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Sociedad

Una joya del transformismo cubano

Manuel Proenza Quintero en el carné de identidad, Maridalia en los shows, lleva 25 años sobre los escenarios.

La Habana

Durante el último mes, he visto shows de transformismo en centros nocturnos, estatales y privados. Uno es el Bar Esencia, donde las noches de los lunes están dedicadas a la diversidad. La anfitriona es Chantal (Leo) y las invitadas alternan. Una de ellas es Maridalia.

Mi amigo Alexandro ha visto mucho transformismo y me dice cuando la anuncian, "es buena". Al verla aproximarse al escenario, pienso: "¿de dónde sacaron esto?".

"Esto" es una mulata gorda, barrigona, con papada y unos pies enormes. Pero supongo que debe ser buena para atreverse a compartir escenario con Chantal, que es una belleza. Apenas comienza su actuación, debo admitir mi error. No es buena, es descomunal.

Maridalia, a diferencia de la mayoría de los transformistas, no dobla; canta con su propia voz y posee un gran histrionismo.

Su nombre real es Manuel Proenza Quintero, tiene 51 años y entró al transformismo "sin querer", 25 años atrás, cuando las fiestas gays y el transformismo eran ilegales.

Lo hacíamos escondidos

"Lo hacíamos escondidos en casas y patios hasta que había un chivatazo. La Policía llegaba, acababa con la fiesta y decomisaba todo… A veces sacábamos un permiso por el cumpleaños de alguien. Si venía la Policía enseñábamos el carné de la persona, pero los transformistas tenían que esconderse. Te metían preso por vestirte de mujer; hasta por tener polvos en la cara o vestirte apretado", cuenta.

"El transformismo me gustaba, pero no pensaba trabajar en eso. Una noche, no había quien hiciera la conducción. Un transformista me pidió que las presentara. Me vistieron, me maquillaron y me pusieron Maridalia por la cantante, que me gustaba mucho y era mulata como yo. Yo entonces tenía el pelo largo", explica sobre sus inicios.

"Al público le encantó. El dueño me dijo que la semana siguiente fuera a hacer lo mismo y le dije que no. Pero me entró el bichito, empecé a prepararme y hasta el sol de hoy".

Aunque el transformismo era ilegal, a veces los contrataban para actuar en fiestas de fábricas y empresas estatales. "Nos daban una jaba o nos pagaban. En aquel momento se pagaba muy poco".

¿En vivo por la televisión?

En la época del transformismo prohibido, Maridalia ganó el festival Gunila, "único de transformismo realizado en Cuba".

"Se hizo en el Teatro América y costó que sacaran a todo el personal del teatro. Pero no se hizo a escondidas. El teatro se llenó, vinieron periodistas de todo el mundo, y se transmitió en vivo por la televisión… extranjera. Gunila sacó a la luz pública que se hacía transformismo en Cuba", dice.

Aunque reconoce el trabajo de Mariela Castro, considera que el problema de los homosexuales no ha terminado.

"La Policía cuando quiere hace de las suyas. No tenemos a quien recurrir. Por ejemplo, no entiendo que el Poder Popular de Guanabacoa me dijera que en mi casa no tenía espacio para que mi pareja viviera conmigo. Tuve que pedir un permiso porque supuestamente el espacio era para uno, no para dos, y me lo negaron", asegura.

Manuel compró su apartamento con el dinero de su trabajo, en 2012, cuando ya era legal comprar y vender casas.

Según afirma, las autoridades le dijeron que habría necesitado un permiso incluso si su pareja hubiese sido mujer.

"Vino un inspector que midió la casa y preguntó a los vecinos si era cierto que éramos pareja y vivíamos juntos. Alguien me sugirió buscar una abogada en el CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) y dije 'no, esto me lo tienen que dar porque sí, soy un ciudadano cubano, no quiero estar en la calle sin necesidad, teniendo casa'".

¿A trabajar para qué?

Los proyectos que actúan en centros nocturnos pertenecen a empresas y son coordinados a través del CENESEX. Se supone que les paga la empresa. En los locales privados, los transformistas tienen un contrato verbal con el dueño.

"Todos los proyectos tienen que estar legalizados y controlados. Comencé trabajando con Bravísimo, en Las Vegas. Fui de los primeros transformistas en trabajar allí. Después pasé a Olimpo, con el que me evalué. Ambos realizan campañas de prevención del VIH en los espectáculos", relata.

Aunque no sabe decir cómo qué está registrado en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), sabe que paga sus impuestos con puntualidad todos los meses.

Pero el dinero es "un conflicto". En algunos establecimientos privados pagan 10 CUC, que parece mucho si comparamos con el salario mensual de un trabajador estatal. "Ni la ropa ni el maquillaje ni los perfumes cuestan cinco pesos. Encima, debes pagarle a la ONAT".

Manuel mide 1.80 y calza un 45. "Un amigo que vive en los Estados Unidos me encarga los zapatos por internet. Cuando los trae, se los pago. Mi ropa lleva de tres metros de tela en adelante. La confección puede costarme 10 CUC, como el carro que me lleva y me trae con mis maletas. Lo principal es la propina que nos pone el público. A veces son 100 CUC. A veces, nada, solo los 10 CUC del establecimiento. Cuando pagaste el carro, ya. ¿Fuiste a trabajar para qué?".

Las cuatro joyas del transformismo cubano

Recientemente, se realizó en el Teatro América, sin promoción en los medios, un show de transformismo, a teatro repleto. Marino Luzardo, prestigioso presentador de la televisión, condujo el espectáculo. Al final, dijo que el Ballet Nacional de Cuba tenía cuatro joyas, y ahora el transformismo cubano tiene cuatro joyas también. Una es Maridalia. Las otras son Imperio, Samantha y Estrellita.

"Pasamos de la canción a la interpretación, después a cada uno de los personajes, y al final mostramos al público que quienes estaban allí no eran cuatro pájaros sino cuatro hombres artistas", recuerda Manuel.

El espectáculo reprodujo uno realizado en Miami por Las Diego, cantantes cubanas exiliadas. Asistieron Mirta Medina, Yaíma Saenz, Malena Burke y otros artistas. El show del América se vio en Miami. "Quisiera que se repitiera y que las transformistas de allá puedan venir y estar con nosotras en el escenario".

¿Pero es todo tan lindo como se ve desde el público? Algunos extransformistas hablan de un mundo sórdido y muy competitivo.

"Se viven cosas muy feas; el 'yo puedo más que tú, yo gano más que tú'. Pero igual ocurre en los concursos de Miss Universo, en una película, una novela…", matiza Manuel.

Miss Talento Latino 2006

Manuel aparece en el documental Mariposas en el andamio y en filmes como Havana Blues, de Benito Zambrano, donde interpreta a La Chari.

Un director de cine irlandés hizo una película en la que uno de los personajes, La Mama, está inspirado en Maridalia. "Estuvo tres años observándome", dice.

Un periodista alemán escribió un libro sobre su vida. "Ni sé cómo se llama. Él quedó en enviármelo y nunca lo hizo. Creo que por miedo a que le pidiera dinero. También he compartido escenario con artistas internacionales como la Massiel, en la Rosalía de Castro. Cuando las fiestas aún eran ilegales, se hacía transformismo en los centros de los españoles en Cuba. Ahí era legal".

En 2006, Maridalia participó en el concurso Miss Talento Latino… a través de un vídeo en el que aparece con otras transformistas del país y fue enviado a Miami.

Ganaron, pero no pudieron ir a recoger su premio. Tuvieron que recibirlo en Cuba, en una casa. Maridalia ganó ese concurso durante tres años.

Aunque es uno de los transformistas más prestigiosos, Manuel no deja de estudiar a las mujeres. "No solo yo, todos. Tienes que estar al tanto de ropas, maquillaje, peinados".

"La televisión que veo es la americana. En la cubana, solo las novelas y el noticiero. En los programas extranjeros veo el avance de la mujer. Aquí, desde que nací hasta hoy, veo a la mujer cubana sin medias, cansada y vistiéndose para salir con la misma ropa de trabajar".

"Gracias a la Revolución"

Manuel siente que aún falta libertad para los homosexuales en Cuba, que hay muchos homofóbicos a todos los niveles. "A esos es a quienes el CENESEX tiene que darles las clases".

Quisiera trabajar en cabarets de otros países y compartir escenario con transformistas extranjeros. Considera que aún le queda mucho por aprender en este "arte milenario, que viene desde el Teatro de Pekín, donde los personajes femeninos los interpretaban hombres".

Pero como la vida, sobre todo la de cubanos y cubanas, está llena de contradicciones, esta entrevista no puede terminar sin una: "Ahora, gracias a ciertas cosas, y por qué no, a la Revolución, tenemos un espacio", dice.

Aunque todas las cosas que cuenta han pasado dentro de la Revolución, "ahora se han dado cuenta de que éramos buenos hijos, buenos maestros, buenos trabajadores, y que merecíamos un lugar en la sociedad", opina. "No tenían por qué discriminarnos".

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