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Béisbol

¿Por qué nunca lanzaremos más rápido que Aroldis Chapman?

Nadie puede ni podrá superar sus 172 km/h, concluyen científicos.

Washington

Según un estudio de cuatro investigadores de las universidades de Harvard y George Washington y del Tata Institute de Bombay, un lanzamiento que hizo el pitcher cubano Aroldis Chapman en 2011 está en los límites del ser humano: nadie puede ni podrá superar sus 172 km/h.

En la tercera hora del partido de la MLB que enfrentó en esa ocasión a los New York Yankees y los Tampa Bay Rays, Chapman disparó a 170 km/h o a 171, siempre a menos de 172 km/h, su récord, hasta el momento la marca absoluta.

Chapman es un cerrador, lanzador especializado en bolas rápidas, y a sus 31 años de él aún se espera que lance más rápido, pero no puede. Es imposible, dicen los científicos.

De acuerdo con el estudio publicado en la revista científica Nature, los ocho años que lleva vigente su récord y el hecho de que décadas atrás ya se registraran velocidades similares en pitchers como Bob Feller (1936-1956) y Nolan Ryan (1966-1993), advertían una evolución frenada, pero el trabajo confirma que se ha llegado al tope.

Mientras en el atletismo se calcula cuándo se bajará de las dos horas en el maratón y en la natación se rebajan tres o cuatro récords mundiales cada año, en el béisbol no se puede ir más allá.

Los resultados de los investigadores señalan que no se puede forzar más un ligamento del codo llamado ligamento colateral ulnar. Como soporte de toda la rotación del brazo, este ligamento se somete a una presión tremenda en los lanzamientos a velocidades altas y, aunque durante años se haya puesto a prueba, hoy ya está en su tensión máxima.

De hecho, es tan normal que los lanzadores se rompan ese ligamento que la cirugía de reconstrucción se llama Tommy John por un exlanzador de los White Sox, los Dodgers y los Yankees y, según una encuesta de 2012, un cuarto de los especialistas de la MLB se han sometido a ella en algún momento de sus carreras.

"El esfuerzo que hace el codo en un lanzamiento de 172 km/h es parecido al que haría si, de repente, alguien te pone una bola de 30 kilos sobre la mano. Lamento decir esto pero no creo que se vaya a superar el récord", dijo hace unos meses Glenn Fleisig, director de investigación del American Sports Medicine Institute y experto en biomecánica del lanzamiento, en la revista Wired.

Preguntados por la imposibilidad de batir el récord de Chapman, los lanzadores suelen mostrarse confiados, aunque admiten que es complicado.

"Es muy atrevido decir que existe un límite. En el béisbol, como en todos los deportes, siempre aparece alguien que hace lo que parecía imposible. Y si no, se evoluciona en la técnica o en aspectos más secundarios", comentó Jordi Vallès, exlanzador de la selección española y ahora presidente de la Federación Catalana.

El que fuera bronce en los Europeos de 2003 y 2005 apuntó que en años próximos los pitchers podrían beneficiarse de la mejora en la fabricación de las bolas, cada vez más lisas y redondas; de la aparición de nuevos suplementos vitamínicos que ayuden a los ligamentos; o incluso de algún cambio mínimo en el reglamento, como sería la elevación del montículo unos centímetros.

Pero, pese a su escepticismo, Vallés acaba aportando un dato que confirma el límite: la velocidad media.

En los últimos años la rapidez promedio de los lanzamientos en la MLB ha aumentado sobremanera. El número de lanzadores por encima de la barrera de los 160 km/h es cada vez más alto y eso incluso supone un problema para la liga: el aburrimiento amenaza.

La tarea de los bateadores cada vez es más difícil y se ha generado una tendencia que ratifica las conclusiones del estudio publicado en Nature. Hoy hay muchos excelentes lanzadores capaces de acercarse a los límites humanos, pero ninguno capaz de superarlos. Lo dice la ciencia: nunca lanzaremos más rápido.

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