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Béisbol de Grandes Ligas: La tanda cubana

Punto final

Termina la temporada de 2017 y termina esta columna, con un breve resumen de lo más destacado del año y un par de porqués.

Pinar del Río

La temporada de Grandes Ligas concluyó anteanoche y hoy termina esta columna en DIARIO DE CUBA. Antes que los Astros de Houston, campeones por primera vez en la historia, celebren su desfile triunfal, nosotros decimos adiós. 

Además de una Serie Mundial en la que se enfrentaron Yulieski Gurriel y Yasiel Puig, dos de los mejores peloteros de la Isla, este año nos dejó una buena cantidad de momentos inolvidables, encabezados, desgraciadamente, por la muerte en agosto del gran Felo Ramírez, la legendaria voz del béisbol cubano. 

Con Felo, como ya dijimos aquí, desapareció una época en la que en el Estadio del Cerro competían las vallas publicitarias de Guayaberas Comodoro, Chocolate Kresto, Cerveza Hatuey, Ron Bacardí, Sastrería El Sol "Trajes anatómicos y fotométricos", y se narraba desde las cabinas de Unión Radio, RHC, Cadena Oriental, la COCO y la CMBZ.

Más allá de esa gran pérdida, 2017 quedará para siempre como el año del retiro de Bronson Arroyo, el rubito de Cayo Hueso; el de la noche cósmica de Nolan Arenado, bendecido por la Fortuna; el de los cuatro cuadrangulares en un juego de J. D. Martínez y el de su nombramiento, cuatro veces, como Jugador de la Semana; el de José Abreu, el hombre de Mal Tiempo, bateando for the cycle; el de los 200 salvados de Chapman, el de los dos entrecots; el del debut de Yandy Díaz, el cubano número 200 en jugar en las Mayores; el de la consolidación de los mariners Ariel Miranda y Guillermo Heredia; el del estreno como mediablanca de Yoan Moncada, el indícime, el que dominará el secreto del fambá; el año de la firma del jovenzuelo Luis Robert también por la banda del sur de Chicago, noticia que habría vuelto loco de contento al inolvidable Minnie Miñoso, ídolo allí; el año del lucimiento de toda una pléyade de hijos de exiliados, gente como Gio González, Jon Jay, Albert Almora, Álex Ávila, Dan Otero; y también el del primer aniversario de la muerte del gran José Fernández, a quien cada día extrañamos aquí

Como dijimos esta semana, cuando hablamos del pasado y del futuro, las más de 200 columnas de La tanda cubana fueron un intento de recomposición, de recoger y volver a juntar los destrozos que la política dejó en los diamantes nacionales. Los queridos camaradas lo rompieron todo con el martillo neumático del comunismo, y por eso fue una buena noticia que Gurriel, Puig y Grandal jugaran la Serie Mundial, porque gracias a ellos, entre otros, volveremos a ser lo que fuimos.

También, para La tanda…, intentamos aplicar como leitmotiv esa dedicatoria que el escritor Enrique Labrador Ruiz plasmara en 1953 en su libro El gallo en el espejo (Cuentería cubiche): "A quienes, por sobre toda otra consideración, estas espesas estampas dan la medida de un rastreo en nuestro carácter".

Hablamos de música popular —de Arsenio, de Chano, de Machín, de Matamoros, de "el King" y de tantos otros— porque desde que Miguel Failde compusiera allá en Matanzas su danzón Las Alturas de Simpson, la música se tocó en las glorietas de los clubes donde primero se jugó pelota en la Isla; y también hablamos de poesía —a pesar de las quejas e incluso la furia de algunos lectores, citamos una y otra vez a Zenea, Heredia, Lezama, Guillén, el mulato ñangarón, Florit y otros—, porque poesía y béisbol fueron de la mano en Cuba desde el inicio de los tiempos, como indica que El Fígaro, aquella importante publicación cultural del período de entreguerras, se proclamara en su primer número, en julio de 1885, "el órgano del baseball". Allí escribían los poetas y los escritores, como también lo hacían en El Score. Semanario de Sport y Literatura, en El Sport. Semanario de Sport, Arte y Literatura. Órgano Oficial de la Liga de Base Ball de la Isla de Cuba, y en muchos otros. Siempre fue así, y ojalá que siempre lo fuera.

Nos vimos ayer y ya no nos veremos mañana. Si todo sale bien, lo haremos el jueves 29 de marzo, cuando 15 umpires en 15 parques señalen a 15 serpentineros, digan play ball!, y comience la campaña de 2018.

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