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Literatura

Orlando Luis Pardo Lazo: 'Espantado de todo me refugio en Trump'

Con el autor habanero cerramos la serie de entrevistas a jóvenes escritores cubanos que ya no viven en Cuba.

Madrid

Excéntrico para unos, polémico para otros, "inverosímil o mamarracho" para sus detractores, Orlando Luis Pardo Lazo (La Habana, 1971) no pasa inadvertido. Escritor, fotógrafo, editor y bloguero, OLPL —que son las siglas con las que rápidamente lo identificas en Twitter— es parte de la resistencia que aún escribe en blogs a pesar de la casi muerte de la blogósfera cubana tras la masificación del uso de las redes sociales.

"OLPL es el Malleus Castrorum, el antídoto del Castro que llevamos adentro", dice el escritor Néstor Díaz de Villegas en las palabras de contraportada del libro Del clarín escuchad el silencio: 59 poemas de amor y una canción contrarrevolucionaria (Hypermedia Ediciones, Madrid, 2016). Este volumen recoge gran parte del trabajo de Orlando Luis como bloguero y vocero de esa "otra Cuba" que no cuenta el relato oficialista cubano, algo que el escritor comenzó a hacer desde que vivía en su barrio de Lawton, en La Habana, y que continua ahora desde San Luis, Misuri, Estados Unidos.

La literatura de Orlando Luis pagó el precio de que su autor osara ser contestatario dentro de la jaula castrista: como penalización, su libro de cuentos Boring Home, ganador de una Mención en el Premio UNEAC 2007, fue retirado de la imprenta por la editorial Letras Cubanas en 2008.

Desde 2013 Orlando Luis imparte conferencias sobre política y literatura cubanas en universidades norteamericanas y europeas. Fue Profesor Adjunto de Escritura Creativa en Brown University en 2015, y becario de 2015 a 2016 en The International Cities of Refuge Network (ICORN) en Reykjavík, Islandia. A partir del 2016 realiza un doctorado en Literatura Comparada en Washington University de San Luis, EEUU.. 

En la ficción, en la reflexión y en el choteo digital, Cuba está en el ADN de toda la escritura de Orlando Luis, tal parece que no se ha marchado nunca de allí, aunque lleva cinco años en el exilio. Desde su isla unipersonal contesta a nuestras preguntas, como parte de la serie de entrevistas a jóvenes escritores cubanos que ya no viven en Cuba.

¿Cuáles son los temas que más te interesa abordar?

La política, la muerte, la política de la muerte, y la muerte de la política. 

Además de hacer literatura, eres conocido por tu activismo político, por ser muy activo (y combativo) en las redes sociales. ¿Se puede hacer literatura política (sin caer en el panfleto)?

El panfleto es nuestro destino en tanto escritores de excepción. Según pasa el tiempo, todas nuestras obras literarias terminarán siendo eso, solo eso: panfletos de la posteridad. Así que es mejor no hacer resistencia, sino relajarnos y colaborar. En lo personal, y creo ser el cubano más radical también en este sentido, aspiro a una perfecta panfletización de mi literatura al límite (o límiteratura). Yo soy un escritor panfletario y soy beautiful

¿Cuál es el papel de la intelectualidad cubana de hoy ante la dictadura?

Hace mucho que ya no existe la intelectualidad cubana, entendida como conciencia crítica y activa de una comunidad. Hay eruditos, como Rafael Rojas y Duanel Díaz. Hay obreros, como Leonardo Padura y Pedro Juan Gutiérrez. Hay vedettes, como Wendy Guerra y Orlando Luis Pardo Lazo. Hay elite, como Abilio Estévez y Antonio José Ponte. Hay perros, como Guillermo Rosales y Juan Carlos Flores. Hay batistianos, como Néstor Díaz de Villegas, pero curiosamente no hay ni un solo castrista. Aunque sí dulces espías cubanos, en París y en Hialeah. Pero intelectuales cubanos, tal como la izquierda académica entiende el concepto de intelectual, no los hay. En todo caso, hay una pila de reaccionarios conservadores de su pedacito de pastel que, como diría Donald Trump, son "all talk and no action".

¿Dónde y en qué horario prefieres escribir? Cuéntanos de tu rutina de trabajo… (soporte, contexto, ¿¡manías, fetiches!?)

De noche, a la luz del alma. En una laptop Vaio, bicho fiel y fundamentalista a matarse, que fue una donación que llegó a Cuba como en 2010, gracias a la ONG People in Need. Mi única manía es aplaudirme a mí mismo, párrafo a párrafo, y preguntarme, en voz alta, por qué escribo como escribo, por qué soy tan inimitable, por qué resulto tan intolerable, por qué he visto cosas que, ustedes, los cubanos, jamás creerían.

¿Qué autores son un referente para ti?

La pregunta es obscena. Observa el canon ridículo con que te van a contestar a esta pregunta tus demás entrevistados. Harán cada uno su propio cursito délfico. Ninguno se atreverá a confesar que su referente es Fidel Castro. Por eso permíteme no contestar yo con una lista de autores, por favor. No es descortesía. En el totalitarismo no hay referente de autor que no sea Fidel Castro. O, de lo contrario, no era tan totalitarismo como lo pintaban.  

¿Trabajas actualmente en algún proyecto?

Sí. Estoy escribiendo la Primera Constitución del Ciudadano Cubano.

¿Qué libro estás leyendo ahora?

Discúlpame, ya dejé de leer. Hacer es la mejor manera de leer. Ha llegado ahora para mí la estación otoñal. Donde el tiempo es horror. Le escribo cartas a Donald Trump. Cartas de amor imposible, cartas pornos y cartas terrorristas a Donald Trump. Trump es la esperanza de los niños del mundo. Espantado de todo me refugio en Trump. Halen por cualquiera de esos títulos y háganlo suyo, escritores cubanos. Dejen ya de titular sus libros con esos endecasílabos adjetivados del recontracoño de sus madres. 

¿Qué es lo peor y lo mejor que te ha ocurrido en el exilio?

Lo peor ha sido la muerte a distancia en Cuba de los cubanos que amo. Y lo mejor ha sido la muerte a distancia en Cuba de los cubanos que amo.

¿Qué repercusión ha tenido en tu escritura vivir fuera de Cuba?

Me he dado cuenta de que escribo en español. Y he adoptado como mío ese idioma, a la manera de una lengua privada. De manera que ahora no solo soy un hispanoparlante nativo, que no natural, sino que también mi segunda lengua es el español. Ser bimonolingüe me ha devuelto la alegría de escribir en cualquiera de mis dos idiomas, e incluso de traducir mi escritura automáticamente entre uno y otro lenguaje. 

No tener el respaldo del país de origen, ¿qué impacto ha tenido en tu trabajo?

Ha sido maravilloso. El respaldo de mi país de origen me estaba matando. El respaldo de una dictadura es siempre una camisa de fuerza. En mi caso, se estaba convirtiendo en un silla eléctrica. Saber que a nadie le importo me hace sentir muy importante. Extraño la tentación tanática del corrientazo mortal. Extraño la claustrofobia del disfraz despótico dentro de Cuba. La falta de respaldo de mi país de origen me está matando. Es maravilloso.

¿Qué es Cuba para ti? (en una frase)

Cuba para mí es una condición congénita, genésica y genital.

Qué es lo que más te gusta del país y la ciudad donde vives

Lo que más me gusta de San Luis es que esta ciudad canoniza mi propio nombre. Y lo que más me gusta de los Estados Unidos es que estén tan cerquita de Cuba: tan cerquita que yo ya sé que un día seré yo quien va a encabezar la entrada de este gran país a nuestra tan pequeñita nación.

Volverías a vivir en Cuba si… (o no)

Volvería a vivir en Cuba si volvieran los años 90. Y no me permitiría entonces el privilegio de sobrevivir. Ha sido demasiado perder para siempre la fecha de los mil novecientos algo.


Orlando Luis Pardo Lazo publicó en Cuba los libros de cuentos Collage Karaoke (2001), Empezar de cero (2001), Ipatrías (2005) y Mi nombre es William Saroyan (2006). Fue ganador del concurso nacional de cuentos La Gaceta de Cuba (2005), con Cuban American Beauty.

En 2014 editó y prologó las antologías de nueva narrativa cubana Generation Zero. An Anthology of New Cuban Fiction (Sampsonia Way Magazine, Pittsburgh) y Cuba In Splinters (O/R Books, Nueva York), ambas traducidas al inglés. 

Puedes leer poesía, narrativa y ensayos suyos publicados en DIARIO DE CUBA, así como seguir sus publicaciones en su blog Lunes de Post-Revolución.

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