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Arqueología

Los arqueólogos sacan otra 'joya' de las ruinas de Pompeya

'A veces es así, cuidar de la Historia puede hacer milagros', dice un experto.

Roma

Otro descubrimiento increíble, "un lugar único y enigmático", han hecho los arqueólogos en las ruinas de Pompeya. Se trata de un sitio que han bautizado como "Jardín Encantado", un gran santuario para el culto de los Lares, informa la agencia italiana ANSA, que dijo haber visitado en exclusiva el sitio con los expertos que aún trabajaban en las paredes milenarias.

Este es el último tesoro rescatado de las cenizas del volcán Vesubio, una construcción custodiada por imágenes de dos sinuosas serpientes, un pavo real solitario que se asoma en el verde, bestias doradas que luchan con un jabalí negro y feo, como los males del mundo. Y luego, de nuevo, cielos relucientes donde emprenden vuelo aves delicadas, un pozo, un gran estanque colorido y el retrato de un hombre con cabeza de perro.

Este "jardín" emergió increíblemente intacto del manto solidificado de piedra pómez y cenizas que lo había enterrado hace casi 2.000 años, en el 79 después de Cristo.

Es "un lugar maravilloso y enigmático que ahora habrá que estudiar en profundidad", dijo el director del Parque Arqueológico de las ruinas de Pompeya, Massimo Osanna.

Este "Lararium", el más grande descubierto en Pompeya hasta ahora, ofrece la certeza de que este jardín, que en ese momento estaba cubierto en parte por aleros, era un lugar precisamente dedicado al culto de los Lares, las deidades domésticas protectoras de la casa y sus habitantes en el mundo romano de entonces.

Bajo la edificación, los arqueólogos también encontraron intacta una lámpara de bronce que sería parte de un altar hogareño de terracota, con ofrendas como una piña, dos huevos grandes, higos suculentos y dátiles dorados.

Es un misterio quién era el propietario de esta casa, ubicada a pocos metros de otra rica vivienda, la de Marco Lucrecio Frontón, que debió ser grande y muy opulenta, por las numerosas habitaciones excavadas en el siglo XIX y hoy desafortunadamente despojadas de todo.

"Tal vez fue un rico comerciante, sin dudas una personalidad refinada y culta", especuló Osanna basándose en las pinturas de jardín, que no tendrían igual en otras viviendas de la ciudad, incluso en ese período de la vida de Pompeya, en el cual Oriente estaba de moda y en las casas más ricas eran comunes las imágenes de frutas y animales exóticos.

Todo esto se encuentra en el "Jardín Encantado", pero siempre, subrayó el arqueólogo, con alguna peculiaridad que hace de este sitio al aire libre un "lugar definitivamente único".

Ahora podrían surgir nuevas sorpresas de la excavación de las habitaciones que daban a ese jardín, donde solo queda la reja de una ventana empastada de lava y desechos, un dramático recuerdo del desastre.

Ver emerger los dibujos "de la costra de piedra pómez, que fue retirada poco a poco, también fue increíble para nosotros", dijo uno de los excavadores.

Mientras tanto, alrededor, apenas a un paso, los turistas, como todos los días, pululan por el sitio arqueológico, en este tramo de Pompeya que hoy se asemeja a una obra en construcción: con los trabajadores que cavan, montacargas que llevan montañas de tierra y piedra triturada, ingenieros y arquitectos que supervisan cada movimiento.

El descubrimiento de la "casa del Jardín Encantado", sonrió el arqueólogo Osanna mirando en torno suyo, "es un tesoro inesperado que surge desde aquí. A veces es así, cuidar de la Historia puede hacer milagros".

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