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Poesía

Sobre el frío linóleo

'sobre el cuadrado/ de la caja de Scrabble/ o de un libro/ cuyo final no puede reconocer/ a estas alturas:/ esa puerta/ que sin remedio/ cae al revés.'

La Habana

 

Puedo darte un empujón que te llevará exactamente ante la propia puerta
                                                                                                        A. M.

 

Eran los cuadros verde claro
de la cocina y del cuarto: jaspeados.
Sin brillo ni pudor.
Era el rocking chair verde claro también,
donde a los trece años me sentaba
a leer a Joyce.
Era una adolescente
cuyas piernas no llegaban al suelo
todavía
y las medias altas tejidas con cordel
cubrían hasta las rodillas
largos vellos.

Por el contrario:
el linóleo de la vejez
era caliente.
Las piernas resbalaban sobre él
adelgazadas, frías,
y los libros se leían
desde atrás hacia delante,
como si volver al principio
de una página
fuera una obsesión
que engañara al tiempo
permitiendo volver.

Pero, no te engañes.
Aunque te digan que
el tiempo no existe
—que el universo es estático—,
afuera
todos se mueven
en cuerpos diferentes al tuyo
que no puede correr detrás del autobús
o subir brincando la escalera
por los tropiezos del mosaico roto,
del dolor de la cintura
de la mujer de una historia
cualquiera
a quien nadie mece en su sillón
desgañitándose
frente al cuadro
que no es una piscina
ni una fuente
que no llegó a ser un jardín,
aunque la arrastren hasta él
a gatear de nuevo
sobre el cuadrado
de la caja de Scrabble
o de un libro
cuyo final no puede reconocer
a estas alturas:
esa puerta
que sin remedio
cae al revés.

Cuando se percata de que,
ni siquiera es la mala reproducción
de un mapa
a donde nunca fue
—nunca lo supo—
que se ha recalentado tanto en sus ojos
de mirarlo
por la inmovilidad que tiene
una pasión que falta.

Para que pueda soportar
el empujón final
sin pensar en caerse
o, en ¿quién se lo dará?
contra el brillo de un color
mate
restablecido
en la palabra de la infancia:
"floor"
que resalta
como un resbalón asesino
verde claro jaspeado
que no llegó a ser nada
tampoco.

 


Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: El libro de las clientas (Letras Cubanas, La Habana, 2005) y Variedades de Galiano (Letras Cubanas, La Habana, 2007) y O piano /El piano (Lumme Editor, São Paulo, 2014). Este poema pertenece a un libro inédito.

Otros poemas suyos: Advertencia, Mazorcas, El baño y El techo.

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