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Literatura

Reinaldo Arenas, escritor bibliotecario

Un libro de Ángel Esteban reúne historias de escritores que alguna vez fueron bibliotecarios. El escritor cubano entre ellos.

Madrid

Un libro que recoge historias de escritores que alguna vez trabajaron como bibliotecarios incluye al cubano Reinaldo Arenas (1943-1990). En El escritor en su paraíso (Periférica, Cáceres, España, 2014), el profesor de la Universidad de Granada Ángel Esteban ha reunido un catálogo que incluye, entre otros, a Jorge Luis Borges, Robert Musil, George Bataille, Lewis Carroll, Juan Carlos Onetti, Aleksandr Solzhenitsyn, Goethe, Rubén Darío y Marcel Proust.

"Criado entre mujeres analfabetas en un pueblo sin cultura y sin recursos, nadie sabe cómo Reinaldo Arenas emergió de la nada y se convirtió en un gran escritor", afirma Esteban, y arriesga esta hipótesis: "Probablemente, gran parte de la culpa la tengan las bibliotecas".

Dos son las bibliotecas que menciona el volumen en relación con Arenas: la Biblioteca Nacional José Martí, donde trabajara en sus primeros años habaneros, y la biblioteca de la Universidad de Princeton, que conserva sus manuscritos y papelería personal.

A los 18 años de edad, Reinaldo Arenas llegó a la primera de estas dos bibliotecas gracias a un concurso de cuentos en el cual Eliseo Diego era parte del jurado. Gracias al talento que podía avizorarse en aquel cuento, el joven fue llamado a trabajar en la Biblioteca Nacional, donde también conoció a Cintio Vitier.

"Su trabajo consistía en buscar los libros que las personas solicitaban, pero no siempre había clientes a los que atender. Por eso, tenía mucho tiempo para leer", recuenta Esteban. "Lo mejor eran los días en que debía permanecer en el recinto durante toda la noche, haciendo guardia, porque en esos momentos volvía a aparecer la mano generosa y sabia del azar: cogía un libro cualquiera, desconocido, y lo aprovechaba hasta la últi- ma página."

Allí comenzó a escribir su primera novela, Celestino antes del alba. Pero la Biblioteca Nacional también fue el sitio donde conoció la censura política sobre los libros. El escritor ante su paraíso rememora el encuentro de Arenas con otros dos escritores que influirían en su aprendizaje literario: Virgilio Piñera y José Lezama Lima. "Gracias a los desvelos de los grandes intelectuales cubanos por formar al guajiro, este acumuló, entre otras cosas, una pasión inagotable por los libros".

Y, décadas después de la muerte del escritor cubano, Ángel Esteban consultará en la biblioteca de la Universidad de Princeton el manuscrito de aquel cuento juvenil de Reinaldo Arenas, con anotaciones autógrafas de Eliseo Diego.

El escritor en su paraíso lleva un prólogo de Mario Vargas Llosa, uno de los 30 escritores estudiados, quien fue bibliotecario del Club Nacional de Lima entre 1955 y 1958. La portada del volumen avisa: "He aquí un libro para disfrutar capítulo a capítulo. Vidas, lecturas y anécdotas sin fin. No faltan el bibliotecario loco, el bibliotecario mendigo y el bibliotecario más raro del mundo. Un fascinante recorrido a lo largo del tiempo y la literatura que nos lleva de Lewis Carroll a Borges, de Casanova a Reinaldo Arenas, de Goethe a Marcel Proust, de Eugenio d'Ors a Stephen King… Treinta grandes nombres, treinta grandes historias".

Los autores han sido ordenados alfabéticamente. Reinaldo Arenas es el primero de ellos.

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