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Poesía

Americana 4

'américa/ yo pido un lugar en la cosecha/ la campana del alba la puerta de la bodega el hacha que corta por el grano'

Miami

 

yo vine a ver la intachable pradera

que reúne al hombre con los cielos

 

en un viejo cadillac

que arroja en las curvas la sombra de una barca

he atravesado los estados del este y los estados del centro

mi cuerpo y la máquina una sola bestia

hambrienta de horizonte

 

muy lejos de los míos primero de los míos

en devorar la carne arrojada a la brasa del vaquero

descender a los afilados cañones donde fue mar la tierra

y capear la tormenta de granizo en los moteles que huelen a gasolina y semen

doblado y desdoblado el mapa hasta mutar en la mestiza piel del camino

tatuada con los nombres de las sagradas regiones del bisonte y el águila

nebraska idaho colorado las noruegas dakotas wyoming

 

hermoso país

a la medida de gigantes

 

están los ríos de tres noches de ancho

con las bueyes barcazas que llevan a la ciudad los cereales todavía pesados contra el oro

y regresan cargadas de artrópodos ingenios que el granjero engrasa en la madrugada

con aceites de exquisitos índices de viscosidad

 

cuando cierro los párpados

vencido por un sueño que es vigilia

he de tomar los vertiginosos pasos de carretera

que me descubren el miedo de no tener alas

dueño de todas mis edades

reencuentro a mi padre al pie de la nevada sierra

y bailamos la danza de emplumados chamanes

y bebemos el néctar del hongo que te raja la lengua

dos viejos descalzos en el claro de luna

dos rostros el mismo en el circular espejo

y despierto en posesión de nunca visitados territorios

yo por mí soñado

yo también paisaje

 

de nacer aquí tuviera manos para escuchar la veta del agua tras la roca

y el conocimiento de los suelos por la obediente coloratura del maíz

la pierna corva y la cadera alta de los hombres de a caballo

una escopeta con la culata marcada por las rayas de cada oso cada ciervo cada lobo

una cabaña con una mesa recién sacada del roble para amasar la masa madre del incorruptible

                                                                                                                                                     pan negro

 

y un recodo en el cóncavo valle para hablar a solas con mi hoguera

 

cantando quiero ir

por mis piernas de entonces

con la fiebre que conquistó el oeste

apartar la semilla de kentucky

en california lascar la plata

enfermo de no saber

y no querer saber

si por haber matado perdí a dios

si esta mujer será un hogar

 

américa

yo pido un lugar en la cosecha

la campana del alba la puerta de la bodega el hacha que corta por el grano

y acarrear las lajas de la cantera púrpura para el seto que será límite y arte

yo pido la maña del lazo para tumbar al potro que debe ser aherrojado

con el hierro de los ranchos que precedieron a la nación

yo pido la potestad de beber de la quebrada

y cargar en mi hombro el féretro del patriarca

y llevar en la mochila una biblia con los salmos embarrados de sangre y manteca

y en la mejilla la cicatriz de la guerra contra el talibán

y contar y recontar un par de historias en las cafeterías amodorradas bajo el sucio neón

yo pido el trato con las confundidas ánimas de las tribus que no supieron codificar el paraíso

yo pido para mí y mis hijos y los hijos de mis hijos

el trecho amplio por la cordillera de los apalaches desde alabama a terranova

y el comercio de pieles carbón zinc laurel bauxita cedro y el duro whiskie de la clandestina cañada

yo pido una vela en la profunda caverna

donde el adelantado pánfilo de nárvaez

algún día a fines de junio de 1528

entre la actual tallahassee y el cuarcita monte cheaha

pudo haber descansado por unas horas

de la voraz gloria de ser españa donde no hubo roma

y pido

humildemente

cabal con mi parte del contrato

la desmesurada gracia de entender y destruir y equilibrar

 

está mi café bajo el almendro

donde el pájaro carpintero

picotea veinte veces por segundo

doce mil veces por jornada

 

mírame américa cuando entono tu himno

el puño apretado contra el pecho

y al otro lado de la gravedad

el astronauta deambula entre los astros

con un pasaporte idéntico al mío

cénsame américa pódame

cóbrame tu razonable impuesto

mi crédito en orden

mis vacunas en orden

la marca que quiero

a la hora que quiero

en mi dinero mi ocio

en mi ocio mi libertad

en mi libertad mi patria

 

cómo te odian américa

cómo conspiran contra ti en las catacumbas en los bazares en las universidades

con qué gozo exhiben en el noticiero de la tarde la escupida cabeza de tus soldados

quien por lo mejor que das

quien por lo peor que quitas

atentos a celebrar si el dólar cae si pierdes el puesto en la carrera si caen tus portentosas torres

todos contra tus bancos tus megatiendas tus espías

todos contra tus jamones contra tus satélites de infalible órbita

contra la palabra despojada de los tráficos de la identidad

palabra que sigue diciendo ladrón al ladrón puta a la puta genio al genio

contra el mecánico que se arrodilla el domingo ante un cristo ahíto de salchicha y cerveza

todos contra el policía que patrulla la ciudadela envilecida por la limosna

odio al tornillo que encaja en la tuerca

y al letrero que prohíbe el paso en propiedad privada

odio del que pide techo sin sudor compasión sin compromiso

odio a la arrogante holgura de lo bien ganado y lo bien sabido

odio al fuerte al hermoso al egoísta

odio al derecho a la patente y a la ilusión fundacional y a las trágicas consecuencias de la honra

quien por lo que eres

quien por lo que serás

 

están los rascacielos de cien mil ventanas

como cien mil pantallas de plasma

con nosotros sentados frente a cien mil ventanas

 

están los concursos de baile los desfiles de veteranos los consejos de cocina

las comedias de medianoche que ponen de rodillas a los presidentes

los anuncios publicitarios con la cotidiana épica de la utilidad

el reportaje de las cincuenta y una millas subterráneas del sistema dos ojos en yucatán

la entrevista al tullido cosmólogo que le da cuerda a un reloj sin tiempo

la teologal visión de la cigarra que aguarda diecisiete años para vivir cuatro semanas

y las violentas series con sus contradictorios héroes en sus wagnerianas muertes

cien mil ventanas abiertas a las elementales nociones

de que la naturaleza resuelve sus conflictos en la claridad y la esfera

que ser pobre puede ser una bendición pero nunca un mérito

que los buenos a la larga se cargarán a los malos

que los buenos tienen el derecho de ser malos para proteger a los buenos

y que el día que los ángeles vuelvan a ser hombres

cabalgarán la harley-davidson 750

 

de todo esto

ya soy memoria

 

mías son las estaciones de trenes que anudan los cuatro puntos cardinales

el trigo natural y el trigo genéticamente modificado que desmenuzo en mis dedos con anacrónica

                                                                                                                                                                   codicia

la bahía de hielo en nantucket con sus casitas de estrictas ventanas

y los pelícanos y alcatraces atrapados en las redes puestas a escurrir en los puentes

mía la tarde en que la sombra de leviatán atravesó el desierto de nuevo méxico

mías estética y visceralmente mías las sendas sesiones del 2 de marzo y el 22 de abril de 1959

en los estudios de columbia de la calle 30 de nueva york

cuando el sexteto de miles davis agregó a los evangelios los cinco temas de kind of blue

mías la travesía en el metro hasta el estadio de los yankees

y la bola que se eleva hacia los reflectores del estadio de los yankees como una estrella de vuelta a

                                                                                                                                                      su constelación

mío el crepúsculo en cayo hueso

mis llaves en mi llavero

mis botas limpias

el redoble del tamboril

en la roja cumbre

 


Andrés Reynaldo nació en Calabazar de Sagua, en 1953. Este poema pertenece a un libro inédito.

Otros poemas suyos: Hechos lugares destinos, Dos sin dos, Travesía y Letanía.

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