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Poesía

El nadador, Cheever, otra historia

'Habré cruzado los patios con la locura dándome latigazos en el rostro, con el deseo partiéndome en dos los labios.'

Miami

 

Soy el nadador de Cheever. Esta historia la he escrito en diarios que el fuego consumirá. Mis hijos descubrirán estas páginas y sabrán que su padre fue algo más que un viejo escritor de Massachusetts. He amado como solo un hombre entrado en años debe amar: con miedo, con precaución, casi con cansancio. Todas las cosas del mundo son concedidas antes de morir menos el tiempo. Por eso, queridos, es imposible amar de otra manera. Cuando vuelen los pájaros del estío los cielos de la tarde, yo habré escrito esta historia. Habré cruzado los patios con la locura dándome latigazos en el rostro, con el deseo partiéndome en dos los labios. Soy el nadador de Cheever y soy Cheever, John Cheever, a ratos, cuando emerjo de las piscinas y alguien prepara una fiesta de bienvenida para mí. Decían que estas casas guardaban una luctuosa historia. He comprendido que la larva sorprendida por la luz experimenta un extraño delirio y que la muerte, tal como la conocemos, no es más que un retorcimiento de la vida. He comprendido estás cosas tardíamente. Ya no tendré tiempo de asomarme a los campos en donde hombres de torsos hermosísimos perviven como estatuas. Soy el nadador de Cheever. Mi historia es triste y efímera, como todas las historias.

 


Carlos Pintado nació en Pinar del Río, en 1974. Sus libros de poemas más recientes son su antología El unicornio y otros poemas ( Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2011), Cuaderno del falso amor impuro (Tigres de Papel, Madrid, 2014) y Taubenschlag (Capiro, Santa Clara, 2015).

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