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Política

Obispos cubanos expresan 'horror' ante la agresión a religiosos en Nicaragua

'Estos hechos de violencia y profanación, de crímenes y abusos de poder, resultan verdaderamente denigrantes', dicen.

La Habana

La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) manifestó "profunda tristeza y horror", ante el asalto de simpatizantes de Daniel Ortega el pasado domingo a la Basílica de San Sebastián, en Diriamba, Nicaragua.

"Estos hechos de violencia y profanación, de crímenes y abusos de poder, resultan verdaderamente denigrantes y, por ello, experimentamos el lógico sentido de fraternidad pastoral ante el momento que afrontan", dijeron los obispos cubanos en una carta dirigida al cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.

La jerarquía católica, que rara vez se pronuncia sobre la represión en la Isla y las presiones del Gobierno cubano sobre grupos religiosos, hicieron suyo un mensaje enviado el lunes por el obispo de Holguín y presidente de la COCC, monseñor Emilio Aranguren Echeverría, a los sacerdotes nicaragüenses.

"He leído lo publicado hoy (lunes) en relación con lo vivido en el día de ayer (domingo) en Diriamba, tanto las ofensas dirigidas a los obispos, al nuncio y a otras personas. ¡Qué dolor saber que aumenta el número de muertos! ¡Lo siento extraordinariamente y pido a la Madre Purísima que sosiegue a los violentos, abra la mente de los que están dispuestos a matar y se logre la armonía en el pueblo que sufre, y que la misma esté sustentada en el respeto, la justicia y el bienestar de todos!", dijo Aranguren en su mensaje.

En su carta a Brenes, publicada por la revista Palabra Nueva, del Arzobispado de La Habana, los obispos cubanos expresaron un "profundo deseo de que los caminos de perdón, diálogo constructivo y sincero, así como los anhelos de verdad, justicia y apego a la legalidad constitucional conduzcan a alcanzar una paz estable y verdadera", en Nicaragua.

"A todos los hermanos obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos, y fieles, y a todos los nicaragüenses de buena voluntad, les hacemos llegar nuestra cercanía fraterna, oración solidaria", añadieron y encomendaron a los religiosos y el pueblo nicaragüenses a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba.

El domingo, representantes de la Iglesia Católica de Nicaragua y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag fueron agredidos por simpatizantes del Gobierno de Daniel Ortega en Diriamba, donde intentaban mediar en un conflicto que sufrió una fuerte represión, reportó AP.

Imágenes difundidas por medios locales que cubrían la llegada de los líderes religiosos a la ciudad, ubicada 46 kilómetros al sur de Managua, mostraron cómo un grupo de simpatizantes con banderas del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional y personas encapuchadas rodearon al cardenal Leopoldo Brenes, al obispo auxiliar de la capital, Silvio Báez, y otros religiosos.

Brenes trató de hablar con las personas que lo rodeaban, pero no se lo permitieron. Decidió ingresar con el nuncio y demás religiosos a la Basílica de San Sebastián, pero empezó un forcejeo.

Entre ofensas y golpes, los miembros de la Iglesia finalmente lograron pasar, pero los grupos afines al Gobierno los siguieron al interior del templo y golpearon a varios religiosos, entre ellos, al obispo auxiliar Báez y al párroco de Masaya, Edwin Román. Ambos sufrieron heridas de arma blanca.

Periodistas locales también fueron agredidos.

Los religiosos viajaron a Diriamba para respaldar a las víctimas de un ataque armado cometido el domingo por policías y parapolicías. Producto de la represión, varias personas habían quedado encerradas en la Basílica.

"Todo se puede evitar cuando razonamos", dijo el obispo auxiliar Báez a Radio Corporación, después de ser herido en el brazo derecho.

El cardenal Leopoldo Brenes pidió el domingo a Ortega detener estas acciones. "Por favor, en el nombre de Dios, detengan esa acción, que va a llevar más dolor, más tristeza y, quieran o no, esta situación la cargan sobre sus hombros", dijo durante una homilía en la catedral de Managua.

La situación de Diriamba se dio dos días después de que Ortega anunciara que no está dispuesto a adelantar las elecciones como lo ha demandado una buena parte de la población nicaragüense en las calles.

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