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Agricultura

Lluvias, burocracia e ineficiencia ponen en peligro la campaña tabacalera en Holguín

'Si logramos cumplir sería un milagro', reconoce un técnico de la estatal Tabacuba.

Holguín

Un período de lluvias que persisten de manera inesperada, pone en serio peligro la campaña tabacalera en el Oriente cubano. Desde el 10 de octubre comenzó la siembra, pero al cerrar el año, en Mayarí, Holguín, tan solo se había podido plantar el 20% de lo planificado, de un total de 250 hectáreas.

Las posibilidades de recuperación estaban centradas en una siembra masiva en los últimos diez días de diciembre y en enero, un mes tradicionalmente menos lluvioso. Además, se proyectó un alargamiento de la campaña por al menos otro mes, hasta febrero. Pero las lluvias continúan incesantes, deteriorando los semilleros nuevos y diezmando casi la totalidad de lo plantado. La situación se ha tornado muy crítica.

"La persistencia de las lluvias en enero pone en peligro la campaña tabacalera. Para el tabaco tapado se cuenta con un solo túnel de semillero tecnificado, que aun con retraso, puede que garantice las más de 20 hectáreas destinadas a capas finas de exportación. Para el resto, cultivado al sol, estamos tratando de incrementar las áreas sembradas con apoyo de semilleros en Holguín y otras provincias, pero la lluvia no lo permite. Seguimos con atrasos demasiado altos y la siembra escalonada perdió el cronograma", explica un técnico de la estatal Tabacuba.

"El panorama luce muy mal. Para poder cumplir el plan de siembra, debemos echar nuevos semilleros y sembrar más del 50% de las posturas fuera de fecha. Esto conlleva riesgos adicionales y pudiera atentar contra la calidad. Si logramos cumplir sería un milagro", concluye.

El tabaco es la fuente de ingreso principal de miles de familias en Mayarí, principalmente en los barrios rurales y suburbanos que rodean la ciudad cabecera del municipio y valle homónimos. Las vegas de este territorio son privilegiadas para este cultivo, equiparables a las mejores de Vueltabajo. Se cuenta además con una tradición centenaria, especialmente en el barrio de Guayabo, en la rivera oeste del río que cruza el valle y da nombre al territorio.

"Nosotros vamos a sembrar de todas maneras, aunque sea en marzo", comentó un campesino experimentado en este cultivo. "Sembrar tarde tiene sus consecuencias. Nos coge la primavera en el corte, atacan muchas plagas y las lluvias le quitan calidad y peso al tabaco cuando está listo para recoger. El periodo de cura ideal es febrero y marzo, no después de abril, cuando comienzan las lluvias de primavera y el moho pudre el tabaco en el rancho, perdiendo calidad y precio. Pero aún así hay que sembrar, si no, ¿de qué vamos a vivir?".

A las inclemencias climatológicas se suman las dificultades habituales que enfrentan los tabacaleros debido a la burocracia e ineficacia de las empresas estatales vinculadas al cultivo. Atrasos en el suministro de fertilizantes, incumplimientos en la preparación de tierras por la entidad encargada de los servicios mecanizados y los retrasos en la aprobación de créditos, lo cual ha traído problemas para cobrar el seguro tras las afectaciones por las propias lluvias.

La situación crítica con este rubro económico no es exclusiva del Oriente de la Isla. Los noticieros de la televisión estatal han reflejado en las últimas semanas afectaciones semejantes en el resto del país. Una situación muy alarmante, ya que el tabaco es uno de los renglones exportables más importantes del país y se halla precisamente en proceso de expansión productiva desde hace alrededor de un lustro.

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