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Sociedad

'El socialismo está más preparado para aceptar la diversidad sexual que el capitalismo'

Su objetivo 'es que las personas se sientan plenas, y nada más cerca de ese sentimiento de plenitud que la sexualidad', opina Francisco Rodríguez Cruz.

La Habana

"Creo que el socialismo como sistema o como propuesta de otra manera de organizar la vida, está más preparado para aceptar la diversidad sexual que el capitalismo", afirmó el periodista oficialista y activista LGBTI Francisco Rodríguez Cruz, conocido como Paquito el de Cuba, en entrevista con la revista Temas.

"En teoría, y en la práctica también —prosiguió—, el socialismo es emancipar a las personas, empoderarlas, es crear soluciones colectivas, es que se sientan plenas, y nada más cerca de ese sentimiento de plenitud que la sexualidad de las personas. Por tanto, el socialismo debería dotar de más posibilidades de sentirse plenos también en esa esfera".

En varios países capitalistas de América Latina el matrimonio entre parejas del mismo sexo está permitido (Brasil, México, Argentina, Uruguay y Colombia), en otros como Chile existe un Acuerdo de Unión Civil que regula jurídicamente las uniones de parejas homosexuales y heterosexuales que no han contraído matrimonio. Mientras Ecuador dio categoría de estado civil a las uniones de hecho entre dos personas sin importar el sexo. En Cuba, nada de esto es posible.

Sobre la política represiva del régimen contra el colectivo LGBTI durante décadas, Rodríguez Cruz sostuvo: "Los errores que se cometieron en la Revolución cubana no se puede decir que sean los errores del socialismo en ese tema como en otros. Yo creo que no es socialismo el burocratismo, que no es socialismo el voluntarismo, que no es socialismo los errores económicos que hemos cometido, pero se cometen tratando de construir el socialismo".

"Con el tema de la comunidad LGTBI en la historia de la Revolución evidentemente hubo errores que tenían que ver con la concepción científica de la época, pero también con un reforzamiento a partir de toda una mítica de la propia guerra revolucionaria que afianzó determinados patrones machistas. Esa combinación hizo que, de alguna manera, se percibieran como homofóbicas las primeras décadas de la Revolución, y con razón, lo eran. Desmontar esa cultura que se entronizó es complicado, porque va más allá incluso de la voluntad de las personas y lleva tiempo", abundó.

Asimismo, dijo que hasta la década del 2000 no se empezó "la identificación del problema y una acción organizada en función de superar esta cultura homofóbica".

"Lo que ha pasado con el activismo LGTBI en los últimos tiempos, es que ha permitido un debate crítico hacia dentro de la sociedad sin dejar de ser revolucionario, y desde las propias estructuras y líderes y lideresas de la Revolución. Las congas contra la homofobia dicen: 'No a la homofobia. Socialismo sí, homofobia no'; pensemos en cuántas manifestaciones en Cuba se le dice 'No' a algo que no sea a los Estados Unidos y al imperialismo, ¿en cuántas manifestaciones en Cuba las personas públicamente gritan contra algo que sea una limitación social nuestra? Esa es la única que recuerdo, porque ni siquiera decimos: 'No al burocratismo'", agregó.

El hecho de poder gritar "No" en la calle fue definido por el periodista oficialista como "uno de los principales aportes, una de las principales rupturas que ha permitido el activismo en los temas LGTBI".

Por otra parte, Rodríguez Cruz se refirió a la demora de los cambios en las leyes cubanas que se han anunciado desde el oficialismo desde hace años, pero que todavía no se materializan.

"Lo que pasa es que en los últimos tres años se ha hecho muy poco o casi nada desde el punto de vista de aprobación de leyes. Estos son temas transversales, es una mirada que hay que tener sobre cualquier medida que articule la sociedad, y evidentemente va a emerger en muchas discusiones futuras inmediatas o mediatas, incluyendo algunas de las leyes que se ha dicho que son necesarias y que están en cartera, como las de la reforma del Código Penal, del Código de Familia o la propia reforma constitucional que está pendiente, está anunciada pero no se ha hecho", abundó Rodríguez Cruz.

Mariela Castro, hija del general Raúl Castro, está al frente del estatal CENESEX desde donde ha intentado lavar la imagen del régimen en la represión durante décadas de la comunidad LGBTI.

El CENESEX es criticado con frecuencia porque su defensa de los derechos de la comunidad LGBTI no alcanza a los grupos críticos y a opositores al régimen.

En una reciente entrevista, la hija de Raúl Castro se escudó en que "las leyes no logran modificar los prejuicios ni las conciencias" para justificar la ausencia de una legislación para el matrimonio entre parejas del mismo sexo en la Isla.

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