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Reforma Constitucional

Homofobia sí, activismo no

La represión de la Seguridad del Estado deja claros cuáles son los límites en la discusión de los cambios constitucionales en Cuba.

La Habana

Apenas empezó a entreverse la posibilidad de que en la Constitución cubana se redefina el concepto de matrimonio como la unión de dos personas, sin definir el sexo de los contrayentes, varias iglesias cristianas iniciaron una campaña contra este cambio que se traduciría en el derecho de las personas homosexuales a casarse. La campaña, no para defender un derecho propio en peligro, sino para impedir que lo disfruten otros, no ha cesado.

¿Han hecho algo al respecto las autoridades cubanas, han sido reprimidos los cristianos responsables de la campaña en la que han sido utilizados menores? No. Quienes promueven la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo han podido ejercer sus derechos a las libertades de reunión y expresión. Hasta podría ser este un ejemplo de que el Estado cubano respeta estos derechos de sus ciudadanos.

Pero, mientras estos cristianos han podido expresarse libremente sin sufrir represalias, a artista opuestos al Decreto Ley 349, y activistas que buscan colocar el tema del racismo en Cuba en la agenda pública se les ha impedido reunirse y expresarse con libertad.

Norberto Mesa Carbonell, fundador de la Cofradía de la Negritud, fue detenido desde las 5:00AM del martes 7 de agosto para frustrar la conmemoración de los 20 años de la organización y el aniversario 110 de la fundación del Partido Independiente de Color.

Juan Antonio Madrazo Luna, coordinador del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) ha sido privado del derecho a viajar fuera del país, para que no pudiera asistir al examen del Estado cubano ante el Comité del CERD.

El sábado 11 de agosto las fuerzas policiales y de la Seguridad del Estado impidieron una actividad del CIR y, detenciones y golpes mediante, un concierto de artistas que reclaman la derogación del Decreto 349.

¿Libertad de expresión para quienes pretenden obstaculizar los derechos de otros y represión para quienes reclaman derechos, quienes trabajan por alcanzar la igualdad racial?

¿Sacará algún provecho el Estado de permitir la campaña cristiana contra el matrimonio homosexual? Si al final no se aprueba esta nueva definición del matrimonio, siempre se puede decir que es el pueblo el que no está listo, no son el Parlamento ni el Partido Comunista de Cuba los que se oponen.

Hasta ahora, la doctora Mariela Castro había presentado la propuesta (parece que no hay personas homosexuales en el Parlamento cubano) en varias ocasiones, sin contar con el apoyo de ningún miembro de la Asamblea Nacional. Ahora, la decisión final está en manos del pueblo. Una mayoría heterosexual, de la que forman parte estos cristianos y ateos a los que se inculcó por décadas que la homosexualidad era inmoral, decidirá sobre el derecho de una minoría. Las personas homosexuales también tendrán voto en esa cuestión que los afecta directamente, pero son menos.

Nadie podrá decir que el Estado no ha querido ponerse a la altura de las posiciones más avanzadas en el mundo (cuando de derechos sexuales se habla), que no ha querido otorgar a las personas homosexuales los mismos derechos que a los heterosexuales. Tampoco podrá decirse que restringió la libertad de expresión a los cristianos y a quienes se oponen a ese tipo de unión.

Si existe un porciento alto de oposición a la nueva Constitución, cuando llegue el momento de refrendarla, el Gobierno podrá atribuirlo a la inconformidad de muchos con el artículo sobre el matrimonio. A la vez, las personas homosexuales están tan concentradas en la posibilidad de contraer matrimonio que podrían obviar los derechos a expresarnos sin sufrir represalias, a reunirnos libremente, a organizarnos en partidos políticos, a una expresión artística verdaderamente libre.

Si el cambio en la definición de matrimonio es finalmente aprobada e incluida en la nueva Constitución, la prensa oficial cubana dirá que gracias a la Revolución las personas homosexuales podrán en un futuro próximo contraer matrimonio. Muchas personas homosexuales sentirán que de verdadtienen que agracecer a la Revolución.

Es previsible que los cristianos y los no cristianos en desacuerdo con el matrimonio igualitario llevarán sus opiniones a las asambleas en las que se discutirá el proyecto de Constitución. ¿Teniendo en cuenta la represión sufrida hasta ahora por Madrazo, Mesa Carbonell y los artistas que se oponen al Decreto 349, qué pueden esperar si, ejerciendo sus derechos como ciudadanos cubanos, exponen sus reclamos en esas asambleas?

Considerando que la Seguridad del Estado frustró, con amenazas y detenciones, la nominación de candidatos disidentes para el cargo de delegado del Poder Popular, ¿podemos esperar que se les permita participar en las consultas sobre la Constitución y expresarse con la misma libertad que lo han hecho los cristianos promotores de la campaña contra el matrimonio homosexual?

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