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Literatura

Wendy Guerra explora el tema del racismo en su novela 'Negra'

La escritora presentó su libro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Guadalajara

Con motivo de su participación en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, México, la escritora Wendy Guerra declaró que "la humanidad ha ido en retroceso con el tema de la raza”, dijo en entrevista a EFE.

Guerra asiste a la feria para presentar su última novela, Negra, una exploración crítica sobre el racismo en Cuba.

"Creo que hay que plantearse el problema de los negros, de verdad, en Cuba, y planteárselo de una manera de decir 'es real, necesitamos que tenga un lugar, pero masivo, en la sociedad'", explicó la autora.

Negra (Anagrama, 2013), está centrada en las vivencias de la heroína cubana Nirvana del Risco, y es un intento, en clave afrocubana, de afrontar qué sucede con la población negra en la Isla, así como de abrir un debate como el que ya han protagonizado otras minorías.

A "las minorías negras, antes y después de la Revolución, les costó integrarse porque venían de estratos muy pobres, y aunque las condiciones para estudiar eran las mismas, eso hay que decirlo, venían de estratos muy complejos, de condiciones difíciles", dijo Guerra.

Con el tiempo, "todo está balanceado, todos tenemos los mismos problemas, que no son fáciles", dijo la escritora e indicó que aún "hace falta un poco de espacio para que las minorías cobren fuerza".

Asimismo, recordó que en los años 60 y 70 del siglo XX activistas de derechos civiles libraron en EEUU, y muchos otros países, luchas en las que "parecía que se iba a abrir una gran puerta", pero que, con el paso de los años, se comprobó que la igualdad aún era difícil de lograr.

Lo que se abrió, a su juicio, fue un espacio para "la doble moral, no decir 'black woman' o 'nigger', poner nombres paliativos, motes, eufemismos", solo porque "la gente tiene miedo de decir 'negra', 'qué linda mi negra'", apuntó.

En Cuba, "para mal o para bien", la gente llama a las cosas por su nombre, pero en el mundo entero, ante los temas de raza, sigue primando lo políticamente correcto.

Guerra, que cuenta con la nacionalidad francesa, admitió que en ese país también hay "un problema de comprensión" de las minorías raciales.

"La sociedad se ha detenido y no hace introspección", aseveró la escritora, quien consideró necesario "inyectar un poco de introspección en el mundo francés y de meditación de los valores iniciales de la Revolución francesa y luego de Mayo del 68".

En este sentido, el libro se refiere, en cierto modo, a "la tradición esta de que por muchos años los africanos y los mestizos no pudieron escribir las historias, la tuvo que escribir el blanco, desgraciadamente".

Además, la novela repasa la Regla de Ocha, los sistemas religiosos asociados con la santería cubana, e incluye "recetas de brujería para matar, abortar, enamorar, para ligar".

"Son recetas verdaderas que me ha donado el archivo de Natalia Bolívar, una gran etnóloga, blanca, alta, hablando de colores, que tiene sangre negra", agregó la autora.

Guerra dijo además que trabajar en el relato le ayudó "a viajar por mundos muy endémicos" en los que sintió "mucha curiosidad y mucha nostalgia de cosas" que no había vivido siendo cubana, ni criolla.

Afincada en Cuba, la escritora lamenta que en su país sus libros estén prohibidos y que se mantenga el "no informar, no decir las cosas más delicadas" a los cubanos. 

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