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Política

El Gobierno cubano decreta duelo oficial por la muerte del presidente de Túnez Beji Caïd Essebsi

Beji Caïd Essebsi tenía 92 años. Fue el primer presidente elegido en unos comicios libres en su país.

La Habana

El Gobierno cubano decretó duelo oficial el lunes por la muerte del presidente tunecino, Beji Caïd Essebsi, quien falleció la mañana del jueves, día de la República en Túnez, a la edad de 92 años.

"(…) El Consejo de Estado de la República de Cuba acordó decretar DUELO OFICIAL, desde las 06:00 horas hasta las 12:00 de la noche del día 29 de julio", publicó Granma, el órgano del Partido Comunista de Cuba (PCC).

"Durante la vigencia del DUELO OFICIAL, la bandera de la estrella solitaria deberá izarse a media asta en los edificios públicos e instituciones militares", concluyó la nota.

Essebsi fue el primer presidente elegido en unos comicios libres de la historia de Túnez, el segundo desde de la Revolución que derrocó al dictador Ben Alí en 2011.

Según el diario El País, no se conoce la causa exacta de la muerte del mandatario, pero tres semanas antes ya estuvo ingresado en el hospital y se informó que su estado era de gravedad.

Tras haber ocupado diversos puestos de responsabilidad durante el Gobierno de Habib Bourguiba, padre de la independencia, Essebsi fue percibido por buena parte de la población como el estadista experimentado que necesitaba el país para liderar la transición democrática.

De acuerdo con la Constitución, el presidente del Parlamento, Mohamed Ennaceur, fue investido el jueves por la tarde presidente interino hasta la celebración de las elecciones. La Junta Electoral ha decidido adelantar al 15 de septiembre los comicios presidenciales, que estaban previstos para el 17 de noviembre.

El país está sumido en una crisis constitucional a causa de un conflicto entre la Presidencia y el Parlamento por la ley electoral. Además, al no haberse instituido todavía un Tribunal Constitucional por la falta de acuerdo entre los partidos en el nombramiento de sus magistrados, el país magrebí no cuenta con el árbitro que debería mediar entre las diversas instituciones.

Nacido en 1926 en el pueblo de Sidi Bou Saïd, a las afueras de la capital, e hijo de un terrateniente, la juventud de Essebsi estuvo marcada por el inicio de la lucha por la independencia. Con 15 años ya militaba en las juventudes del partido nacionalista Neo-Dustur de Bourguiba. Estudió su carrera universitaria de Derecho en París.

Poco después de la independencia, con 30 años, integró los cenáculos del poder de la mano del autoritario y carismático Bourguiba. Durante los siguientes años pasó por diversos altos cargos: secretario de Estado y luego ministro de Interior, ministro de Defensa, y embajador en París.

Se distanció de Bourguiba por su obsesión en centralizar el poder a pesar de su precaria salud, volvió a la primera línea política en 1981 para ocupar la cartera de Exteriores durante cinco años.

Se mantuvo alejado de la política durante la denostada dictadura de Ben Alí. Más tarde, Essebsi fue el elegido para pilotar los primeros meses del periodo post-revolucionario gracias a su experiencia política no contaminada por Ben Alí.

Fundador de Nidá Tunis

Las primeras elecciones libres a finales de 2011 dieron la victoria a los islamistas de Ennahda, apartándole del poder. Pero solo brevemente. Aprovechó la polarización y decepción que enseguida suscitó el Gobierno de la llamada troika para agrupar la oposición laica bajo su liderazgo en torno a un nuevo partido Nidá Tunis.

El nuevo partido ganó con comodidad las elecciones legislativas y presidenciales de 2014, pero no pudo alcanzar la mayoría absoluta, forzándole a pactar con los antiguos enemigos de Ennahda. Aquella fue la primera de una serie de decisiones que fueron erosionando la popularidad de Essebsi hasta situarla por debajo del 20% al final de su mandato.

Su presidencia ha estado salpicada de tensiones continuas con los dos primeros ministros, Habib Essid y Yousef Chahed a causa de su intervencionismo. Según El País, quizás la más impopular de todas sus decisiones fue el apoyo a las ambiciones de su hijo Hafez Caïd Essebsi de sucederle como líder del partido, que acabó provocando su implosión.

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