Nueve personas resultaron heridas, entre ellas una niña y un policía, en los disturbios que hubo el sábado a las puertas de la sede la Policía Federal de Curitiba durante el ingreso en prisión del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, informaron fuentes oficiales citadas por EFE.
Los incidentes ocurrieron cuando aterrizó en el recinto el helicóptero en el que viajaba Lula y explotaron dos supuestos petardos en medio de la concentración de simpatizantes del exmandatario, según señaló la Policía Militarizada.
Los agentes federales que se encontraban en el interior de la sede policial reaccionaron entonces lanzando gases lacrimógeno que obligaron a los partidarios del líder del Partido de los Trabajadores (PT) a dispersarse calle abajo.
Las fuerzas de seguridad también hicieron uso de balas de goma contra la masa de manifestantes que apoyaban a Lula, quien se entregó a las autoridades en Sao Paulo en cumplimiento del auto de prisión dictado el pasado jueves por el juez Sergio Moro.
Ninguno de los heridos se encuentra en estado grave, si bien algunos de ellos fueron trasladados a hospitales de la zona, de acuerdo con el organismo.
A pocos metros, decenas de detractores del carismático líder también estaban concentrados y fueron obligados, de una forma pacífica, a abandonar el lugar, al igual que los periodistas.
Lula, antes de entrar en prisión: “La muerte de un combatiente no para la revolución” https://t.co/q4rwbvGGk9 pic.twitter.com/qUAywWnWum
— EL PAÍS (@el_pais) 8 de abril de 2018
Antes de la llegada de Lula, un grupo de policías militarizados ya había establecido un cordón policial, con una separación de 30 metros de distancia, para evitar el enfrentamiento entre ambos bandos.
A lo largo de la jornada algunos grupos de simpatizantes y detractores tuvieron acaloradas discusiones y hasta se insultaron entre empujones, algo que también ocurrió contra algunos periodistas.
Los manifestantes cantan en la puerta de la prisión de Curitiba, donde Lula será arrestado: "Ôôô, ¡ el ladrón ha llegado! ¡ el ladrón ha llegado! ¡ el ladrón ha llegado! Ôôô "... pic.twitter.com/2qfRou5aVK
— peter samatis (@pestamatis) 8 de abril de 2018
Incidentes similares se han repetido en concentraciones celebradas en otras ciudades, como en Sao Paulo, Brasilia o Sao Bernardo do Campo.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, dijo el sábado a periodistas en la sede de la Policía Federal de Curitiba que van a "comenzar una vigilia cívica que solo va a terminar cuando Lula salga" de prisión.
"Lula es una persona diferenciada. Nosotros vamos a tener varias muestras de apoyo, de solidaridad, caravanas, viniendo para acá y es preciso tener esa atención", indicó.
Ante los sucesos el juez brasileño Ernani Mendes Silva Filho prohibió el sábado en la noche protestas y acampadas en los aledaños de la sede de la Policía Federal de Curitiba, tras verificar "aglomeración de personas y movimientos que pueden ocasionar trastornos a los vecinos de la región y grave lesión al orden de la seguridad".
Lula se convirtió en el primer expresidente brasileño encarcelado por un delito común y en la mayor presa de la Operación Lava Jato, que desde hace cuatro años sacude a una clase política gangrenada por la corrupción, destaca al AFP.
Lava Jato condenó a decenas de empresarios y políticos. El presidente conservador Michel Temer fue objeto de dos acusaciones por parte de la Fiscalía General, pero ambas fueron bloqueadas por la Cámara de Diputados, donde decenas de legisladores se hayan igualmente en la mira de la justicia.
Tanto políticos de derecha como de izquierda consideran que el Poder Judicial cobró una dimensión desproporcionada y el propio Lula acusa a los fiscales de Lava Jato y a Moro de "criminalizar la política".