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Bitácora de cuarentena

En #cuarenTETA

La autora escribe en La Habana una bitácora en tiempos de pandemia para su hija de 18 meses.

La Habana
Amamantando a Nina.
Amamantando a Nina. DDC

Hija, llevo días indagando sobre la lactancia materna y el Covid-19. No había encontrado respuestas a mis preocupaciones con lo poco que se sabe de este coronavirus. Dudaba, si como con el VIH, cuando la carga viral es alta, lejos de inmunizar con la teta, te enfermaría. No sabía hasta que recibí un mensaje de Marcela Jurquiza, amiga muy activa en La Liga de la Leche Argentina que nos presentó la cubana Ileana Medina, otra de nuestras grandes acompañantes cuando te gestabas en mi pancita.

Marcela me confirma por WhatsApp que no hay transmisión a través de la leche materna y que sí protege, como de casi todo, a tu cuerpo, a nuestras psiquis. Aunque Marcela me escribía porque leyó "Vivir este encierro en soledad", en el que te cuento sobre el aumento de tu demanda, los cambios en tus hábitos de sueño y alimentación: "Sé que ustedes lo disfrutan mucho. Pero se dan situaciones como la alteración del sueño o de patrones de alimentos que, a veces, pueden complicar la vida diaria".

Para nosotras que amamantamos "en aislamiento solidario preventivo, trabajando desde el hogar o por estar dentro del grupo exceptuado y salir de casa para trabajar", LLL-Argentina ha lanzado la campaña #cuarenTETA.

"Son días en los que la lactancia puede ser vivida como una actividad intensa, sin descanso. Algunas madres nos cuentan que se sienten desbordadas y otras felices de estar en casa, y también pasando de uno a otro de estos dos estados de ánimo, por momentos disfrutando y por momentos cansadas de la demanda. Con situaciones diversas, algunas solas con su bebé o deambulador y otras compartiendo la casa y los cuidados con otras personas, sumándole a todo el temor por el avance de la pandemia", describe el texto de la campaña.

Quizá porque no tendrás recuerdos vívidos de esta etapa, te cuento que darte de mamar ha sido uno de los mayores placeres que he experimentado. Las menos de las veces he sentido dolor: al cuarto día de nacida en la llamada subida de la leche, que leí y olvidé, sufrí con lagrimones hasta que me iluminé; y cuando me muerdes con esos dientecitos delanteros (suman ocho), que entiendo que amarte será siempre incondicional.

Marcela tiene razón. He estado desbordada estos días, entre trabajo y tus cuidados, más acompañarte en tus aventuras y todas las preocupaciones, a las que se suman las medidas que ahora mismo leo de paralización del transporte público y las relacionadas con nuestra alimentación, nuestra higiene que nos queda tan lejos como Alamar, donde está tu libreta de racionamiento para no perder lo poco que ahí te garantizan y ahora parece que será todo a lo que podamos acceder.

No sé, hija, cómo haremos para sobrevivir. No lo sé. No sé si la ayuda que tenemos sea suficiente ahora ni si es justo pedirla; si la otra que tanto me ha costado, llegue.

Pero de lo que sí estoy segura es de que soy muy feliz de haberte podido amamantar, Nina, de todo lo que hice y hago para proteger mis tetas, de estarlo haciendo ahora con todos estos inconvenientes. Yo también quiero reconocer a todas las madres que amamantan en esta cuarentena y, especialmente, a las madres cubanas. Por eso, me sumo a #cuarenTETA desde La Habana, Cuba, con todas mis fuerzas.

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