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MEDIOAMBIENTE

¿Has escuchado hablar de 'basuraleza'?

Es el término de moda para definir una cuestión ambiental que está preocupando cada vez más.

Madrid

"Basuraleza" es el término propuesto por un grupo de expertos medioambientales para acercar al ciudadano al abandono de desechos en espacios naturales, un fenómeno que abarca desde la lata que se oxida al pie de un árbol hasta el plástico que languidece durante cientos de años en el fondo del mar y acaba en los estómagos de los peces.

Según recoge un artículo de El País, el asunto se empieza a considerar uno de los agentes del llamado cambio global, la transformación brutal que está viviendo el planeta por la acción del hombre.

"Urge generar concienciación", entiende Miguel López, portavoz de SEO/Birdlife, una de las partes de LIBERA, el proyecto de eliminación de basura de entornos naturales del que ha salido la palabra. "Y para ello había que idear un término entendible", añade.

El objetivo era sustituir la voz inglesa littering, que designaba hasta ahora el problema y que, según el grupo de trabajo encargado de la búsqueda del nuevo término, complicaba las labores divulgativas.

"Queríamos un término preciso y claro", recuerda Sara Güemes, coordinadora del proyecto LIBERA por parte de Ecoembes, la otra organización que lo integra.

Del acrónimo entre basura y naturaleza, los dos elementos esenciales del tema, salió la nueva palabra. Tras varias pruebas con ella, los impulsores comprobaron que casi nadie se equivocaba. "Basuraleza" sonaba directamente a esos desperdicios que emborronan y dañan los paisajes.

"La creación de palabras es algo que hacemos todos los días", explica María Victoria Pavón, profesora de Lengua Española de la Universidad Carlos III de Madrid. "Nombrar las cosas contribuye a identificarlas y a que entren en el imaginario de la gente. Me parece estupendo", dice a El País.

"Basuraleza", cuya propiedad fue elogiada recientemente por el escritor Antonio Muñoz Molina, es también un ejemplo de cómo a veces españolizar las palabras ayuda a comprender a lo que remiten.

Entre sus acepciones hay otra fundamental: la "basuraleza" es también todo elemento que venga de la mano humana y desestabilice el equilibrio entre ecosistemas.

No es solo la mísera colilla aplastada en el parque. Podría ser la edificación que desplaza a familias de animales y el asfaltado que ahoga la respiración natural del suelo. O la hoguera desatendida que prende fuego a un bosque.

"Según la hipótesis del relativismo lingüístico, vemos la realidad y la interpretamos en función de los conceptos que manejamos", amplía la profesora Pavón. "Las palabras son filtros para ver la realidad. Esta nueva palabra tiene que echar a andar".

Una amenaza por estudiar

El reino animal es el principal damnificado por la "basuraleza". En el mar, más de 800 especies corren diferentes peligros relacionados con estos residuos a la deriva. Casi cuatro veces más que hace 20 años, según estimaciones de la Convención de Biodiversidad Biológica de Naciones Unidas.

En España, aves como la pardela cenicienta o la balear están en riesgo por la "basuraleza". "Observamos que es un agente de destrucción y empobrecimiento de hábitats", dice Miguel López. Las perspectivas le aterran: en 2050, el 99% de las aves marinas habrá ingerido algún tipo de basura tóxica, según la Academia de Ciencias Naturales de EEUU.

"El fenómeno se estudia desde los años setenta y se ha dimensionado mucho en el ámbito marino", analiza el experto, que señala que en tierra este mal puede ser igual o mayor.

"Su envergadura global es desconocida, pero la comunidad científica estima que es gigantesca", añade. Numerosas voces hablan ya de la "basuraleza" como un agente del temido cambio global, una versión expandida del cambio climático que aglutina todas las alteraciones (destrucción de hábitats, sequías, calentamiento global) que sufre la tierra.

Basuraleza llega para poner sobre la mesa un reloj de arena ambiental. ¿Alguna vez será recogido por la Academia? "Lo paradójico es que el término nace con la intención de ser efímero", termina López. "Queremos que todo el mundo lo conozca pero que desaparezca cuanto antes, y que con él se termine el problema".

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