A veces se rompía el contacto
entre la gente como las coyunturas
eléctricas, diodos y engarces
de los radios rusos Sucedía entre reclutas
en la costa sur No era extraño
pero entonces yo era joven
desatinadamente
Uno de aquellos días fugué con intención
de no regresar al campamento
Había escapado antes de un cuarto
de alquiler con el santo en la mochila
y el gato bajo el brazo O quizás fue después
que me vi bajo un chubasco en la autopista
pegado a una fuente de petróleo abandonada
y un farol de dimensiones griegas
Cuando bajó la tarde hambrienta fue
que pensé el regreso: de tal modo sin gloria
termina la gente fugitiva su radiante carrera
Una superstición conocida como mecánica
cuántica afirma que es más breve
el camino de vuelta —já
pueden reírse de eso.
Sigfredo Ariel nació en Santa Clara, en 1962. Sus libros más recientes son la antología de poemas Ahora mismo un puente (Efory Atocha, Madrid, 2012) y el poemario Recreos para la burocracia (Unión, La Habana, 2015). Este poema pertenece al libro inédito Todos los hierros.