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Poesía

Heráldica muerta

'Esto que ven, rojo como el barniz ideal,/ viene a ser la dilatación del triunfo/ cuando decide labrarse peldaños, y sube,/ sube lento a los desvanes/ y se plasma en la acuarela que ayer fue sangre.'

Atlanta

 

Tuvieron que desplegarle sobre la hierba, papel ruinoso,
dibujo urdido por un paria y su cálamo,
los tintes alegóricos
para abrirle los ojos al público cautivo:

Esto que ven, rojo como el barniz ideal,
viene a ser la dilatación del triunfo
cuando decide labrarse peldaños, y sube,
sube lento a los desvanes
y se plasma en la acuarela que ayer fue sangre.

Este otro, azul de labios taciturnos,
se disuelve en la tinta que gastan los escribas
para exaltar los contragolpes: cobalto y Poder,
cicatriz y sumisión.

Y ese vacío, blanco que nada cubre, grabado en las pupilas,
es nicho neutral que refleja el sol
una vez por día,
iluminando apenas la sala del manicomio, como cruz
que marca el sitio donde arrojarán nuestras vestimentas.

Tuvieron que tenderle, lámina que desgarraron otros,
a ras del suelo estéril, para mostrar
el efecto de los símbolos sobre las hordas
que huían de la catástrofe.

Breves y lánguidos, sumidos en la ofuscación de lo real:
así nos definen aún, nos ciegan los colores del fracaso.

 


Manuel Sosa nació en Meneses, Las Villas, en 1967. Sus últimos títulos publicados son el libro de poemas Una doctrina de la invisibilidad (Bluebird, Miami 2008) y el de ensayo Contra Gentiles (Avondale, 2011). Este poema pertenece a un libro en preparación.

Otro poema suyo: Esta carta que nunca le envíe a Ángel Escobar.

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