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Cine

'Transit Havana', una mirada europea 'políticamente correcta' a la realidad transgénero cubana

El documental, del alemán Daniel Abma, muestra la parte de la problemática 'amparada' por el CENESEX.

La Habana

La edición 38 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano cuenta con varias muestras, además de las acostumbradas de cine internacional y las categorías en concurso. Una es "Los colores de la diversidad", y dentro de esta se presentó el documental Transit Havana, del alemán Daniel Abma, el lunes 12 de diciembre en el Multicine Infanta de la capital.

Asistieron el guionista, la sonidista y el director, quien consideró la oportunidad de presentar Transit… en La Habana, con dos de los protagonistas (Odette y Juani) en el público, "el mayor premio que podía recibir".

En 88 minutos, el filme muestra cómo Odette y Malú (mujeres transgénero) y Juani (hombre transgénero) enfrentan la realidad de ser transgénero en Cuba. Ellos deben esperar por dos cirujanos de Bélgica y Holanda que viajan a La Habana una vez al año a operar a personas trans, como parte de un programa estatal dirigido por Mariela Castro.

Solo la sinopsis, sin el atractivo adicional de que Transit… ya ha obtenido seis premios en Europa, hacía presagiar que la Sala 3 del Multicine resultaría pequeña para la cantidad de público. Lo mismo había sucedido días antes, en la misma sala, en la presentación de los filmes cubanos Batería (documental), Belleza (cortometraje) y Villa Rosa, documental que la Casa del Festival no envió a tiempo.

La participación en el Festival de cinco filmes que reflejan la diversidad sexual y de identidad de género en Cuba (incluyendo el cortometraje Luxemburgo, y contando con que Villa Rosa pueda ser finalmente vista por el público), contrasta con la censura de Santa y Andrés, de Carlos Lechuga.

¿Las autoridades cubanas están realmente dispuestas a permitir estos temas en la gran pantalla? Sí, pero mientras los filmes no hurguen inoportunamente en el pasado y sean políticamente correctos. Transit Havana lo es.

En este filme no se habla de las redadas policiales de que son objeto las mujeres trans, ni de prostitución. Aparece apenas un camión de policías cerca del Parque de la Fraternidad y a la prostitución se le llama eufemísticamente "sexo transaccional".

No se habla de las razones de quienes lo practican ni de si han tenido otras opciones. No se entrevista a personas trans no vinculadas al CENESEX (Centro Nacional de Educación Sexual) que pudieran tener otra visión de la entidad o de su directora, la doctora Mariela Castro. Quien espere ver estas cosas, tendrá que ver otro documental.

Transit… no es un filme sobre el pasado, sino sobre el presente (o una parte de él); si sus protagonistas han sido alguna vez objeto de operativos policiales o sufrido discriminación en sus centros laborales, no lo dicen.

Malú en algún momento menciona que estuvo presa, pero no el porqué. Tanto ella como Juani y Odette son personas trans vinculadas al CENESEX, que participan en sus actividades y en las congas de la "Jornada contra la Homofobia", donde se grita "Socialismo, sí; homofobia, no", como si el socialismo implantado por Fidel Castro no hubiese institucionalizado la homofobia. Y son, sobre todo, candidatas a estar entre las cinco personas operadas cada año.

No obstante, el hecho de ser "apto para su exhibición en Cuba", no resta calidad a este filme que muestra sin juzgar ni decir. El espectador es libre de sacar sus conclusiones a partir de las imágenes. Mariela Castro promueve la inclusión y el respeto a la diversidad sexual y la identidad de género; baila en la conga con gays, lesbianas y trans, y pronuncia un discurso sobre la necesidad de construir una sociedad libre de homofobia y transfobia, mientras sostiene un cartel que exige la libertad de los cinco agentes cubanos presos (entonces) por espionaje en los Estados Unidos.

Transit Havana tiene sobre todo la virtud de penetrar el universo íntimo de sus protagonistas, los conflictos que van más allá de sistemas políticos y económicos: la convivencia con unos genitales que no se corresponden con tu identidad; la necesidad de una pareja o simplemente de afecto; lo que significa ser trans en una familia de Adventistas del Séptimo Día, o en una familia tradicional y patriarcal que te quiere pero continúa llamándote por tu nombre de bautizo; las esperanzas despertadas por el reestablecimiento de relaciones entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, y la supervivencia en un país con una economía inoperante, pero donde las personas "quieren seguir experimentando con el socialismo", según Mariela Castro.

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