones que tú provocaste?

Había un desfile por alguna fecha histórica, una muchacha llegó con un pañuelo de la bandera norteamericana, y Mariela la mandó a quitárselo.

Eso no lo sufriste tú.

Me citaron cuatro veces para una cirugía que no llegaba. Eso es desgaste psicológico. ¿Por qué tuvimos que esperar desde la primera operación en 1988, hasta el 2007?

Son operaciones caras.

No. Esperamos porque el Parlamento y Fidel Castro no querían. Les llevaban videos de las personas transexuales para sensibilizarlos sobre la necesidad de esas operaciones. Hubo que esperar a sensibilizarlos, y a pesar de eso, cuando me operé en 2007, no se podía decir.

¿No crees que Mariela Castro fue valiente al hacer las operaciones sin esperar la aprobación del Parlamento?

Creo que se anotó un mérito. Recuerda que la comunidad LGBT cubana no es dirigida por una persona homosexual, bisexual o transexual. La dirige Mariela Castro. ¿Por qué?

Creo que hay dos movimientos LGBT en Cuba. Uno que responde a los intereses de la oficialidad, que tú consideras dirigido por Mariela Castro. Y otro, al que pertenece tu esposo…

Y yo. No estamos de acuerdo con Mariela porque todo lo hace de manera vertical. Cada año van menos personas al Pabellón Cuba a la Jornada contra la Homofobia, porque no creen en lo que hace la oficialidad. Hasta hace poco llegaban invitaciones al CENESEX para eventos en el extranjero y nunca iba ningún homosexual o transexual, sino las especialistas del Centro, y hablaban de la situación de la comunidad LGBT cubana como si lo vivieran en carne propia.

¿Por qué cuando el periodista Reinaldo Taladrid hizo el programa Pasaje a lo desconocido, sobre las readecuaciones genitales en Cuba, apareció Mariela Castro y no una de las transexuales que lo sufrimos en carne propia? Ella solo vio grabaciones de las operaciones. Además, aunque tiene un doctorado, nunca ha dado consulta a pacientes transexuales.

¿Por qué no nos dejan explicar qué sentimos después de la operación, cuando ya no tememos mostrar el carné con identificación masculina, teniendo apariencia femenina?

En otros países es posible cambiar la identidad sin operarse, pero aquí solo cambian los últimos cuatro dígitos tras la operación. Desde 1997, cuando se hizo el cambio de nombre a quince transexuales en Cuba, no se ha hecho más.

Tampoco entiendo que después de operarme deba pagar 500 pesos en Consultoría Internacional y demandar a mis padres para tener el cambio de identidad. Querían llevarnos a medicina legal a que nos examinaran para comprobar que se había practicado la cirugía. Es un proceso engorroso que comencé en 2007 y solo tuve mis documentos de cambio de identidad en 2008 o 2009.

 

4. 'Soy la mujer más feliz del mundo'

Decías que a Fidel Castro y al Parlamento les tomó mucho tiempo sensibilizarse con la necesidad de estas operaciones. Pero Castro envió flores a Mabis cuando se operó, en 1988.

No lo creo. El era un homofóbico, creó las UMAP. Quizás le enviaron las flores y dijeron que eran de él. ¿Cuántas veces no se ha hecho eso en este país? Si eso fuera verdad, las operaciones habrían continuado.

Hay muchas cosas que En el cuerpo equivocado no muestra. Mabis tuvo muchos escollos después de la operación, desde el punto de vista físico y también del social. Cuba no estaba preparada entonces para realizar una operación así. Pienso que fue un experimento. De hecho, aún ahora las operaciones las realizan médicos belgas. Habría aplaudido el documental si se hubiera puesto todo. Cuando Dalia Acosta me entrevistó para el libro En primera persona le dije que no quitara nada. Están todas las lágrimas que solté.

Hoy no has soltado ninguna, te veo muy feliz.

Soy la mujer más feliz del mundo, por estar casada con Ignacio y fuera del CENESEX. Antes había muchas cosas que no podía decir porque trabajaba allí dentro.

Sobre las operaciones, quería decirte que se graban, pero no se entregan las grabaciones a las pacientes. Sin embargo, hay bancos de películas donde puedes encontrarlas. ¿Dónde está la confidencialidad? Además, a las mujeres transexuales se nos hace un expediente donde se elimina casi todo lo relacionado con nuestra vida anterior. Se nos obliga a vivir una vida nueva, como si hubiésemos nacido mujeres. Yo me defino como mujer transexual, incluso lo pondría en mi carné.

Mientras estaba en el CENESEX tomaba un ansiolítico para dormir. Al salir de allí y empezar mi vida con Ignacio dejé de tomarlo. Tengo las noches más tranquilas de mi vida, puedo expresar lo que pienso sin miedo de que me perjudique. Nunca más he ido a una consulta ginecológica o psicológica en el CENESEX.

Estando allí entré en la Facultad Obrero Campesina y terminé noveno grado. También tomé un curso de secretaria ejecutiva y ocupé la plaza de secretaria de la editorial en el CENESEX. Mariela desmiente esto y dice que solo fui pantrista, pero hay papeles firmados por mí. Fui secretaria de la Sociedad Multidisciplinaria de Estudios de la Sexualidad (SOCUMES), dirigida entonces por Mariela. Depositaba dinero en el banco o lo extraía para actividades de la Sociedad. Hay papeles firmados por mí. De 450 afiliados que tenía la Sociedad, elevé el número hasta 603. 

 

5. Los pacientes de SIDA en Cuba

¿Qué haces ahora?

Trabajé con Elizardo Sánchez, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos en Cuba. Registraba todas las detenciones de opositores y disidentes. Tuve que dejarlo porque mi mamá se quedó ciega y era necesaria mi ayuda en casa. Ahora colaboro con Ignacio en la Liga Cubana contra el SIDA, y en nuestro blog Puertas Abiertas.

¿No crees que en Cuba se presta gran atención a los pacientes de SIDA y que hay un buen programa para eso?

Se hace un trabajo entre comillas, no se dan las cifras reales de personas que viven con VIH. Nunca se ha dicho en televisión cuántas personas viven con VIH, cuando eso se hace en todo el mundo.

He visto esas estadísticas en documentales sobre el tema.

No son las reales. No puedo decirte cómo lo sé porque perjudicaría a muchas personas. ¿Por qué Cuba no habla de los enfermos de SIDA en la prisión de San José y la mala alimentación, la mala atención médica?

¿Ustedes no están bajo tratamiento con antirretrovirales?

Ignacio sí; yo no. Mis parámetros están normales. En otros países, el paciente empieza a recibir el tratamiento apenas recibe el diagnóstico; aquí debe pasar un buen tiempo, debes tener determinada carga viral y conteo de células CD4 para iniciar la terapia. Pero a veces no hay los medicamentos o se retrasan. Ahora, en Cuba no hay cómo hacer carga viral ni conteo de células CD4.

El especialista que me atiende es increíble, y creo que el trabajo en el país es bueno, pero no llega a todas partes. Mi dieta incluye treinta huevos, pero en Villa Clara, las personas con VIH reciben quince. Antes me daban una libra de carne de res. Eso desapareció; no habrá más carne de res para pacientes de SIDA ni para ningún enfermo, solo pollo. Aunque el presidente boliviano Evo Morales dice que quien coma mucho pollo se vuelve afeminado. ¿Por qué tienen privilegios los pacientes de La Habana? ¿Qué sucede con el fondo global que entrega Naciones Unidas cada año? No recibí la dieta desde octubre del año pasado. En mayo dieron veintidós laticas de seis salchichas, que vienen de Brasil. El aceite no lo daban desde enero, lo dieron este mes. Mientras, ¿qué comíamos? ¿Sabías que el paciente de SIDA requiere una dieta rica en grasa, porque los antirretrovirales pueden provocar lipodistrofia? En el mercado negro, el aceite cuesta veinte o veinticinco pesos la libra. ¿Cuánto cuesta en las tiendas en divisas? ¿Crees que un paciente con VIH puede tener calidad de vida con esa dieta?

¿No crees que se hace un gran esfuerzo en un país con pocos recursos?

Sí, pero ahora quitaron la carne de res. ¿Qué pasará con los pacientes de VIH? ¿Se acabaron las vacas? Fidel y los grandes dirigentes de este país siguen llevando a sus mesas carne de res, venado, langosta, camarones.

¿Cómo sabes eso?

Hace tiempo, una ex nuera de Fidel sacó un video donde aparecía la mesa de ellos con todo lo que comen. Esos videos han circulado en este país. Trabajé con Mariela desde 2004 hasta 2011, y nunca comió en el comedor con sus trabajadores. Nos traían el almuerzo de la Federación [de Mujeres Cubanas]. A veces venía con gorgojos y no lo podíamos comer. Mariela nunca dejó de almorzar. Cuando no se lo traía su esposo o su escolta, ella iba a su casa.

¿Escolta?

Tiene escolta, una muchacha llamada Tania. Mariela solo comía en el comedor cuando se hacía la cena de fin de año, gracias a que su padre, Raúl Castro, enviaba un par de puerquitos para que se asaran, y también los 26 de Julio, días de las madres y días de los padres, que también se hacían comidas especiales. Para estas últimas fechas, Raúl no enviaba puerquitos. Se sacaba dinero de la caja chica del CENESEX y se hacía un arroz frito o unos espaguetis. Los trabajadores llevábamos un poquito de arroz, una cabecita de ajo… Lo de la caja solo alcanzaba para la vianda, el vegetal y algún pedacito de carne.

Voy a contarte algo que saben muy pocas personas: Para la Jornada de la Lucha contra la Homofobia de 2011, se enviaron unos pulóveres desde Venezuela. De estos, Mariela mandó a pedir trece para enviarlos a El Mejunje, en Villa Clara, y firmó la factura. Nuestro administrador los llevó en la misma guagua que viajó ella. Él había sido diagnosticado con cáncer; al regresar, cayó en estado crítico y falleció. Cuando llegó el momento de repartir los pulóveres para la Jornada…, faltaban trece. ¿Sabes qué dijo Mariela? 'Luis los habrá regalado a alguno de sus amigotes por ahí'. Ya él había fallecido. Cuando se le demostró a Mariela que ella había enviado los pulóveres a Villa clara, no fue capaz de retractarse.

 

6. 'No se dedicó la boda a Fidel Castro'

¿Por qué casarte un 13 de agosto y dedicar tu boda al Comandante, cuando ya eras una mujer y tu boda era como cualquier otra?

Yo era una mujer transexual y mi marido, un hombre gay.

Muchos gays se casan con mujeres.

Sin asumir que son gays. Ninguna mujer heterosexual asume que su marido es gay. Ignacio se casó conmigo porque sabía que yo era una mujer transexual. Nunca le gustaron las mujeres. Sabía que viviríamos libertades en la cama.

Nos conocimos el viernes13 de mayo. Ese año, según la numerología, el 13 concentraba gran energía. No se dedicó la boda a Fidel, pero fue un reconocimiento a sus palabras retractándose de las atrocidades que hizo en los campos de concentración UMAP. No íbamos a casarnos de traje de boda, sino vestidos con los uniformes de las UMAP.

Quien politizó la boda fue el Gobierno, con la reacción del CENESEX de expulsarme,  y las declaraciones de Mariela, que iba a ser la madrina de la boda, cosa que siempre me prometió. Pero rehusó, al saber que me casaba con Ignacio. El día antes de mi boda dio una entrevista a la prensa internacional y dijo que me felicitaba, aunque quizás no sería tan feliz porque me casaba con un hombre gay, y no con un heterosexual como siempre había soñado. Ella siempre nos había enseñado que la diversidad sexual es inmensa y no debías juzgar a nadie por su orientación. ¿De qué lado está?

Tiene cosas muy desacertadas, como cuando elevó a las prostitutas en Ámsterdam, llegando a compararlas con la mujer cubana, capaz de vender el cuerpo para reparar el baño de su casa. Al llegar aquí se retractó e hizo tierra a esas prostitutas.

¿A qué has viajado a Florida?

Viajo con Ignacio, por invitación de la organización Coalición Unida. Allá tendremos una serie de intercambios, sobre el tema LGTB en Cuba y nuestra realidad, no la que mostró Mariela en Filadelfia. Aún vivimos marginación; en los lugares donde la entrada es por pareja, significa pareja de hombre y mujer. A Mariela se le ha dicho que busque una discoteca para la comunidad LGBT.

Buen viaje.

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