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Crítica

La disyuntiva en Sinecio Verdecia

Dos maneras para acercarse a este libro: el abordaje convencional de la lectura y la interpretación casi juglaresca.

La Habana

Desde el 2007 que lo conocí, hasta hoy, su jolongo ha arribado a unas 30 libras. Calimba, berimbao canxixi, armónica, arpa de boca, ocarina, djembe, son instrumentos afrodiaspóricos e indígenas que enriquecen el repertorio de Sinecio Verdecia Díaz, tan exótico como el acervo de sus lecturas, desaprovechadas a menudo por el grueso de sus "contemporáneos", razones por la cual, luego de una mesa de jóvenes poetas, su presentación suele ser también una disyuntiva. Aún desde ese punto, su libro  justifica el título. 

En su poesía, dichos instrumentos favorecen una función conectiva entre el espíritu y el sentido de los textos que puja siempre por salirse del papel, remedar la realidad.

La disyuntiva es un libro que impone al menos dos maneras de acercamiento. La primera, y quizás la más exigente: el abordaje convencional de la lectura; la segunda, la interpretación casi juglaresca con la que siempre nos seduce en sus programas. Aunque no puede reducirse la funcionalidad de estos poemas a la sola oralidad, no es menos cierto que cuando son interpretados en público, acentúan su carga emocional; pero en realidad, estas representaciones no marginan la simple lectura, antes, son estéticas efectivas, tanto con el añadido performático, como en el plano del texto.

Si bien las atenciones de los críticos y entendidos en poesía del país no persiguen, comentan o antologan esta manifestación, no quiere decir que por ello tenga menos acogida en el lector-receptor. La resistencia de ejercitar un aparato crítico sobre un arte tan poliédrico es reflejo de la acomodada crítica cubana, abocada a los cánones y tradiciones.

Por el contrario, siempre nos parece saludable que alguien discrepe con la tradición, que alguien quiera escarbar sobre límites de la poesía menos recurridos. En estos casos los elitistas suelen hablar de la calidad, entendida sobre la base de la comparación con los poetas que engrosan el panteón de la poesía cubana. Otros, quizás como Roberto Manzano, abogarían por fomentar la variedad en la confluencia de las voces poéticas porque "a veces un siglo de poesía es sazonado por uno o dos poetas, pero todo lo demás también fue necesario para que aquel o aquellos pudieran ser".

Quizás el problema o, quien sabe, la virtud de este autor, es forjar su obra sobre temáticas populares: la raza, el folklore, incluso, héroes patrios que de alguna manera representan también raza y folklore. Desde la poesía insiste sobre el peso la marginalidad, el negro, recuerda y homenajea las raíces africanas y los momentos históricos del país. A Sinecio, como a Guillén en Motivos de son, le interesa la poesía como forma de resistencia al racismo y a la segregación de los sectores sociales más desfavorecidos. Recrea en su poesía personajes y ambientes donde se vindican o recuerdan figuras distinguidas de la historia de Cuba que, sin embargo, no han tenido justa valoración. 

Cierto es que hay alguna cercanía a la cultura japonesa en sus textos; cierto es también que, salvo en lo formal, nunca pudiera hablarse en ellos de japonerías; solo el culto al silencio, la brevedad, la síntesis absoluta, son estrategias que denotan que ha habido algún metabolismo de esta cultura. Esto, que en gran parte de los textos es loa, en otros (por ejemplo, "El panteón de veteranos") pudiera causar cierta esterilidad en el lector a causa de las zonas de silencio.

 

El corneta toca con sordina al pie de los osarios// El silencio es la respuesta de los vivos// una mariposa sobrevuela coronas y se aviva el fuego.

 

Por suerte, en comparación con el grueso de los aciertos, dichos ejemplos palidecen. De modo que casi al azar se pudiera elegir, dado su estética, un texto fecundo como "Al margen":

 

Balancearse entre calle y contén desarrolla la malicia// un círculo condiciona el camuflaje/ para los marginados folklore significa resistencia.      

 

La valentía de este joven poeta estriba en la decisión de superar la disyuntiva, de no elegir el camino allanado por la tradición y explorar dentro de los amplísimos márgenes de la poiesis una forma auténtica, e irreverente de decir. 

 


Sinecio Verdecia Díaz, La disyuntiva (Reina del Mar Editores, Cienfuegos, 2012).

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