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Sexualidad

Orgasmómetro: más allá de la ficción erótica

Esta es la herramienta psicométrica avalada científicamente que tiene mucho que enseñar del placer femenino.

Londres

Un grupo de investigadores de varias universidades italianas han realizado un novedoso estudio científico cuyo objetivo principal ha sido la medición del orgasmo femenino a través de una herramienta psicométrica: el orgasmómetro-F.

Teniendo como premisa que en el caso de los seres humanos las relaciones sexuales no tienen como único propósito la reproducción, los autores se dieron a la tarea de medir por primera vez el orgasmo femenino a través de un instrumento científico validado.

El italiano Emmanuele Jannini, profesor de endocrinología y sexología médica de la Universidad de Roma Tor Vergata, dijo a BBC Mundo que el "objetivo fue proporcionar el primer y único instrumento, del que tengamos conocimiento, para medir la intensidad, la cantidad de placer femenino, durante el coito, la masturbación y otros actos sexuales".

El orgasmómetro-F que Jannini y su equipo desarrollaron no es un aparato, ni una máquina, según explicó al medio británico.

"Bromeamos sobre el orgasmatrón", indicó. "Esa era una máquina usada por Woody Allen en su película El dormilón y también aparece en Barbarella, protagonizada por Jane Fonda, en los años 60. Usamos un término que, en cierta forma, se parece al de una máquina de fantasía para conseguir un orgasmo".

En realidad la idea detrás de la palabra orgasmómetro era que fuera fácil de recordar y de entender.

"Una máquina para medir el orgasmo no existe, de la misma manera que una máquina para medir el dolor no puede existir", explicó el profesor. Sostuvo que ambas son sensaciones subjetivas, personales. Así, una escala que tú mismo valoras es la mejor opción para medirlos.

Los investigadores italianos utilizaron el mismo instrumento que se usa para medir el dolor en la práctica clínica, el cual es una escala análoga visual.

Para el también expresidente de la Sociedad Italiana de Andrología y Medicina Sexual, "el placer y el dolor son las dos caras de la misma moneda. Ambos son de naturaleza subjetiva y no pueden ser medidos por biomarcadores, sino a través de una evaluación subjetiva, personal".

Escala: 0, la ausencia de percepción orgásmica, diez, la intensidad máxima percibida

"Usamos la misma escala con la que se mide el dolor porque el placer (…) no solo también es subjetivo sino porque estimula partes parecidas (y cercanas) del cerebro con mecanismos similares, tan parecidos que algunas veces el cerebro de algunas personas les cuesta distinguir, decidir, si una determinada sensación fue dolorosa o placentera", detalló Jannini.

Por ejemplo, cuando comes picante, "estás entre algo que puede ser doloroso y placentero", explicó.

Un ejemplo relacionado con la sexualidad es el que tiene que ver con el clítoris, que es el principal órgano del placer femenino: "Si la estimulación del clítoris no es correcta, el placer es fácilmente transformado en dolor".

"En una violación, la estimulación puede ser la misma de una relación sexual, pero no hay placer, hay dolor: el cerebro ha decidido correctamente que una violación no es placentera, es algo dramáticamente malo, terrible. El cerebro no registra esas sensaciones como placenteras, sino que decide que son dolorosas", apuntó.

En el estudio participaron 526 mujeres italianas, 112 de ellas pacientes de una clínica de sexualidad que sufren algún tipo de disfuncionalidad sexual. El resto, 414, que no presentaban ningún problema de índole sexual, fueron reclutadas a través de una plataforma web.

Las participantes respondieron varias preguntas sobre su actividad sexual.

Tras tener una experiencia sexual (coito, masturbación, sexo oral, u otra), las mujeres entraban a un sitio web, creado por el equipo de investigadores, y respondían una serie de preguntas validadas por la práctica clínica.

"Es un sitio web inteligente que se adapta a las respuestas y los hábitos de quien responde", apunta Jannini. Por ejemplo, si la participante es bisexual, se le preguntará sobre su experiencia con una pareja mujer y con una pareja hombre.

Una de las secciones de ese cuestionario tenía que ver con el orgasmómetro, el cual las hacía otorgarle un valor numérico a la sensación que tuvieron. El estudio pudo establecer una correlación entre los actos sexuales y las parejas.

¿Asunto de dos?

"La correlación con la masturbación significa que no es verdad que la sexualidad femenina depende exclusivamente de la habilidad del hombre", señaló el profesor italiano.

"Los franceses tienen una frase famosa que dice que las mujeres frígidas no existen, hombres incapaces sí existen", relató.

Sin embargo, para el experto, esas son ideas machistas que han trascendido en el tiempo y que plantean el cuerpo femenino como un piano o un instrumento silente que se escucha muy bien cuando el pianista o el músico es muy bueno.

En opinión de Janinni, el placer femenino no debe depender del hombre.

"Es una perspectiva muy machista porque toda la responsabilidad del éxito de la experiencia sexual, el placer sexual, está enfocada en las manos, en el pene, en la lengua, del hombre".

Para Janinni, su estudio demuestra que la responsabilidad del placer femenino depende al menos 50% de las mujeres.

"Me opongo rotundamente a la idea de que las mujeres son simples instrumentos en las manos de los hombres. Va en contra de mi idea de la paridad en la cama: tenemos los mismos derechos y tenemos los mismos deberes, en cierta forma, a la hora satisfacer el objetivo de las relaciones sexuales, que es el placer", manifestó a BBC Mundo.

Sin embargo, a diferencia de la eyaculación prematura que experimentan muchos hombres, las mujeres necesitan tiempo y libertad porque "el éxito del coito, de la masturbación (u otra actividad sexual) está relacionada con la capacidad de la mujer para dejarse llevar por el placer".

Las ventajas de la experiencia

La muestra de participantes tenía edades que oscilaban entre los 19 y los 35 años y se halló que la intensidad de los orgasmos aumentaba con la edad, lo cual los científicos atribuyeron la experiencia personal de cada mujer con su sexualidad.

"No podemos decir que el orgasmo depende totalmente de la edad porque, en el caso de las mujeres que entran en la menopausia hay otros factores que afectan la habilidad de experimentar placer", afirmó Jannini.

"Pero a medida que una mujer comienza a experimentar su sexualidad y a darse cuenta de cómo llega al orgasmo, ya sea por masturbación, por coito u otra forma, la curva llega a un pico entre los 30 y 35 años", destacó.

Para llegar ahí, consideró que la masturbación "es una escuela maravillosa, muy eficiente para entender no solo la complejidad sino la viabilidad (del orgasmo)".

"Nuestros experimentos han demostrado que hay una gran viabilidad en la experiencia sexual femenina. En el caso de los hombres, sus experiencias orgásmicas son más similares entre sí y eso es diferente en el caso de las mujeres", señaló el profesor italiano.

"El cuerpo de la mujer y su sexualidad no siempre son los mismos a lo largo del tiempo, puede cambiar, y varía de mujer a mujer", concluyó el experto.

Las conclusiones del estudio fueron publicadas el pasado 29 de agosto bajo el título Validación de una escala visual análoga para medir la percepción subjetiva de la intensidad orgásmica en las mujeres: el orgasmómetro-F, en la revista científica PLOS ONE.

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