La conducta nerviosa de Manuel Marín, un empresario de 64 años de origen cubano asentado en Miami, lo convirtió en sospechoso cuando iba a entrar en la Embajada de Estados Unidos en Madrid, reportó El País.
Los agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que le pidieron que se identificara descubrieron que este hombre era buscado por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) estadounidense, por el supuesto asesinato del amante de su esposa en 2011.
Marín se encuentra ahora arrestado y a la espera de ser deportado a EEUU para cumplir con la orden internacional de detención, según confirmaron fuentes policiales.
El fugitivo se dirigió a la Embajada de Estados Unidos (EEUU), situada en la madrileña calle Serrano, para realizar una gestión con su pasaporte, pero los policías percibieron cierto nerviosismo cuando pasó a su lado, pues incluso trató de esquivarlos. Después de ser detenido, se comprobó que su permiso de estancia en España había caducado y que había una orden de búsqueda y captura de carácter internacional en su contra.
Marín estaba reclamado por la Policía de Miami-Dade y por la Fiscalía Estatal. Está pendiente de conocer cuándo se le extradita a EEUU.
Según publicó el diario El Nuevo Herald en abril pasado, Manuel Marín estaba siendo buscado por presuntamente haber planeado el asesinato del empresario Camilo Salazar, de 43 años. El cuerpo de este hombre fue hallado en junio de 2011 en una carretera rural en el noroeste de Miami-Dade. El cuerpo había sido golpeado salvajemente, degollado y le habían quemado la entrepierna.
La reconstrucción hecha por la Policía de la zona concluyó que Camilo Salazar fue visto por última vez a las 10AM del 1 de junio de 2011, tras llevar a su bebé de tan solo tres semanas a la oficina de su esposa. Tenía previsto regresar a este punto 45 minutos después, pero nunca lo hizo. Tampoco respondió a las llamadas a su teléfono móvil. Unos amigos hallaron su coche, un Chevrolet Trailblazer, a una manzana del trabajo de su mujer.
Los investigadores descubrieron que la víctima mantenía un relación con su anterior novia, Jenny Marín. La mujer estaba casada con Manuel Marín, cofundador y vicepresidente de Presidente Supermarkets, cadena de establecimientos que llegó a tener 30 locales en el sur de Florida.
En febrero de 2011 habría habido un enfrentamiento entre Marín, su esposa y el supuesto amante. El primero encontró a los otros dos en un café y se inició una discusión entre ellos. Le retó incluso a solucionar aquello "como hombres".
Pese a esa discusión, los antiguos novios continuaron viéndose a escondidas. Dos días antes de la desaparición y asesinato de Camilo Salazar, el matrimonio Marín salió en su yate a Bimini, en las Bahamas.
Cuando regresó a su casa, Manuel Marín habló con un empleado suyo. Horas después, este trabajador regresó al domicilio usando una muda de ropa diferente y recién duchado. El 4 de junio de 2011, el supuesto inductor del crimen se marchó de su domicilio y no regresó nunca más. Se había llevado el pasaporte y tomado rumbo a Francia.
La Fiscalía acusó a un grupo formado por cuatro personas de haber conspirado y cometido el asesinato de Camilo Salazar. Aparte de Manuel Marín, estaban implicados Alexis Vila Perdomo, medalla de bronce en lucha libre en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996; el exluchador de artes marciales mixtas Ariel Gandulla, y el entrenador y promotor Roberto Isaac.
La Policía determinó que Manuel Marín estuvo en contacto telefónico con los tres supuestos implicados el día que Camilo Salazar fue secuestrado. Según los registros de las llamadas, Isaac y Gandulla estaban junto al repetidor de la casa de la víctima, en Coconut Grove. Allí fue secuestrada la víctima. Además, los agentes del CSI (Policía Científica) hallaron las huellas dactilares de Gandulla en el vehículo del fallecido.
Las sospechas de la Policía de Miami siempre se centraron en que Manuel Marín huyó a España porque tenía familia en este país. "Se cree que Marín huyó para no ser arrestado y enjuiciado por el secuestro y asesinato de la víctima", escribió el detective de la Policía de Miami-Dade, Christopher Villano, en la orden de arresto.