Back to top
Artes plásticas

Del Pompidou a La Habana: socialismo y chachachá

La Cuba que Agnès Varda entendió en sus fotos y en un documental de los años 60 vuelve a La Habana.

La Habana

El primer intercambio entre el Centro Pompidou y el Museo de Bellas Artes de La Habana ha ocurrido ahora, con el envío desde París de las fotografías de Agnès Varda que conformaron el documental Salut les cubains, allá por los inicios de los años 60.

París nos trae de vuelta, con estas piezas, el mito del buen salvaje socialista que ayudó a crear. Un buen ejemplo de lo que Iván de la Nuez llamó "neocolonialismo de izquierda" en su libro Fantasía roja y que bien puede llevarse hasta sus raíces, que son las Crónicas de Indias.

En 1962 la joven fotógrafa progresista Agnès Varda fue invitada por el ICAIC para que se refocilara con las maravillas que acaecían en estas tierras con la llegada de la Revolución. Aquí encontró un país en aparente transformación, cuyos dirigentes prometían toda la justicia, prosperidad y ciencia para sus habitantes; lo alfabetizaban, lo nacionalizaban y lo socializaban todo, y además vestían de manera extraña.

Encontró también que los naturales ejecutábamos danzas y ritmos no menos asombrosos que aquello que sus jefes proponían, y que la dejaron verdaderamente pensativa de cómo un cuerpo podía moverse de esta manera y la convencieron de prestar tanta atención a este hecho como al paraíso social que sus líderes aseguraban.

De modo tal que, llena de gozo con la isla recién descubierta, la joven idealista se dispuso a hacer verdadera y notable relación a sus paisanos de Europa de los impensables hechos vistos allende el océano. En poco tiempo narró lo que su imaginación le dictaba, retratando las caras del pueblo alfabetizado, de cortadores del caña, de alegres paisanos que asistían a una "emulación socialista" y, por supuesto, de los festivos bailes que allí a menudo veía (y hasta la perseguían "por azar" camiones con música a los lugares donde ella se hallaba).

No sin pericia relató estos extravagantes sucesos: a base de las fotografías que a su paso tomaba, diciéndose que los habitantes de esta isla debían estar verdaderamente contentos, compuso un documental donde logró dar movimiento a las detenidas fotos. De modo que técnicamente no quedó mal. "Socialismo y chachachá", se preciaba ella misma a ratos de su obra.

No vio, Agnès Varda, ni nuestros portavoces de Europa, que aquí se estaba gobernando sin leyes mientras todo esto ocurría y que la idea de justicia progresivamente iba siendo dominio de un solo hombre. Lo que buena parte del pueblo cubano ignoró por falta de cultura política, Varda lo pasó por alto por considerar, probablemente, que en estos lugares no podíamos aspirar a nada mejor, o también porque la Isla ofrecía a la izquierda europea las ilusiones que Stalin le había quitado y tenía, además, la ventaja de estar muy lejos, a salvo de toda decepción.

De modo que nuestra cronista regresó a su tierra donde no faltaron espectadores que dijeron que jamás habían visto o soñado eso que su verdadera historia relataba, y así lo afirman hasta nuestros días.

Las imágenes de esta ceguera han sido adquiridas por el Centro Pompidou en 2014. Se exponen en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana.

 

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.