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Raros de Agosto

Howard Phillips Lovecraft: raro entre los raros

No son, tal vez, los más importantes. No siempre aparecen en las historias de la literatura. Pero, por alguna u otra razón, son seguidos de cerca estos autores. 'Raros de agosto': una serie que empieza hoy en DDC.

Taos

Me parece apropiado considerar a Lovecraft un "raro de agosto" pues nació el 20 de agosto de 1890 en Providence, Rhode Island. Por otro lado, el género en que se destacó se clasifica como fantástico y de horror, pero su obra es parte también del subgénero llamado "weird fiction" que, con un guiño de ojos, podría traducirse como "ficción rara".

Si infancia es destino (y el destino es uno de los temas recurrentes en la obra de Lovecraft), habrá que concluir que este contó desde muy niño con los antecedentes necesarios para convertirse en autor de relatos de horror.

Su padre, que era vendedor ambulante, sufrió una crisis nerviosa cuando Lovecraft tenía solo tres años, crisis que llevó a su internamiento en un hospital donde murió cinco años más tarde, al parecer de un trastorno de origen sifilítico. Fueron la madre, las tías y, sobre todo, el abuelo materno de Lovecraft, Whipple Van Buren Phillips, negociante exitoso, quienes se ocuparon de su crianza y educación.

Al decir de sus biógrafos, Lovecraft fue un niño precoz, a quien el abuelo insufló un entusiasmo por el género gótico y las historias sobrenaturales. Fue también un muchacho solitario y de pocos amigos, lo que hoy llamaríamos un "socialmente inadaptado". Sus mejores relaciones fueron siempre con libros, no con seres de carne y hueso, y era propenso a ataques de pánico.

La juventud de Lovecraft estuvo marcada por enfermedades frecuentes, algunas de origen nervioso, que le impidieron graduarse de estudios preuniversitarios. Sin embargo, fue un autodidacta por excelencia. Gracias a sus lecturas alcanzó conocimientos notables en el campo de la astronomía, tema del que llegó a escribir una columna regular para periódicos como The Providence Tribune y The Providence Evening News.

La muerte del abuelo cuando Lovecraft tenía catorce años fue un momento decisivo en su vida. La familia, que se había mantenido a flote gracias a la inventiva comercial del patriarca Phillips, comenzó a sufrir serias dificultades económicas. El joven Lovecraft, su madre y sus dos tías debieron mudarse de la casa estilo victoriano que habían ocupado durante largos años a otra más barata y pequeña. En su correspondencia posterior, Lovecraft menciona esta mudanza como un hecho tan doloroso que incluso lo llevó a considerar el suicidio.

La súbita pobreza y lo que sus biógrafos califican como una relación intensa y sicológicamente poco saludable con su madre contribuyen a aislarlo. Lovecraft pasó varios años convertido en una especie de ermitaño, encerrado entre cuatro paredes y dedicado a la astronomía y a la poesía, actividades que tampoco contribuyeron a la estabilidad económica del autor y de su familia.

Matrimonio y primeras publicaciones

En 1914 se hace miembro de la Asociación Unida de la Prensa Amateur (UAPA por sus siglas en inglés). Se trataba de un grupo de escritores relativamente jóvenes que comenzaban sus carreras escribiendo y publicando sus propias obras.

Lovecraft creó un periódico, The Conservative, del que publicó trece números entre 1915 y 1923. Con el tiempo llegó a ser presidente y editor oficial de la UAPA. Empezó a escribir ficción con asiduidad pues hasta ese momento se había dedicado fundamentalmente a los ensayos y a la poesía, aunque había publicado algunos cuentos. Su trabajo comenzó a ganar adeptos y cierto reconocimiento.

Tras la muerte de su madre, conoce en una convención de periodistas a Sonia Haft Greene, también escritora y siete años mayor que él. Se casan en 1924 y van a vivir juntos al apartamento de Sonia en Brooklyn. Para entonces Lovecraft continuaba publicando relatos en revistas populares como Weird Tales y colaboraba regularmente con la UAPA. Su esposa era propietaria de una sombrerería en la Quinta Avenida.

Sin embargo, la mala salud de Sonia y la quiebra de su negocio les causan problemas económicos que contribuyen a la separación de la pareja. Luego que las tías de Lovecraft se oponen a que Sonia abra otra sombrerería en Providence, ella toma un trabajo en Cleveland y el matrimonio, disuelto de hecho, concluye oficialmente in 1929, aunque Lovecraft y su exmujer nunca dejaron de mantenerse en comunicación. Se han conservado cartas en las que ella, que era de ascendencia judía, le reprocha su antisemitismo, tema que varios críticos han explorado en el análisis de la obra de Lovecraft.

Los últimos diez años: florecimiento del horror

Una vez solo, Lovecraft continuó escribiendo y publicando. De la última década de su vida datan algunas de sus obras más conocidas como El llamado de Cthulu y El modelo de Pickman (1926), El caso de Charles Dexter Ward y La historia del Necronomicon (1927), El horror de Dunwitch (1928), El susurrador en la oscuridad (1930), La sombra sobre Innsmouth (1931) y La cosa en el umbral (1933), entre muchas otras.

Es durante esos años que desarrolla el ciclo del Mito de Cthulhu y escribe distintos cuentos que mencionan al Necronomicon —un libro ficticio como los que le gustaban a Borges, dedicado a rituales prohibidos. Los bibliotecarios de muchas ciudades atestiguan que han recibido infinidad de pedidos sobre este volumen inexistente. Para hacer más verosímil la ficción, August Derleth y Clark Ashton Smith, discípulos y amigos de Lovecraft, citan fragmentos del Necronomicon en sus relatos.

La amistad y la protección que Lovecraft dispensa a escritores jóvenes como el propio Derleth, Robert Bloch y otros también pertenecen a esta época, la más fructífera del autor. Sin embargo, sus últimos tres años estuvieron marcados por las sempiternas dificultades económicas, que lo llevaron a trabajar como editor y "escritor fantasma". Enfermo de cáncer, ingresó al Jane Brown Memorial Hospital, donde falleció el 15 de marzo de 1937. Se dice que mantuvo un diario sobre su enfermedad hasta las últimas horas de su vida.

Es posible que sus relatos, dispersos en revistas y periódicos, hubieran caído en el olvido, pero la tenacidad de sus discípulos y amigos Donald Wandrei y August Derleth impidió que esto sucediera. Se dedicaron a recopilar los cuentos que Lovecraft había publicado a lo largo de los años y crearon una editorial, Arkham House, con la que publicaron en 1939 una colección de cuentos de su maestro titulada The Outsider and Others.

Su legado

Aunque Lovecraft llevó una existencia relativamente oscura, solo conocido por los aficionados al género fantástico (que no era tan popular en aquella época como lo sería más adelante), la fama le llegó después de su muerte. Otras editoriales siguieron el ejemplo de Arkham House y, a fines de los años cuarenta, la obra de Lovecraft ya circulaba en numerosas ediciones de relatos fantásticos. Hoy día las colecciones de sus cuentos se reeditan constantemente en medios impresos y en línea. Escritores como Stephen King han mencionado a Lovecraft como fuente de inspiración. Hay películas basadas en sus obras como Cthulhu y Hunters of the Dark, producidas en 2007 y 2011.

Para el año de su centenario, sus cuentos habían sido traducidos a numerosos idiomas y su obra era parte del canon oficial de la literatura fantástica contemporánea. Críticos literarios como S.T. Joshi se han consagrado al estudio de la narrativa lovecraftiana. El tema del "horror cósmico", uno de los más persistentes en su obra, ha sido objeto de numerosos estudios académicos. Como dato curioso, Jorge Luis Borges escribió el cuento "There Are More Things", que dedicó a Lovecraft como homenaje póstumo y que publicó en El libro de arena (1975).

Su influencia rebasa los límites de la literatura. Una banda de rock adoptó el nombre del autor y el grupo Metallica se inspiró en The Call of Cthulhu para su pieza instrumental The Call of Ktulu.

H. P. Lovecraft es considerado hoy, junto a Edgard Allan Poe, uno de los maestros del género gótico en la literatura norteamericana.

Lovecraft y los cubanos

Espero que este acápite no suene excesivamente nacionalista. Con igual razón podría hablarse de "Lovecraft  y los españoles" o "Lovecraft y los canadienses" pero como escribo este artículo para Diario de Cuba, y como cubana que soy, no quiero dejar de referirme a su influencia en la Isla.

La mayoría de los lectores cubanos conocimos la narrativa de Lovecraft gracias a Ratas en las paredes, una colección de sus relatos publicada, me parece, durante la década del ochenta (siento no recordar el nombre del editor, el traductor o la editorial) y a cuentos que aparecieron en distintas antologías dedicadas a la ciencia ficción y a la fantasía. Autores reconocidos como Daína Chaviano mencionan su influencia —no dejen de leer esta entrada en su blog: "Lovecraft y el gozo del terror".

En la obra de muchos otros escritores cubanos aparecen referencias, veladas o no, a Cthulhu y al Necronomicon. En su novela El color del verano Reinaldo Arenas menciona el delicioso absurdo de "un telar propiedad de H P Lovecraft" situado en la provincia de Oriente.

Cuando llegue el día 20 de este mes, propongo un brindis en honor a este raro entre los raros. Y para los interesados en la escritura, se me ocurre algo más: un homenaje al hombre detrás de la pluma, un cuento escrito a la manera de Howard Phillips Lovecraft.

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