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Salud

Madre cubana rota por la pérdida de su hija: 'La gran potencia médica, pero dejaron morir a mi niña'

Neidys Ramírez cuenta la mala atención que reciben los pacientes de la sala de oncología del hospital pediátrico de Holguín.

Holguín

Neidys Ramírez, una madre cubana devastada por el fallecimiento de su hija, denunció negligencia médica dentro del personal que atendió a su pequeña en la sala de Oncología del Hospital Pediátrico Octavio de la Concepción de la Pedraja de la ciudad de Holguín.

En una videoconferencia con el programa ¡Hola Ota-Ola!, Ramírez explicó que la niña murió el 30 de diciembre pasado, un mes después de haber cumplido nueve años y recién descubierto, en un chequeo de rutina, que tenía un linfoma no-Hodgkin mediastino.

Precisó que "por amistades" lograron el ingreso en la que está catalogada como la mejor sala de oncología pediátrica de Holguín. "La mejor sala que no tiene un termómetro", lamentó.

Según el testimonio de la madre, Lorena, así se llamaba la niña, "estaba bien, asimilando los sueros, en el segundo bloque del tratamiento", pero "se degradó tanto en tan poco tiempo" que no tiene explicación, ni se le han dado.

Le indicaron una transfusión, pero fue interrumpida por una fiebre que detectó la propia madre. La transfusión no llegó a ponerse al completo después y a los dos días falleció: "mi niña amaneció muerta", dijo.

"Los médicos no me ofrecieron una explicación, no me dijeron nada, nunca me respondieron al teléfono. Me respondieron un mensaje. Llegaron a la sala y dijeron Lorena ya no está, concéntrese en sus hijos, que ellos sí están", recordó Ramírez.

En un sentido post que publicó en su Perfil de Facebook, esta holguinera contó lo que sucede en la sala y las duras condiciones por las que pasan los niños enfermos de cáncer en la instalación médica.

"Pienso que nací en una Isla donde por años se dice ser la gran potencia médica, pero dejaron morir a mi niña de nueve años", recalcó.

"En esa sala restaurada recientemente y que se dice es la mejor de todo el hospital no hay un termómetro, no hay una cuña para esos angelitos que por su estado de salud no pueden ni siquiera levantarse para ir al baño", escribió.

"No hay cánulas porque en la misma sala, el mismo personal las vende a 2 CUC, no hay una silla de rueda para llevarlos a ningún lugar porque si vieran la que hay se indignarían, no hay enfermeras, solo una en cada turno para veintitantos niños que hay allí", añadió.

"Cuando el doctor indica un medicamento a las 8:00AM, esa enfermera tiene que hacer tres copias escritas a mano para hacer el pedido a la farmacia y llegan las 5:00PM (…) pero cuando llega esa única enfermera comienza a aplicar el medicamento y son las 7:00OM todavía no ha podido terminar. Y cuando se supone que tu hijo ya va a recibir la segunda dosis indicada desde la mañana pues ni siquiera ha recibo la primera. Y así pasan los días allí", prosiguió.

Según Ramírez, en esa sala están todos "aferrados todos a Dios" porque al doctor de su niña "se le olvidó indicar una transfusión de sangre o se le olvidó indicar un análisis o porque simplemente son muchos niños para él solo".

"(…) Mis respetos al doctor René, pero por ese respeto me atrevo a decirle que él se merece un equipo mejor, esos niños merecen un equipo mejor. Dios me dé fuerzas para seguir y para poder contar toda la verdad de allí. Y créanme lo único que nos queda es aferrarnos a Dios en todo momento porque esos médicos, si se les pudieran llamara así, son historia de un derecho torcido", concluyó.

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