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Política

¿Qué se puede ver en el 'Memorial de la Denuncia' y quién lo visita?

Así es el museo en el que la Seguridad del Estado cuenta su versión del 'terrorismo contra Cuba'.

La Habana

El 13 de agosto de 2017, el antiguo Museo del Ministerio del Interior, sito en 5ta y 14, Miramar, cambió de nombre. Desde entonces es el Memorial de la Denuncia, que el Gobierno presenta como un "espacio de divulgación sobre los ataques sufridos por el pueblo de Cuba". Entre ellos incluye "la inmigración ilegal fomentada por el imperialismo", "los atentados realizados al líder" y "la guerra mediática".

El Memorial es administrado por el Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, que tiene la misión de dar empaque "científico" a la versión de los acontecimientos de los últimos 60 años contada por el Gobierno, "en particular los actos dirigidos a desestabilizar la seguridad y el orden interno".

En este lugar, el dolor real de muchos cubanos —pero solo el de aquellos que interesan al régimen— se mezcla con la propaganda.

Aunque la entrada es gratuita tanto para los nacionales como para los extranjeros, el museo no recibe grandes cantidades de público. Según sus trabajadores, la causa es la dificultad de acceder al lugar. La mayoría de los visitantes cubanos son grupos organizados por los sindicatos y comités del Partido Comunista en los centros de trabajo. También las llamadas organizaciones de "amigos de Cuba", generalmente fomentadas por el Gobierno en el extranjero.

A la entrada del local, un mural de 3.478 cruces representa "las víctimas del terrorismo contra Cuba" calculadas por el Gobierno. Un "contador" formado por cubos que pueden ser actualizados en cualquier momento muestra el número.

La visita se puede realizar en solitario, pero la costumbre es que un guía dirija el recorrido. La primera escala es una habitación donde se proyectan imágenes de la explosión del vapor La Coubre. Luego está la exposición permanente de las armas utilizadas en los "atentados contra el líder". Pantallas táctiles permiten al visitante interactuar de diversas maneras con imágenes 3D de las armas. También, ver cómo se desarman y acceder a la versión oficial de la historia del atentado.

En otras pantallas hay fotos de cadáveres y personas agonizantes a causa de atentados. Una camisa manchada de sangre y agujereada que perteneció a Manuel López de la Portilla, considerado el primer mártir de la Seguridad del Estado, y un trozo del avión de Barbados son parte de esta exposición. El suelo falso de cristal deja ver una enorme cantidad de munición.

Otra de las salas del memorial utiliza proyecciones para identificar muestras de la "guerra mediática". Las portadas de sitios digitales como DIARIO DE CUBA, Generación Y, Café Fuerte y Cubaencuentro son puestas como ejemplo de "plataformas financiadas por el imperialismo para mentir sobre la Revolución".

Una proyección dedicada a la "guerra bacteriológica" muestra ojos sangrantes y supuestos planes para sembrar enfermedades en Cuba. Según los guías, esta es una de las áreas que más muestran a los niños, ya que dispone de un mapa digital de Cuba donde se pueden ver todas las enfermedades "sembradas en el país". Cada proyección es acompañada por su correspondiente pantalla táctil donde es posible "explorar la historia detrás de las imágenes".

En otra de las salas exhibe una embarcación rústica construida en los años 90 por personas que querían huir del país. Las proyecciones incluyen imágenes de cubanos cargando embarcaciones durante la "Crisis de los Balseros", el caso de Elián González y una página del diario El Nuevo Herald anunciando una revuelta en el Malecón. Entre los programas instalados en las pantallas táctiles se puede ver una "línea histórica sobre la manipulación del tema migratorio", como llama el Gobierno al éxodo constante de cubanos.

El Memorial también es usado para mostrar exposiciones de artistas plásticos. Alexis Leyva Machado (Kcho) es uno de los regulares.

A finales de junio estaba en preparación una muestra conjunta de estudiantes de la escuela San Alejandro sobre el tema migratorio. La actual es un mural que representa la Isla de Cuba formada por juguetes, algunos alejándose hacia el norte. Uno de ellos es una flauta que, dicen los guías, representa los "cantos de sirena del flautista de Hamelin que aleja a los niños".

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