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Estados Unidos

#NeverAgain: Nace una revolución 'millennial' contra las armas en EEUU

Jóvenes sobrevivientes de la masacre de Parkland reclaman que sean tomados en serio.

Madrid

El reciente tiroteo que se saldó el pasado 14 de febrero con 17 víctimas mortales en una escuela secundaria en Parkland, Florida, ha hecho saltar la chispa de una revolución millennial, cuya voz e imagen es la cubanoamericana Emma González y el objetivo, la lucha contra las armas en EEUU.

Como señala el diario español El País, que hace una presentación de los protagonistas de esta rebelión, el movimiento #NeverAgain (Nunca Más) surgido tras la matanza quiere ser una pequeña revolución pacífica "que de una vez ponga coto a los excesos y falta de control del mercado de armas para civiles".

Los líderes son un puñado de alumnos supervivientes que, al día siguiente de la masacre perpetrada por un exalumno, y después de una vigilia nocturna decidieron lanzar su grito de cambio por Instagram, Twitter y Facebook.

Emma González es la joven rapada de 18 años que espetó llorando a EEUU: "¡Qué vergüenza!" en un discurso que captó la atención nacional e impulsó el movimiento. Su rostro se ha expandido por redes sociales y en afiches para dar fuerza a una rebelión que tiene en Cameron Kasky, 17 años, a un estratega precoz y corajudo.

El diario español recuerda cómo en un plató, Kasky puso contra las cuerdas al senador republicano Marco Rubio al reprocharle su concubinato con la Asociación Nacional del Rifle.

Con fuerte apoyo nacional, incluidas celebridades como George Clooney o Steven Spielberg o el expresidente Barack Obama, y acumulando ya millones de dólares en donaciones para sus actividades, los muchachos del #NeverAgain han prendido en Florida una chispa que esperan que suba como un rayo y explote en una manifestación masiva el 24 de marzo en Washington a la que han llamado #MarchForOurLives (Marcha por nuestras vidas).

El País entrevistó a tres miembros del núcleo fundador del movimiento.

Alfonso Calderón

Es un estudiante de 16 años, de Alcobendas, un suburbio de Madrid. "Los mayores que están en el poder nos han fallado y los niños hemos tenido que ponernos a pelear por el derecho a vivir", dice.

Habla con desparpajo y es sonriente, pese a la losa anímica que carga por lo que vivió en su instituto. Sus padres lo trajeron a Florida con seis años. Estudiante destacado, antes del 14 de febrero soñaba con estudiar Derecho en Harvard.

Sin embargo, tan solo unos días de acción social le han hecho pensar en estudiar Ciencias Políticas "para poder pensar mejor sobre estos temas y ser capaz de dialogar con congresistas y senadores".

El muchacho aclara como todos los #NeverAgain que no quiere "quitarle todas las armas de sus casas a la gente, porque es un derecho constitucional tenerlas, pero sí es necesario controlar más lo que está pasando". "Las leyes son muy débiles", afirma.

"Nuestro objetivo principal es que cambie la legislación para que haya más sentido común: no puede ser que con 18 años no puedas comprarte una cerveza, pero puedas comprarte un rifle de guerra. Y que no me digan que son para cazar. Yo he cazado conejos con mi familia de vacaciones en Albacete y no he usado un AR-15", señala.

Diego Pfeiffer

Amante de Shakespeare, tiene 18 años y quiere ser actor y bailarín de musicales. Su ídolo es Lin-Manuel Miranda, protagonista del musical Hamilton. Habla inglés, español y estudia francés.

Según El País, antes de la masacre nunca se había interesado por cuestiones políticas. El día de San Valentín perdió a una de sus mejores amigas, que había tocado años con él en la orquesta del instituto. Hoy está comprometido hasta el tuétano con el movimiento.

"Soy optimista y creo que vamos a lograr promover un cambio importante", dice. "Tiene que haber un balance entre el derecho a la defensa y la protección exagerada. Los fusiles de asalto no están hechos para defender una casa de un ladrón, están hechos para masacrar gente".

No se declara republicano ni demócrata. Cree en un espacio intermedio donde reine el "sentido común", palabra talismán de los adolescentes del #NeverAgain. Es el concepto que usó Obama en su reacción a la matanza.

Pfeiffer, un joven culto con tanto gusto por la matemática como por la poética, dice que quiere acabar con la violencia armada y "terminar de leer la obra de Shakespeare".

Chris Grady

Tiene 19 años y hace unos meses se alistó en el Ejército, pero la matanza del Stoneman Douglas, dice, le ha hecho ver "el mundo de otra manera" y su nuevo proyecto a medio plazo es "dedicarse a la política y servir a la sociedad".

"Todo ha cambiado. Todos estamos mucho más juntos ahora. Es una pena que haya tenido que pasar esto para que nos sintamos así", explica. Menudo, con el pelo alborotado como si hubiera brincado directo de la cama a la entrevista, también se muestra confiado en el potencial del movimiento: "Esto va a llevar años lograrlo, pero tenemos una cantidad de apoyo que jamás hubiéramos soñado y estamos muy determinados a seguir luchando por el cambio".

"No me definiría como antiarmas. Debe estar permitida la defensa, pero con controles mucho más estrictos y sin acceso de los civiles a fusiles. Los fusiles pertenecen solo al mundo de los militares".

Alfonso, Diego y Chris estuvieron el miércoles con legisladores estatales. Chris dice que sintió que algunos los trataron "como cachorros enfermitos" y que hacían como que escuchaban hasta mandarlos de vuelta "a la cama con una mantita". "Pero se equivocan. Este movimiento sigue y cuanta más fuerza coja más en serio nos van a tomar", destacan.

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