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Música

Billo Frómeta en La Habana

El músico dominicano, residente en Venezuela, no pudo volver a su país por las represalias del dictador Trujillo. En Cuba grabó dos discos con la orquesta de Bebo Valdés.

Estocolmo

En 1959 y 1960 el popular saxofonista y director de orquesta Billo Frómeta grabó dos LP en La Habana con Bebo Valdés para el mercado venezolano. Luis María Frómeta había llegado a Caracas desde la República Dominicana en 1937. Tenía una de las orquestas más populares y duraderas de Venezuela: Billo's Caracas Boys, formada en 1940. Billo nació en 1915 en Santo Domingo y residió principalmente en San Francisco de Macorís hasta 1933, cuando regresó a la capital para formar la orquesta de baile Santo Domingo Jazz Band. Simultaneaba su actividad musical con sus estudios de medicina en la universidad, antes de abandonarlos por la música.

A finales de 1937 la Santo Domingo Jazz Band tuvo una oferta para tocar en el Roof Garden, el salón de baile más prestigioso de Caracas, ubicado en el hotel Madrid. El viaje resultó harto complicado, sin exageración. El Generalísimo Rafael Trujillo había cambiado el nombre de la capital dominicana de Santo Domingo por Ciudad Trujillo insistiendo que también la orquesta cambiara su nombre. Era la condición para obtener el permiso de salida. No había otra opción. La Ciudad Trujillo Jazz Band llegó a Caracas la Noche Vieja de 1937 después de un viaje de horror de seis días en el buque de vapor Sordwagen. El capitán había insistido en que no quedaba espacio para más pasajeros, y los miembros de la banda tuvieron que viajar alojados en la carbonera a bordo, sin comodidades de ninguna clase, comiendo lo que podían encontrar de pan, naranjas y queso.

Cuando la orquesta finalmente llegó a su destino, Billo y sus compañeros músicos supieron que los propietarios del hotel Madrid, los hermanos Sabal, habían cambiado el nombre de la banda por Billo's Happy Boys, un nombre más atractivo para el público venezolano. El cambio provocó protestas oficiales por parte del régimen de Trujillo, que impidió el regreso de la orquesta a casa. No importaba. La orquesta ganó mucha popularidad en Venezuela. El contrato con el Roof Garden se prorrogó y la banda siguió tocando todas las noches, excepto los lunes, desde las diez hasta las cuatro de la madrugada y los domingos a la hora del vermut danzante, de doce a cinco de la tarde.

En 1939 Billo y su orquesta seguían en Caracas, por razones evidentes. La banda gozaba de excepcional popularidad. Además, si volvían a casa seguía siendo alta la probabilidad de ser objeto de represalias por el cambio de nombre. Por aquella época Billo contrajo el tifus, incurable según los médicos. La orquesta se disolvió, pero, para fortuna de Billo, el pronóstico no se cumplió y pronto pudo levantarse de la cama.

En 1940 la orquesta tomó el nombre que llevaría el resto de la larga vida artística de Billo, hasta su muerte en 1988: Billo's Caracas Boys. Ninguna otra orquesta actuaba en tantos bailes como ella, y Billo's Caracas Boys grabó más discos que ninguna otra banda en Venezuela. La actuación en el programa "A gozar muchachos" de Radio Caracas, entre 1945 y 1957, le dio una sólida fama en la capital, el comienzo de incontables programas de radio y de televisión.

Contra un dictador y acusado de bigamia

Billo Frómeta tenía otras actividades también: en concreto, la política. Rafael Trujillo tenía a República Dominicana en su puño férreo sin interrupción desde 1930, en una de las dictaduras más nefastas de toda la historia de América Latina. A mediados de los años cuarenta, un grupo de radicales, entre los que se contaba a Fidel Castro, al futuro presidente dominicano Juan Bosch y a José Figueres, que al poco tiempo sería el presidente socialdemócrata de Costa Rica, decidieron que había llegado la hora de sacar al tirano. En 1947 instalaron una base en la pequeña isla de Cayo Confites con miras a la futura invasión.

Billo, que durante mucho tiempo había socorrido a sus compatriotas exiliados y necesitados, se unió a los conspiradores prestando servicio como técnico de comunicaciones y enfermero durante tres meses. Trujillo, sin embargo, tuvo conocimiento de los planes y se preparó para la insurrección. El proyecto de invasión se desvaneció y Billo volvió a la música. (El episodio de Cayo Confites se cuenta en el libro de José Diego Grullón, Cayo Confites: la revolución traicionada, Santo Domingo, Editora Alfa & Omega, 1989.)

En 1956 Billo Frómeta fue a parar a la cárcel, acusado de bigamia por su primera esposa, que vivía en Ciudad Trujillo. Tuvo que pasar tres meses en el presidio antes de que sepudiera establecer que en verdad le había pedido el divorcio a su mujer en Venezuela. Mientras tanto, la orquesta se desintegró. Al salir de la cárcel él dirigió otra orquesta llamada Casablanca, pero ésta también se disolvió y Billo formó una nueva versión de sus Caracas Boys en 1958.

Esto desencadenaría nuevos problemas. Billo había contratado a un músico dominicano sin consultar previamente a la asociación local de músicos, Asociación Musical del Distrito Federal y Estado Miranda, lo que le causó la prohibición de volver a actuaren Venezuela. Hubo varias razones para una resolución tan drástica, en especial la envidia. Narra el biógrafo de Billo (Ángel Vicente Marcano, Billo Frómeta: Biografía musical, Caracas, Alter Libris Ediciones, 1998): "era evidente que en la Asociación Musical existía un grupo de miembros —músicos en su mayoría— a los que simplemente Billo Frómeta no les caía bien. Entre estos, se hallaban músicos que habían pertenecido a su primera orquesta y directores de grupos musicales y orquestas que veían con preocupación no tanto la popularidad del director quisqueyano como el hecho de que acaparara el mercado de la música popular bailable al obtener la mayoría de los contratos. El hecho de que su orquesta fuera líder en la venta de discos también originaría en ellos por lo menos cierto resquemor, aun cuando no lo expresaran públicamente".

"Este grupo antagónico —al cual Frómeta llamaba irónicamente 'el grupito'— era el que alimentaba animadversión hacia este músico entre los miembros de la Asociación y, lógicamente, en el momento en que surgió el conflicto entre aquél y la junta directiva de esta organización, contribuyó, con sus críticas al músico dominicano, a exacerbar los ánimos. Y fueron ellos, no cabe duda ahora que se visualiza esa particular situación con la objetividad que el tiempo proporciona, en el momento en que se presentó a la asamblea de la Asociación, quienes propusieron e impulsaron el excesivo castigo para este músico."

Billo mismo no contribuyó directamente, digamos, a calmar los ánimos. No le gustaba la Asociación Musical y no se consideraba socio de ella, aunque no había solicitado formalmente su baja. Se oponía al hecho de que las personas que no eran músicos pudieran pertenecer a la asociación. Se había opuesto a que el desagradable propietario de un club nocturno, que no aceptaba cierto decreto sindical, fuera boicoteado. Lo que más desaprobaba era que los músicos de nacionalidad venezolana tuvieran preferencias a la hora de cubrir los puestos vacantes de las orquestas. Aldemaro Romero había optado por contratar a un saxofonista dominicano, cuando el músico venezolano propuesto para la vacante se había negado a tocar en la prueba. Y cuando Billo necesitó  a un saxofonista, no permitió al músico de la localidad hacer la prueba, eligiendo en su lugar a un dominicano llamado Sócrates, un virtuoso reconocido. El conflicto era total y las cosas no resultaron más fáciles por el hecho de que Billo, a pesar de Trujillo, nunca renunció a su nacionalidad dominicana para acoger la venezolana por naturalización. Frómeta fue expulsado de la Asociación Musical —de por vida— por resolución unánime. En lo sucesivo a ninguno de los socios se les permitió tocar en su orquesta.

Con Bebo Valdés

Cuando Billo fue suspendido le llegó una oferta de la casa discográfica Venevox para ir a  grabar discos en Cuba. Allí le ayudó Bebo Valdés. Cuenta Bebo: "Los músicos venezolanos tenían algo contra Billo Frómeta —rivalidad musical— de manera que Billo tuvo que venirse a vivir en La Habana por un tiempo, porque en Venezuela no podía grabar, ni tocar tampoco. Estuvo suspendido completamente. Era un problema de los sindicatos. Posiblemente tenía que ver también con que Billo fuera dominicano y no venezolano".

En La Habana Billo grabó dos LP con la orquesta de Bebo. El primero era Ritmo sabroso. Bebo solo contribuye con una melodía suya, "Cactus mambo" ("Cactus" en el disco). El resto del disco está conformado por arreglos para big bands, todos hechos por Bebo, y principalmente del género colombiano: merecumbés y porros incluyendo pocos solos.

En Ritmo sabroso El Indio Cruz canta en cuatro números y Norberto Morales en tres. Morales protagoniza los dos temas cumbres del disco "Toma que toma" y "El mecánico", dos porros rebosantes de humor y repletos del doble sentido tan característico de las mejores letras musicales caribeñas. En "Toma que toma" la chica ha abandonado a su novio, pero esto comporta algo positivo para este, que puede beber a sus anchas y eso es lo que quiere hacer, porque de esa manera se siente hombre de verdad:

Toma que toma

Mi negra se escapó

Toma que toma

Solito me dejó

Pero ¡qué vida tan divina!

Ahora sí me tomo lo que quiero

Bebiendo mucho me emborracho

Y es solo así que yo me siento macho

En el Caribe las diversiones populares son dos. La segunda es el tema de "El mecánico" en el cual al "mecánico" se le da buenos consejos de cómo manejar el tornillo de su máquina:

Ponle el tornillo a la máquina

Úntale grasa y caliéntalo

Sácalo, limpia y mételo

 El arreglo de "El mecánico" es muy pujante, con buena interacción de los metales y los saxos.

El segundo LP que Bebo hizo para Billo Frómeta, Este es Bebo Valdés, es un disco muy logrado desde el punto de vista musical, cuyos arreglos son casi todos obras de Bebo. Las letras, sin embargo, son del género ligero y más despreocupado, interpretadas por El Indio Cruz con coro de Alfredo León y "Puchungo" (hermano del cantante Joseíto Fernández, de fama por "Guantanamera") y la Sabor de Cuba. El mensaje de la mayoría de los temas es "¡Viva la Pepa!" Diviértete. Bebe y baila y despreocúpate del mañana. Bebo contribuyó con dos originales. "Merengueando"es un merengue "dominicano" de movimiento vivo y rítmico con una atracción única en la discografía de Bebo: ¡scatsong de Bebo Valdés!

Una joya es "Zábara, zábara", un merengue instrumental rápido con la intervención de quien podría ser El Negro Vivar o Chocolate Armenteros, intercambiando frases con Emilio Peñalver al saxo tenor sobre los riffs persistentes de la orquesta.

"No te preocupes" es un son montuno, que según la carátula del disco está escrito por Bebo, pero como él mismo señala: "No soy yo, yo no escribo de esa manera, sino dejo espacio para que los saxos puedan respirar". La pieza transmite la siguiente sabiduría: "No te preocupes si no tienes pa' comer, no te preocupes si no tienes pa' beber", igual que el merecumbé"Chiquichá": "Esta negra baila, esta negra goza, chiquichá chiquichá al amanecer". La profundidad de pensamiento abunda también en el merengue "Y todos reían":"Y todos reían y todos cantaban".

En una canción cuyo título desorienta, "Guaracha en España", Rosita en realidad baila merecumbé. "Mireya", uno de los mejores temas del disco, habla de una bailarina de rumba, "rumberita del barrio Luyanó", que también baila mambo, guaracha y guaguancó. Entre los temas cumbre hallamos la bonita guaracha de Remberto Becker, "Tirando tiro", con la estupenda voz de El Indio Cruz y trompetas estridentes. En el merecumbé "Suenan los tambores"se realza el virtuosismo de la sección de los saxos y en "Ño Eddy" los protagonistas son las trompetas.

Finalmente encontramos dos guarachas, "Pasa si vas a pasar" y "Chofer no … paragüero", el último con El Negro o Chocolate a la trompeta. En resumen: Este es Bebo Valdés es uno de los mejores discos de Bebo de la época de 1959-60, un disco que invita a repetidas audiciones. Por desgracia, ni este ni Ritmo sabroso se han reeditado en CD. Ha llegado la hora.

Después de las sesiones de La Habana, Billo Frómeta volvió a Caracas, resignándose a su suerte. En agosto de 1960 se derogó la resolución de suspensión perpetua, pero solo después de que Billo presentara sus disculpas a la Asociación Musical del Distrito Federal y Estado Miranda en público. Hizo bien. Billo Frómeta seguiría siendo una de las figuras musicales más excepcionales de Venezuela hasta su muerte en 1988.

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