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América Latina

Argentina: la polarización persiste

Las elecciones legislativas de término medio consolidan la posición del Gobierno y dejan a la oposición debilitada y fragmentada.

Madrid

La alianza oficialista Cambiemos ha conseguido una victoria arrolladora en las elecciones legislativas celebradas este domingo en Argentina, que renovaban parcialmente el Congreso (Cámara de Diputados y Senado).

Los resultados constituyen un éxito rotundo para la formación que lidera el presidente Mauricio Macri. Cambiemos no solo se afianza como la única fuerza política implantada en todas las provincias, sino que consigue una progresión significativa en las dos cámaras, además de ganar en los principales distritos del país: Buenos Aires (capital y provincia), Santa Fe, Córdoba, Mendoza.

Y, como broche de oro, aventaja a la formación de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Unidad Ciudadana, en la provincia de Buenos Aires.

Desde el restablecimiento de la democracia, solo la Unión Cívica Radical de Raúl Alfonsín había logrado un triunfo semejante en unas elecciones legislativas de medio término.

Dos incógnitas precedían estos comicios. La primera concernía la solidez del Gobierno de Macri, la segunda era quién se impondría como líder de la oposición.

El macrismo, en posición de fuerza

Respecto al calado del macrismo, las dudas quedan despejadas. Pese al aumento de la pobreza, a la persistencia de la inflación o a la gestión errática de la desaparición del activista Santiago Maldonado, cuyo cadáver fue hallado la semana pasada, el respaldo al Gobierno ha ido en aumento.

Esto lo asienta como la voz cantante dentro de la coalición Cambiemos, en detrimento de sus socios del radicalismo.

Un impulso en el que, aparte del presidente actual, han desempeñado un papel notable la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el jefe de gobierno de la capital, Horacio Rodríguez Larreta. Ambas figuras han contribuido a la aceptación de la gestión de Cambiemos por parte de las clases medias, su principal base electoral.

El Gobierno de Macri también se ha granjeado el visto bueno de los grandes grupos de comunicación y el apoyo del sector agro-exportador. En esto ha incidido la derogación de la Ley de Medios y la reducción de los impuestos a las exportaciones, que desactivaron en parte políticas claves de la presidencia anterior.

Otro elemento que influye en estos resultados es el hecho de que, por lo general, las elecciones de término medio favorecen al oficialismo. El electorado se mostraría poco propenso a un cambio brusco de política apenas iniciado un mandato. Fernando de la Rúa es el único presidente que ha perdido este tipo de elecciones en las últimas tres décadas.

Este nuevo marco, tal como lo señala Rosendo Fraga en Clarín, le brindaría la oportunidad al Ejecutivo argentino de negociar "desde una posición de fortaleza" con la oposición (que sigue gobernando la mayoría de las provincias) y los sindicatos para llevar a cabo su agenda de reformas.

Esta incluiría modificaciones en el mercado laboral, ajustes del reparto presupuestario (entre Gobierno federal y provincias) o bien proyectos de reforma fiscal, política judicial y educativa.

Oposición fragmentada

El otro gran acontecimiento de estos comicios es la derrota de Cristina Fernández de Kirchner en su vuelta al ruedo político al frente de Unidad Ciudadana. Es la primera vez que la expresidenta pierde al presentarse en unas elecciones.

Esto demuestra que su poder de convocatoria ha mermado. No obstante, Cristina Fernández entra en el Senado y sigue siendo, dentro del peronismo y de la oposición en general, la figura con mayor número de votos. Por lo tanto, la decisión de las urnas este domingo no da por terminada su trayectoria.

Más bien todo hace pensar que en los próximos meses habrá un recrudecimiento de las luchas internas por el control del peronismo entre los kirchneristas y el resto de las facciones, con la mira puesta en quién representará las siglas del partido en las presidenciales de 2019.

Por lo pronto, parecería que en la oposición una estrategia de concertación con el Gobierno no da réditos electorales. Los sectores que titubearon en su actitud respecto al Ejecutivo o que se mostraron propensos a avalarlo han salido bastante mal parados.

Una polarización aún presente

Y es que la política argentina sigue respondiendo a una fuerte polarización. Como bien lo apunta Luis Bruschtein en Página12, "el fenómeno de estas elecciones se verificó a dos puntas: el voto que identificó al único oficialismo —que es Cambiemos— y a la fuerza de oposición más clara, la que por lejos más convoca desde la oposición a Cambiemos, que ha sido Unidad Ciudadana, con Cristina Kirchner".

Con una oposición fragmentada y debilitada, el Gobierno gozará de un margen de maniobra mayor en los tiempos venideros. Lo cual no implica un cheque en blanco. La pauperización continua de los sectores más frágiles de la población y la falta de una reactivación real de la economía podrían revertirse en una intensificación de los conflictos sociales.

Algo que beneficiaría al kirchnerismo en su lucha a dos bandas contra el oficialismo y el resto del peronismo. Cristina Fernández ha perdido, sí, pero también ha vuelto.

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