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Opinión

¿Qué significa el regreso de Abel Prieto?

Su nombramiento coincide con un homenaje a la censura y la votación de Cuba en la ONU contra el derecho a internet.

La Habana

Julián González Toledo y Julio Ballester, ministro y viceministro de Cultura respectivamente, han sido destituidos. En cónclave celebrado a puertas cerradas en la mañana del pasado viernes 8 de julio, se informó a un grupo de funcionarios del sector cultural que la deposición de González Toledo se debía a "desacertadas gestiones durante su cargo" y que en su lugar asumiría las obligaciones ministeriales, "temporalmente", Abel Prieto Jiménez.

La decisión de cesar a Ballester, quien se encargaba de temas económicos en el ministerio, sería por expresar "criterios en lugares inoportunos y ante personas no indicadas".

Cuando en marzo de 2012 Abel Prieto abandonó el asiento ministerial para asesorar en cuestiones culturales al general Raúl Castro, se designó en sustitución suya a Rafael Bernal Alemany. Este sería destituido apenas dos años después, rodeado por el escándalo del robo de varias obras del Museo Nacional de Bellas Artes.

¿Qué representa este retorno "temporal" de Abel Prieto: un fracaso en su gestión como asesor cultural del general? ¿O es que acaso el viceministro primero y los otros cuatro viceministros resultan confiables a ojos del Partido Comunista (PCC) y su Consejo de Estado?

Cualquiera que sea la respuesta a estas interrogantes, González Toledo y Ballester representarán en lo adelante chivos expiatorios perfectos para explicar el derrumbe institucional acrecentado en estos últimos cinco años. Y artistas, escritores e intelectuales cubanos —esencialmente los jóvenes— deberán traducir estas deposiciones como un nuevo capítulo de censuras, precedido por un "llamado al consenso y la unidad en la construcción del socialismo y en defensa de la política cultural revolucionaria".

Los dos funcionarios depuestos serán responsabilizados por las decisiones que, desde diferentes instituciones adscritas al Ministerio de Cultura, se implementaron en perjuicio de un conjunto de artistas y escritores, y en detrimento de sus obras. Porque en Cuba los muertos, los que ya no estarán nunca, tienen esa capacidad de sobrellevar la expiación de quienes le sobreviven. Abel Prieto lo sabe, y es un maestro en estos artilugios.

Recuérdese cómo, el 30 de enero de 2007, durante el primer debate en torno a la "Guerrita de los Email" celebrado en Casa de las Américas, él aseguró que "el rechazo del cubano hacia el cine soviético fue responsabilidad de Mario Rodríguez Alemán, quien se dedicó a promover, a través de su programa televisivo ("Tanda del domingo"), lo peor de esa cinematografía".

Aquí se olvidaba el ministro Prieto que Rodríguez Alemán no era dueño del Instituto de Radio y Televisión (ICRT), como tampoco fueron dueños de las instituciones que dirigieron en su momento Armando Quesada, Jorge Serguera y Luis Pavón Tamayo, la tríada que funcionara como chivo expiatorio del tenebroso Consejo Nacional de Cultura.

Homenaje a la censura y veto a internet

Resulta sintomático el acto celebrado el pasado 30 de junio en la Biblioteca Nacional, en conmemoración de los 55 años de "Palabras a los intelectuales", que fue por antonomasia un homenaje a la censura y la parametración del arte. Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC), expresó allí su convicción de que "Fidel es un iluminado. Aunque algunas mentes obtusas, oportunistas y mediocres aplicaran mal las ideas del líder […] sobre la política cultural, supo unir todas las tendencias de la época y constituir una plataforma para el sistema de cultura del país".

A nombre de los artistas y escritores miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), el presidente de esta organización, Rubiel García González, aseguró en ese acto que "la Revolución nos ha educado en el derecho a opinar y a decidir sobre sus políticas fundamentales". Y su optimismo se debía a que la AHS fue invitada el pasado 25 de junio a refrendar —con el PCC y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) como garantes— los documentos aprobados por el VII Congreso del PCC: "Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista" y "Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030".

En otra parte de su intervención, respecto a "la visión de nación" que el PCC pretende desde estos documentos, García González reclamó que "esa visión tiene que ser más entendible, con códigos de comunicación más claros y lo suficientemente atractiva para que las nuevas generaciones se sientan parte de ella y vean cómo podrán materializarse sus principales anhelos".

Para quienes gustan de cábalas y adivinanzas, el retorno de Abel Prieto —tal vez con instrucciones directas del general Raúl Castro— se conjuga también con el reciente voto de Cuba en contra de una resolución de la ONU que incluye a internet entre los Derechos Humanos.

Todo indica que el cambio de ministro habrá de traducirse en un aumento de la censura y de la vigilancia sobre las artes.

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