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Sociedad

Arabia Saudita abre su primera discoteca, pero no se puede bailar ni beber

Bajo la excusa del Islam, el país prohibe la música, bailar y cualquier entretenimiento donde hombres y mujeres tengan mínimo contacto.

Dubai

La inauguración, el pasado 13 de julio, de White Jeddah, la primera discoteca de Arabia Saudita, congregó a unas 2.000 personas, según comentó uno de los responsables del local de fiestas.

Al DJ de la casa, venido expresamente de Dubái, se le sumaron los saudíes DISH DASH, dos hermanos cuyo éxito hizo que tengan su propio cartel lumínico a la entrada de la carpa que acoge el White Jeddah, durante el festival de verano.

Bajo la excusa del Islam, Arabia Saudí prohibía hasta ahora no solo las discotecas, sino incluso la música, bailar y cualquier forma de entretenimiento en la que hombres y mujeres tuvieran un mínimo contacto.

Pero White Jeddah, ubicada en el Paseo Marítimo de Yedda, la segunda ciudad de Arabia Saudí, se ha convertido en el centro de ocio de los jóvenes ricos que solían antes de su aparición irse a divertir a la vecina Dubái, de la cual copiaron su homónima disco de moda.

"No sabes qué animación había", dijo un extranjero que estuvo entre los invitados a la inauguración, según el reporte del diario español El País.

El mismo día de la apertura, la Policía se presentó a la 1:00AM exigiendo que cerraran. La Dirección General de Entretenimiento tuiteó que se habían violado las normas, pero no está claro qué sucedió.

"Alguien retiró erróneamente la cinta que impedía el acceso y la gente subió al escenario; fue un error", contó uno de los DJ. "No hubo gente bailando, los saudíes saben que no está permitido. Como mucho seguían el ritmo, pero no se contoneaban o levantaban las manos", aseguró uno de los organizadores, que insistió en que tenían todos los permisos y siguieron las directrices a rajatabla.

Sea como fuere, White se convirtió en la comidilla de las redes sociales y ahí apareció la fisura que divide a la sociedad saudí ante los bruscos cambios que está sufriendo luego de años de enclaustramiento. Al día siguiente, el local reabrió con nuevas directrices.

"Me da la impresión de que hemos sido víctimas de la fama de White Dubai, porque hemos visto gente bailando en conciertos sin que se genere tanta polémica. La gente asocia nuestro club con chicas y alcohol, pero aquí no es así; nosotros cumplimos con todas las normas", subrayó uno de los cinco organizadores que viajaron desde Emiratos Árabes para entrenar al equipo de medio centenar de personas que se ocupa de mantener los estándares y el estilo de la marca.

Su objetivo es abrir un local permanente, lo que va a depender de cómo funcione esta experiencia temporal que cerrará sus puertas con el fin del festival, el 18 de julio.

De momento, planean ofrecer actuaciones para mantener la atención de los asistentes y justificar los 500 riales (125 euros, la mitad en el caso de las mujeres) de consumo mínimo.

"Nos dirigimos a un sector con alto poder adquisitivo. En nuestro local de Dubái los clientes fijos, que vienen una vez por semana, gastan de media entre 1.800 y 2.000 dólares [entre 1.600 y 1.750 euros] por mesa", dijo el organizador, cuyo nombre no fue revelado.

Esa factura la alimentan las bebidas alcohólicas, que siguen prohibidas en Arabia Saudí. La breve carta del White Jeddah, con pipas de agua a 250 riales, cócteles sin alcohol a 60, Red Bull a 50 y refrescos a 30, no da para tanto.

Como muchos cambios recientes en Arabia Saudita, a pesar de suponer un avance, la discoteca de Yedda es más un deseo que una realidad. Por ahora, no cumple con la definición del diccionario: "local público donde sirven bebidas y se baila al son de música de discos".

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