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Chile

Michelle Bachelet entrega el poder por segunda vez a Sebastián Piñera

'La meta es recuperar el crecimiento', dice el nuevo ministro de Hacienda, Felipe Larraín.

Santiago de Chile

La investidura de Sebastián Piñera como presidente de Chile este domingo en Valparaíso supone el fin de un ciclo marcado por la alternancia en el poder entre el conservador y la socialista Michelle Bachelet, informa EFE.

La escena que se vivió en el salón de honor del Congreso chileno, al quitarse Bachelet la banda presidencial para que se la pusiera Piñera, repitió la del 11 de marzo de 2010 y fue la ceremonia contraria a lo que ocurrió hace cuatro años, cuando el mandatario conservador finalizó su primer Gobierno y cedió el mando a la socialista.

Cuando Piñera finalice su mandato en 2022, él y Bachelet habrán liderado el país durante 16 años, cada uno en dos periodos presidenciales de cuatro años.

Ambos han dejado huella en la política chilena. Bachelet, que ya dejó claro que no buscará nuevamente la reelección, fue la primera mujer en la historia del país que consiguió alcanzar la Presidencia.

Piñera, por su parte, llevó a la derecha a ganar unos comicios después de 20 años de gobiernos de centroizquierda desde el término de la dictadura de Augusto Pinochet.

La ceremonia de traspaso de mando se realizó en una sala de honor del Congreso repleta y ante la atenta mirada de seis jefes de Estado latinoamericanos.

El que levantó mayor expectación fue el boliviano Evo Morales, que estuvo en Valparaíso un día después de encabezar en su país el despliegue de una bandera de casi 200 kilómetros de largo para llamar la atención hacia su demanda ante Chile para obtener una salida al mar.

Morales se sentó al lado del rey emérito de España, Juan Carlos, con quien intercambió algunas impresiones durante la ceremonia, y se sacó selfies con invitados que se lo pidieron.

En la misma fila estaban sentados los presidentes de Perú, Pedro Pablo Kuczynski; México, Enrique Peña Nieto, y Brasil, Michel Temer, quienes conversaron de manera distendida antes del inicio de la ceremonia.

Entre los invitados por Piñera a la toma de posesión estaban el expresidente del Gobierno español José María Aznar y el exmandatario mexicano Felipe Calderón.

Al final de la ceremonia se vivieron las mismas escenas de caos que se repiten cada cuatro años. Los invitados se agolparon en su intento por desalojar el salón y una legión de reporteros hizo su ingreso para tratar de obtener declaraciones.

Evo Morales fue el objetivo más perseguido, aunque enfiló raudo el camino de salida escoltado por los miembros de su comitiva.

El mandatario boliviano no asistió al almuerzo que ofreció antes de la ceremonia Piñera en el Palacio de Cerro Castillo, en Viña del Mar, a los presidentes, representantes de gobiernos y a otros invitados a su investidura.

El traspaso de mando dejó situaciones anecdóticas como una conversación entre Bachelet y Piñera instantes antes de la investidura, en la que el ahora mandatario se interesó por la piocha de Bernardo O'Higgins, el padre de la patria, que según el protocolo se coloca en la banda presidencial.

"¿Es la original?", preguntó Piñera a Bachelet. "No es la original, pero es la que se usa hace muchos años", respondió ella.

"¿Y dónde está la original?", se interesó Piñera. "No sabemos, esa se perdió con Pinochet", replicó la socialista. "La vamos a buscar", afirmó Piñera para cerrar la conversación.

Tras el juramento de Piñera, varios de los ministros dijeron que trabajarán por el crecimiento económico del país y los derechos sociales, aunque aclararon que definirán sus prioridades la próxima semana.

"La meta es recuperar el crecimiento", afirmó el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien precisó que el nuevo Gobierno quiere alcanzar un crecimiento promedio del producto interior bruto (PIB) del 4% en los próximos cuatro años.

Ello se puede alcanzar "a través de políticas económicas y gestión de recuperación de confianzas y disminución de la incertidumbre. Hay que aprovechar los buenos ciclos de la economía internacional", dijo Larraín, quien también dirigió las finanzas públicas en el primer Gobierno de Sebastián Piñera.

Ya como presidente, Piñera abandonó el Congreso y se alejó en un automóvil descubierto, entre los honores de formaciones militares y saludando a la gente apostada en las aceras.

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