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Cine

Dos Sergios, uno en Cuba y otro en el espacio cósmico

El más reciente filme de Ernesto Daranas es engañoso.

La Habana

El director Ernesto Daranas, que ha visto una carrera consolidada en los últimos años, sobre todo después de los éxitos de taquilla y crítica de sus obras Los dioses rotos (2008) y Conducta (2014), ha estrenado ahora un filme que ingresa como un aire fresco en la reducida lista de largometrajes cubanos que representan a Cuba por el Premio Coral.

Sergio y Serguéi cuenta la historia de un profesor de Marxismo, Sergio (Tomás Cao) que vive un conflicto laboral y familiar en el preámbulo de la crisis de los 90 que caotizó la sociedad cubana. La entrada del "Periodo especial" con el colapso del socialismo real en Europa del este y de la Unión Soviética, es el punto de partida para un filme que trata de la inestabilidad política, la cacería de brujas contra los posicionamientos divergentes del oficialismo, y las dificultades del cubano de a pie que emprende la odisea de la supervivencia aunque, a veces, por caminos no poco ortodoxos.

Sergio gravita en el dilema de mantener incólume su honestidad y su posición ética. Como añadidura a ese drama, él es también un radioaficionado que mantiene contacto con el exterior, aunque sea para conocer la lista de los balseros que llegan a salvo a las costas de EEUU, o para establecer, de vez en cuando, una amistosa conversación con un amigo estadounidense, interpretado por el actor norteamericano Ron Perlman.

Entretanto, en el cosmos el soviético Serguéi (Héctor Noas), el único astronauta de la estación espacial Mir, espera la llegada del trasbordador que lo llevará de vuelta a casa. El impacto de un aerolito contra la estación orbital agrava la situación, de modo que tiene que aguardar por un rescate que demora debido a los trágicos acontecimientos que sacuden a su país con la renuncia de Gorbachov y la entrada al poder de Boris Yeltsin.

En el espacio, Serguéi vivirá una historia similar a la de Sergio, que aumentará su incertidumbre. Cuando, por azar, Sergio establece comunicación con la estación orbital, uno y otro establecerán una relación de amistad que propiciará la ayuda de Sergio y el pedido de colaboración de su amigo norteamericano para lograr el rescate del soviético y su feliz regreso a casa con ayuda de la NASA.

La historia, delirante por sí misma, resulta de interés por el tratamiento, no siempre feliz, de unos efectos visuales que consiguen trasmitir verosimilitud y sorprender por la eficacia de su fotografía, las actuaciones de sus protagonistas, y, sobre todo, por la organicidad de su puesta en escena, articulada por un guion correcto.

Pero Sergio y Serguéi es también, justo es decirlo, un filme engañoso. Daranas apuesta por el populismo facilista para ganarse la simpatía y el agradecimiento de un público que asiste a la sala para reírse de sus propias desgracias y apreciar cómo el ingenio y la versatilidad del cine nacional consigue reflejar sus angustias existenciales más inmediatas.

Sergio y Serguéi evita el rigor y la atención a un sustento dramático, como la relación de amistad entre los protagonistas, que bien podría haber logrado un obra de mayor resonancia.

Héctor Noas y Ana Gloria Buduén (en el papel de la madre de Sergio) resultan encomiables. Sin embargo, lastima sobremanera el encasillamiento de actores como el versátil Mario Guerra en el papel de un espía de la Seguridad que discursa con tino paranoide y el acostumbrado maniqueísmo caricaturesco, en torno al "peligro ideológico" que pueden ocasionar los contactos con estadounidenses y soviéticos devenidos "rusos claudicados" de la ideología comunista.

Y quedan también desaprovechados una actriz como Yuliet Cruz, en el rol de la agente de Seguridad, así como Armando Miguel, en el papel del amigo de Sergio, dedicado a construir balsas clandestinas para quienes pretenden salir del país.

Escenas como la del espía volando al cosmos, una suerte de Matías Pérez contemporáneo, con la única finalidad de ridiculizar y provocar la carcajada, dejan esta película a medio camino de lo que habría podido conseguir su director, aunque eso sí, salva la honrilla de las producciones cubanas en este año, luego del decepcionante filme de Gerardo Chijona.

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