Back to top
Bitácora de cuarentena

Mis héroes y heroínas de hoy

La autora escribe en La Habana una bitácora en tiempos de pandemia para su hija de 18 meses.

La Habana
En imagen de archivo, reventa de pañales desechables en La Habana.
En imagen de archivo, reventa de pañales desechables en La Habana. EFE

Hija mía, ¿cómo serán tus héroes? ¿Cómo tus heroínas? ¿Serán reales, de carne y huesos? ¿Serán ficciones? ¿Superhéroes? ¿Superheroínas? ¿Tendrás? ¿Creerás?

Yo crecí rodeada de héroes invencibles y mortales. De héroes que luego no lo fueron tanto. Heroínas siempre menos. La mayoría a la zaga de algún varón con superpoderes, tan atrás que no he logrado que dejen de serlo, o no me ha dado la gana reconocer que ya no creo en ellas. Las heroínas y héroes de la ficción han llegado a aburrirme o a olvidárseme.

Por todo eso, quizá, me creé mi propia definición. Entonces, abuelo Celso y mi papá fueron mis superhéroes. Abuelo sigue estando en ese grupo. Papi, no tanto. Abuela María y mi mamá fueron mis superheroínas. Y ahí seguirán hasta que la humanidad le haga justicia a sus mujeres, ya te confesé antes.

He puesto en mi lista, hija, a gente común que hace buenas acciones. No siempre, pero sí la mayor parte de las veces comparte lo que tiene, no lo que le sobra. Gente que trabaja para ganar su propio sustento y no pretende vivir de los demás. Que quiere equidad en las relaciones humanas. Que no está quejándose todo el rato de su suerte tirada en un sofá. Gente que no roba no mata no violenta. Que ayuda a los más desvalidos no solo cuando quiere, sino cuando la necesitan. La que miente poco o nada, que es más difícil. Gente que se arriesga. Gente que se entrega a lo que cree. Gente que lucha, desde pequeñas hasta grandes causas, pero que lucha. Gente que no se aburre ni aburre.

No te propongo un instrumento para medir la heroicidad. No lo tengo. Y no creo poder tenerlo. Tendrás que crear tu propio nivel, Nina, que también puede cambiar, trastocarse y así. Esos fueron mis desvaríos hoy mientras tío Frank surcaba la ciudad en busca de pañales desechables para ti, porque él es, desde hace unos años, mi héroe, uno de mis héroes cotidianos más querido. Tío no lo logra. La tienda del Habana Libre, donde hay los de tu etapa, está cerrada y la cola es grande.

No podremos comprar los tres o cuatro que usas durante el día. Pero, al menos, para la noche. Ahorramos agua (que tengo que preguntar si está entrando a la cisterna del edificio porque en casa de Mónica, no y es muy cerca) y jabones (que tampoco conseguimos acaparar). Leo en redes que la TV anuncia apagones y falta de agua (sequía más todos los sambenitos de un sistema de acueductos vetusto y sin mantenimientos).

Tío se mete a Revolico, nuestro Amazon, me pasa el dato. Llamo. Queda solo un paquete. Pido que me lo traigan a la casa. Llega un muchacho con nasobuco en bicicleta. Bajo una bolsa florida con una cuerda larga larga. Hacemos el cambalache. Tenemos 19 noches ganadas. Quién sabe cuánto jabón. Quién, cuánta agua.

Leo que el rapero cubano Maykel Osorbo está preso otra vez. Que la periodista Mónica Baró es citada para hoy 17 de abril por la Seguridad del Estado. Leo que científicos de una prestigiosa universidad advierten sobre la necesidad de periodos alternados de aislamiento social hasta 2022 para librarnos de este virus. Leo que afuera siguen las colas para comprar comida de supervivencia, tus pañales, las toallitas húmedas. Leo que otros científicos descubren que las víctimas de Covid19 no padecen neumonía, sino muchas trombosis. Leo que más científicos revelan que hay tres tipos de coronavirus resultados de mutaciones, desde el origen en la ciudad china de Wuhan. Leo que apagan el fuego de Chernóbil. Leo que astrólogos anuncian pasará un cometa (aunque se está desintegrando). Leo que muere Luis Sepúlveda.

Quizá, Nina, esos sean mis héroes y heroínas del día.

De afuera llega un olor a brea que me encanta. Creo que es una de las cosas que más disfruto desde lo alto de esta ciudad, que a ras del suelo apesta. Me asomo a la ventana. A lo lejos rayos iluminan el horizonte. Los siguen truenos como a fuegos artificiales distantes. Está lloviendo en el mar. Quizá ahora sí se haga el milagro de la lluvia.

He interrumpido cinco veces este escrito para darte la tetica que reclamas. No sé si he logrado ser congruente. Te amo, hija.

PD: Finalmente boté la basura. No solo apestaba, sino que comenzaba a tener gusanos. Tendré que bajar todos los días. No sé. Me dan mucho asco los gusanos.

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.