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Danza

Carlos Acosta celebra 30 años de carrera con un desenfadado espectáculo de su compañía en Londres

La propuesta cubana para el Royal Albert Hall mezcla danza clásica con canciones de Rolling Stones y poemas de Joaquín Sabina.

Londres

El bailarín y coreógrafo cubano Carlos Acosta está de celebración por sus 30 años de carrera y lo hace con un espectáculo en Londres en el que su joven compañía, Acosta Danza, mezcla danza clásica con canciones de Rolling Stones o baila sobre poemas de Joaquín Sabina, reporta AFP.

Considerado uno de los mejores bailarines de su generación, Acosta, undécimo hijo de una humilde familia de Los Pinos, un barrio popular de La Habana, debutó con 15 años en Cuba y actuó con grandes compañías de todo el mundo antes de convertirse en bailarín principal del Royal Ballet de Londres en 2003.

Ahora, con 45 años, lleva tres retirado de los escenarios, o casi, y se dedica a su compañía Acosta Danza, fundada en 2015 para potenciar el talento de los jóvenes bailarines cubanos.

Su objetivo es formar a bailarines capaces de combinar danza clásica y contemporánea, traspasando la frontera entre ambas, y así lo demuestra con este espectáculo, que se presenta desde el martes 2 y hasta el día 5 en el emblemático Royal Albert Hall de Londres.

"Siempre me he sentido inmensamente agradecido por el apoyo que he recibido a lo largo del camino, desde los inicios de mi carrera en Cuba hasta hoy, y estoy encantado de celebrar estos 30 años en la danza con ustedes", escribe Acosta en la presentación de su Celebration.

El espectáculo comienza con un íntimo dúo entre Acosta y la bailarina Marta Ortega, en una coreografía del belga Sidi Larbi Cherkaoui que juega con la música de Erik Satie.

Pero la propuesta no tarda en dar un gran giro: vestidos como personajes de "Cabaret", los bailarines de Acosta evolucionan sin música al ritmo de la voz del cantautor español Joaquín Sabina que, en una grabación, recita poemas como "Malditos Benditos" y "Alrededor no hay nada".

La coreografía, a cargo del coreógrafo español Goyo Montero, rinde también homenaje a la poesía del difunto brasileño Vinícius de Moraes.

Acosta Danza está conformada por 19 bailarines, que debutaron en abril de 2016 en el Gran Teatro de La Habana. "Son algunos de los mejores bailarines que Cuba puede ofrecer: bailarines jóvenes, apasionados y consumados de una fenomenal destreza", afirma Acosta.

Así, proyectan su más clásico ballet al ritmo de temas icónicos de los Rolling Stones como "Play with Fire" o "Lady Jean", en una coreografía del británico Christopher Bruce que inevitablemente recuerda a los espectáculos eclécticos y desenfadados de Danza Contemporánea de Cuba.

En el estreno de Acosta Danza en Londres justamente estuvo un miembro de los Rolling Stone entre el público, como comentó en Facebook Luis Carlos Benvenuto, miembro del equipo de producción de la compañía. 

"Ayer tuvimos el honor de tener muchas personalidades en nuestro estreno. Para mí personalmente muy especial fue Ronnie Wood, Rolling Stone. Fuimos parte de una extraordinaria experiencia al hacer nuestro espectáculo de Acosta Danza en el Royal Albert Hall y una pieza con 8 temas de esta sublime banda, con coreografía del reconocido Christopher Bruce", dijo Benvenuto.

En el espectáculo también se mezclan ritmos afrocubanos con zapateado flamenco, en un fragmento de la "Carmen" de Bizet coreografiado por el propio Acosta.

Acosta combina su trabajo en la compañía que fundó con la dirección de la academia que abrió hace un año en La Habana: a través de la Carlos Acosta Internacional Dance Foundation brinda a bailarines de origen modesto la oportunidad de triunfar en una profesión que requiere entrega total.

"Son ocho horas diarias (...) pones la salud en riesgo, en beneficios de otros", explicaba Acosta hace diez días en el Festival de cine de San Sebastián, durante la presentación de la película Yuli, de la española Icíar Bollaín, basada en su autobiografía No Way Home ("Sin mirar atrás", 2006) y en la que el bailarín se interpreta a sí mismo.

"Muchos consideran que es algo religioso. Y es una batalla de la mente contra el cuerpo", aseguraba.

Cuando tenía 19 años, le dijeron que tenía un "color difícil" para hacer ballet, recordaba el bailarín negro en una entrevista publicada este fin de semana por The Guardian.

 "El arte me salvó", afirmaba rotundo en una entrevista con EFE. "¿Qué podría haber sido yo, hijo de un camionero?", se pregunta el bailarín, que se responde inmediatamente: "Hubiera sido delincuente o me habría ido en una balsa".

Ahora, este artista que también colabora con el arquitecto británico Norman Foster para restaurar viejos edificios en La Habana, querría ser recordado como "alguien que marcó una diferencia", agregaba.

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