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Narrativa

Para Hugo

'De inmediato, ordenó que pusieran el mar en todas las ventanas y que se vieran en los bordes superiores, no las olas, sino la espuma blanca y transparente.'

Miami

 

El bar, en el puerto de Maracaibo, se llamaba Sed del Mar y, cuando yo llegué, sobre las dos de la madrugada, Benny Moré cantaba oh oh vida si supieras y ahí mismo aproveché y le dije en voz alta al dueño, un tal Cedeño, dice Hugo Figueroa que me de una cerveza y que ya veremos cómo se le paga.

El viejo me miró un poco serio y le dijo a una mesera: sírvele una cerveza en un vaso frío a este tipo y enseguida se viró para la puerta.

Hugo entró, con un traje dril cien y unos libros en las manos.

De inmediato, ordenó que pusieran el mar en todas las ventanas y que se vieran en los bordes superiores, no las olas, sino la espuma blanca y transparente.

Dijo que trajeran un barco para que Benny siguiera cantando recostado en la proa y mandó que pusieran una copia de el lago en el techo para que todos supieran bien en qué parte del mundo nos bebíamos aquellos tragos.

Después dijo que se estaba haciendo muy temprano y exigió que amaneciera un día cálido y luminoso que nos hizo sentirnos a todos discretamente felices, incluidas las bailarinas, el dueño del bar y dos mujeres desconocidas que aplaudían y aplaudían todo como si aquello fuera un milagro.

Lo que más duele es que ahora no habrá quien haga nada de esto en Maracaibo, ni en Venezuela, ni en el mundo.

 


Hugo Figueroa Brett, poeta y pintor venezolano, falleció el 19 de agosto en Maracaibo.

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