Back to top
Rusia

Así de 'democrática' es la vía que utilizan Putin y sus allegados para eludir el tráfico en Moscú

No sufren como lo hace el chofer medio, que pasa 91 horas al año en embotellamientos.

Moscú

El presidente de Rusia Vladimir Putin realiza la mayoría de sus traslados diarios en helicóptero, pero además cuenta con una autopista VIP que conecta su residencia, escondida entre un frondoso bosque de pinos a 22 kilómetros de Moscú, con el Kremlin, en el centro de la capital.

El mandatario, sus altos mandos del Gobierno y sus oligarcas aliados tienen asegurada una vía exclusiva dentro de una de las autopistas más transitadas de Moscú. Ninguno es ese conductor promedio de la capital rusa que, según un estudio de la firma de análisis INRIX, pasa 91 horas atascado en el tráfico al año.

De acuerdo con el sitio Infobae.com, Moscú se ubica de segunda en el ranking mundial de las peores ciudades en lo que a embotellamientos se refiere, solo detrás de Los Ángeles, en EEUU.

Catalogada como "el último símbolo de estatus en Rusia", la falsamente concebida como un "carril de emergencias", la vía central que se extiende entre las avenidas Kutuzovsky y Novy Arbat, es utilizada, en mayor medida, por los rusos más acaudalados para burlar el tráfico.

Para The New York Times, la sola existencia de una vía exclusiva para ricos y poderosos es un símbolo de la Rusia de Vladimir Putin, donde una "cultura del privilegio" define a la sociedad moderna.

Construida en los años 50 para unir al Kremlin con las residencias del Gobierno al oeste de Moscú, la autopista especial fue concebida desde el primer momento con un carril central reservado para vehículos oficiales. Sin embargo, solo después de la explosión del parque automotor en la capital rusa en las últimas décadas los residentes han comenzado a notar los privilegios viales reservados para unos pocos.

Un regimiento policial especial está encargado de monitorear que ningún ciudadano común ocupe el carril VIP, mientras que un sofisticado sistema de cámaras los asiste en el proceso. Además de su naturaleza poco democrática, el carril representa un riesgo para peatones y otros vehículos dado que no cuenta con ninguna barrera divisoria.

Al menos cinco accidente fatales fueron registrados en dicho tramo en 2017, mientras que en lo que va de 2018 se han sumado dos más. El carril exclusivo se ha convertido en uno de los tramos más peligrosos de toda la ciudad, dado que generalmente quienes lo transitan lo hacen a todo velocidad y sin tomar resguardo por la integridad de otros.

Los simples mortales deben ver pasar a los Mercedes-Benz blindados, mientras se entretienen con sus smartphones, atascados por horas en el tráfico.

Durante lo que se conoce comúnmente como el rush hour o la hora pico, período que generalmente coincide con las primeras horas de la mañana y el regreso a casa luego de un día de trabajo, los moscovitas pasan la mayor parte de dicha franja horaria atorados en algún punto de la ciudad.

Solo en la ciudad más poblada del estado de California los conductores viven una peor situación, con 102 horas al año parados en sus calles.

Si un traslado diario de 40 minutos de un solo tramo representa una verdadera pesadilla para los residentes de las grandes ciudades del mundo, los moscovitas se encuentran en una situación mucho peor. La mayoría debe soportar entre una hora y media y cuatro horas para ir a trabajar y más tarde la misma pesadilla para regresar al hogar.

Moscú tiene alrededor de 12 millones de residentes, además de tres millones de visitantes y residentes no registrados, más de cuatro millones de vehículos en una urbe fundada en 1147 bajo el concepto de anillos, que podía dar buen resultado en los tiempos antiguos, pero no en la actualidad. A medida que los conductores se acercan al centro, la situación empeora drásticamente.

El sistema de transporte público, dentro del cual se destaca una red de metro compuesta por majestuosas estaciones decoradas con mármoles de todo tipo, elaborados murales y esculturas dignas de un museo, tampoco brilla por su eficiencia.

El sistema subterráneo no da abasto con el caudal de pasajeros durante las horas pico. La mayoría de las estaciones se encuentran entre diez y 30 minutos de distancia para la mayoría de las personas, lo que no es conveniente durante los meses más fríos. Los ómnibus por su parte no cuentan con un itinerario marcado y sus usuarios pueden pasar horas esperándolos a la intemperie y con temperaturas bajo cero.

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.