El presidente de EEUU, Donald Trump, firmó este miércoles una orden ejecutiva que establece la base legal para que Washington imponga "automáticamente" sanciones si detecta cualquier interferencia extranjera en las elecciones legislativas de noviembre en EEUU, reporta EFE.
El decreto no afecta a ningún país o entidad en particular de momento, pero sí instruye a las agencias de inteligencia a determinar si ha habido intentos de influir en los comicios al Congreso, como ocurrió en las elecciones presidenciales de 2016.
De acuerdo con un despacho de Reuters, la decisión coincide con los preparativos de agencias de inteligencia y fuerzas militares y de seguridad para proteger los comicios del 6 de noviembre contra ataques extranjeros previstos, pese a que Trump ha criticado una investigación sobre injerencia rusa en los comicios de 2016.
Las sanciones podrían aplicarse a personas o compañías enteras acusadas de interferir en las elecciones de EEUU a través de ciberataques u otros medios, dijo a la agencia británica un funcionario en Washington.
"El Gobierno está ansioso por establecer una nueva norma en el ciberespacio", sostuvo la fuente. "Este es un primer paso para establecer límites y anunciar públicamente nuestra respuesta", agregó.
El decreto es un nuevo intento del Gobierno de Trump por endurecer la seguridad antes de la elección de noviembre, que decidirá si el Partido Republicano puede mantener sus mayorías en el Senado y en la Cámara de Representantes.
Teniendo en cuenta un borrador reciente visto por el funcionario, el decreto requerirá que cualquier agencia federal que tenga conocimiento de la interferencia electoral de extranjeros lleve la información a la oficina del Director de Inteligencia Nacional.
La interferencia en la elección será definida en el decreto como el intento de hackeo a la "infraestructura electoral" y los esfuerzos por influenciar a la opinión pública a través de propaganda digital coordinada o filtraciones sistemáticas de información política privada.
Funcionarios de Inteligencia de EEUU descubrieron que en la campaña para la elección presidencial de 2016, hackers rusos violaron el sistema informático del Comité Nacional Demócrata y filtraron información confidencial.