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Agricultura

Arroz con metano

Los métodos de cultivo del cereal en la Isla contribuyen al efecto invernadero, dañan los suelos y hacen menguar las cosechas, advierten especialistas.

Puerto Padre

El metano, como se sabe, contribuye al efecto invernadero. Al producirse por bacterias que viven en suelos inundados, también se conoce como gas de los pantanos. Un campo de arroz puede ser un pantano artificial.

En Cuba el cultivo del arroz se remonta a 1750 y, según los entendidos, en estos momentos su consumo aporta el 17% de las calorías en la dieta de la población, llegando a un per cápita de 54 kilogramos como promedio. Tal predilección incentiva el cultivo.

¿Acaso con nuestros hábitos alimentarios y este gusto por el arroz en la Isla estamos contribuyendo al efecto invernadero?

A condición de no revelar su identidad, las respuestas a esa interrogante, dadas por un agrónomo especialista en el cultivo del arroz, un ingeniero químico, un biólogo, un economista y un viejo campesino, llaman a meditar.

Malas prácticas

"Antes de responder a su pregunta —dijo el agrónomo— déjeme decirle que un campo de arroz no tiene por qué ser necesariamente un pantano. Convengamos, en todo caso, que un campo de arroz mal manejado sí se transforma en un pantano artificial. Incluso con más graves consecuencias que las acarreadas por un pantano natural".

"Respondiendo su pregunta: Sí, en Cuba estamos contribuyendo al efecto invernadero con nuestras malas practicas agronómicas en el cultivo del arroz. Pero este no es solo un problema de la Isla, sino a escala global. Se estima que las arroceras producen el 25% de la cantidad total de metano que se emite a la atmósfera", dijo el biólogo entrevistado. 

Cuando usted dice "con nuestras malas prácticas agronómicas", concretamente, ¿a cuáles se refiere?, le preguntamos.

"En primer lugar, al cultivo extensivo; en segundo, a un mal manejo del agua y, en tercero, a la costumbre cada vez más arraigada de preparar y sembrar arrozales anegados en lugar de hacerlo en seco siempre que esto sea posible", explicó el biólogo, que durante años trabajó en una estación de sanidad vegetal.

¿Cómo un campo de arroz se convierte en un emisor de gas metano?

"En lugar de roturar los suelos, preparar un campo de arroz para la siembra por el método de fangueo es gasear la atmósfera con metano. No digo que no deba fanguearse, ese es un mal necesario para continuar la preparación de las tierras arroceras cuando las lluvias impiden el alistamiento clásico, pero esto es como operar a alguien, el cirujano solo utiliza el bisturí si es imprescindible, y así debe ser en una arrocera: agua solo la imprescindible y cuando sea necesaria", indicó el ingeniero químico.

"Pero no. En campaña de frío, de diciembre a marzo, con los campos secos, pudiendo roturar, no lo hacen; en lugar del arado, la grada, el land-plane y la sembradora, inundan los campos días y semanas hasta que los rastrojos de cosecha y la mala hierba se pudren, entonces… ¡paf!, el tractor con las ruedas fangueadoras en lugar del arado y, rápido, el avión, a sembrar", añadió.

¿Y el metano en la atmósfera? ¿Y el efecto invernadero? ¿Las autoridades no se percatan de esto?

"¡Claro que lo saben! Para eso tienen a los de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente. Pero les importa más el arroz", dijo el ingeniero químico, quien dedicó toda su vida profesional a la agroindustria.

¿En que medida el cultivo extensivo multiplica los efectos contaminantes?

"No es lo mismo tener una fábrica contaminando la atmósfera que tener diez. Y si esas diez producen mal y poco entonces imagine cuánto cuesta al medio ambiente producir una tonelada de arroz y el daño ecológico que ella representa", agregó.

Más área de cultivo, pero menos arroz

Según el ingeniero agrónomo entrevistado para este reportaje, en 1958 en Cuba había unas 12.000 caballerías (una caballería es igual a 13.42 hectáreas) dedicadas al cultivo del arroz, pero 15 años después el área de cultivo de las arroceras se había multiplicado varias veces.

¿Y la producción, se multiplicó en la misma medida?

"Ese es el problema. Extender el área arrocera para qué, ¿para contribuir al efecto invernadero emitiendo metano a la atmósfera? En 1957 el rendimiento por caballería fue de poco más de 600 quintales (un quintal es igual a 100 libras), pero ya para 1961 había bajado a 450 quintales por caballería", explicó el economista.

"Déjeme decirle que en 1957 en Cuba la cosecha de arroz fue de 155.000 toneladas, algo así como el 55% del consumo nacional, le repito, con solamente unas 12.000 caballerías dedicadas a arroceras. Pero esas producciones de antes de 1959 no consiguieron repetirse porque, aunque se incrementó varias veces el área de cultivo arrocero, la maquinaria, los fertilizantes, el agua de riego y la fuerza de trabajo, la mejor cosecha fue la de 1986 con 295.000 toneladas, pero ya cuando la población cubana doblaba la de 1957. Claro, se han incrementado los rendimientos por hectárea, pero no a lo que reclama el siglo XXI", añadió el economista, exdocente universitario, citando datos del libro La agricultura en Cuba, de Armando Nova González (Ed. Ciencias Sociales, 2006).

¿A qué puede atribuirse el abuso del fangueo en la preparación de los campos arroceros sin tener en cuenta la contaminación de la atmósfera por el desprendimiento de metano?

"En primer lugar, a que el fangueo es una técnica muy arraigada en el agricultor arrocero y, en segundo, a un problema económico", consideró.

"La preparación de los campos secos incluye roturación, gradeo, nivelación, y todo eso se hace en una sola operación en campos anegados, el fangueo reduce los costos", precisó, por su parte, el campesino.

Pero… ¿y el costo ambiental, la salinización de los suelos?, preguntamos al agrónomo a propósito de lo dicho por el campesino.

"Eso no lo ve nadie. Solo se mira al arroz sobre la mesa", dijo.

"Están tan preocupados por lo que tienen delante que no ven más allá de sus narices", alertó el ingeniero agrónomo. "Yo lo siento por mi nieto. Ya ni usted, ni mi hijo ni yo contamos en esta historia".

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