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Rusia

El Kremlin no deja reírse de Stalin

El filme recoge la lucha por el poder entre los líderes de la Unión Soviética después de 1953.

Moscú

El Ministerio de Cultura de la Federación Rusa prohibió la película La muerte de Stalin, del director británico Armando Iannucci, según informa el diario español El País.

El filme es una sátira sobre la lucha por el poder entre los líderes de la Unión Soviética tras el fallecimiento de Stalin en 1953.

El estreno estaba previsto para este jueves 25, pero el martes 23 el Ministerio de Cultura revocó la licencia de exhibición ya concedida, después de que el consejo asesor del Ministerio (grupo de diversos profesionales de la cultura y también políticos) fuera invitado a un pase restringido.

Según dictaminó el consejo en una misiva, "La muerte de Stalin está dirigida a aventar el odio y la hostilidad, a humillar la dignidad de la persona rusa (soviética), a hacer propaganda de la inferioridad de la persona, en función de su pertenencia social y nacional, y eso es una manifestación de extremismo".

Entre los firmantes de la carta están la hija del mariscal George Zhúkov (uno de los personajes satirizados en la cinta), y el director de cine Nikita Mijailkov, así como el jefe del Comité de Exteriores de la Duma Estatal, Leonid Slutski.

"Hasta donde recuerdan los expertos, nunca en la Rusia postsoviética se había retirado una licencia de exhibición a una película, lo que permite hablar del primer caso de censura cinematográfica", afirma El País.

"Los personajes son mostrados como payasos idiotas", criticó en una entrevista con el portal Meduza, Pável Pozhigailo, miembro del Consejo Social del Ministerio de Cultura, quien asistió a la sesión privada de exhibición del filme junto a otros altos funcionarios.

La cinta centra el argumento en los últimos días de vida del dictador soviético, en 1953, y destaca las luchas intestinas y las traiciones entre los miembros de su entorno para posicionarse de cara a la sucesión.

Conocidas personalidades de la historia rusa, como el propio Stalin, el que acabaría siendo su sucesor, Leónid Brezhnev, el responsable de los todopoderosos servicios secretos, Lavrenti Beria, o los militares Georgui Zhúkov o Konstantín Rokossovskii aparecen caricaturizados, algo que no ha sido apreciado por los funcionarios rusos, precisa Euronews.

La muerte de Stalin está protagonizada por Jeffrey Tambor y Steve Buscemi. Fue estrenada mundialmente en septiembre pasado durante el Festival de Toronto, al que acudieron sus principales protagonistas.

En declaraciones a la prensa rusa, el director Iannucci aseguró que la película no pretende ser un documento histórico y admitió que los diálogos entre los dirigentes soviéticos son producto de su fantasía.

Mientras, los comunistas la tacharon de "provocación" en vísperas de las elecciones presidenciales del 18 de marzo, en las que el actual presidente, Vladímir Putin, buscará la reelección.

Ianucci, de acuerdo con Euronews, ha expresado su convencimiento de que aún existen posibilidades de que su película sea finalmente expuesta en los cines de Rusia, dada la buena acogida que ha tenido la cinta en las sesiones privadas organizadas para rusos.

"Todos los rusos a los que hemos enseñado el filme, incluyendo periodistas rusos, nos han dicho lo mucho que les ha gustado. Dicen dos cosas, es divertido, pero es verdad. Todavía confío en que podamos exponerla en los cines", señaló el director.

"El filme refleja lo que sucede hoy dentro del Kremlin, la lucha por el poder. Realmente refleja la lucha frenética por la supervivencia. Ahí es donde se mezclan la comedia y la paranoia que se pueden percibir actualmente", concluyó Iannucci.

El ministro de Cultura de Rusia, Vladímir Medinski, negó este miércoles que la suspensión de la proyección de la película sea un acto de censura gubernamental, informa EFE.

"Nosotros no tenemos censura. No tenemos miedo a las interpretaciones críticas e imparciales de nuestra historia", dijo Medinski a la prensa.

Medinski adelantó que, además de retirarle la acreditación de exhibición, se ha decidido realizar un análisis jurídico del contenido de la cinta, en alusión a que podría tener carácter extremista, lo que llevaría a su prohibición definitiva.

"Mucha gente de edad avanzada, y no solo ellos, la han interpretado como una burla insultante de su pasado soviético, de un país que derrotó al fascismo, del Ejército soviético, de la gente común y, lo más desagradable, de las víctimas del estalinismo", comentó.

Además, el ministro explicó que la distribuidora, Volga, ignoró las advertencias sobre la inconveniencia de estrenar la película en vísperas del aniversario 75 de la victoria soviética contra la Alemania nazi de Stalingrado, que tendrá lugar el 2 de febrero.

"Hay una frontera moral entre el análisis crítico de la historia y la burla", dijo.

"Volga" explicó que el ministerio le remitió la pasada semana la autorización estatal para proyectar la cinta, pero cambió de idea tras recibir numerosas muestras de repulsa.

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